Colombia se ilumina cada 7 de diciembre con la celebración del Día de las Velitas, una tradición que marca el inicio oficial de la Navidad en el territorio nacional. Esta festividad, que se lleva a cabo en pueblos y ciudades, está dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
De acuerdo con ProColombia, millones de velas y faroles de diversos colores transforman la noche en un espectáculo de luz y unidad.
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La tradición de encender velas en esta fecha tiene sus raíces en la conmemoración del anuncio del Arcángel Gabriel a María sobre su elección como madre de Jesús, un evento que, según la tradición católica, ocurrió antes de su nacimiento. Este acto simbólico se ha convertido en una de las celebraciones más queridas y representativas de la cultura colombiana, destacándose por su capacidad de unir a las comunidades en un ambiente de esperanza y calidez humana.
El Día de las Velitas no solo es significativo para los locales, sino que también atrae a turistas que buscan experimentar esta tradición única. Por eso, el portal de viajes Booking destaca que esta fecha ofrece una oportunidad para vivir una experiencia auténtica y envolvente, ya que la celebración se ha transmitido de generación en generación, manteniendo su esencia y encanto cultural. De este modo, el portal especializado en turismo propone cinco destinos para pasar el Día de las Velitas:
Villa de Leyva, Boyacá
El Día de las Velitas en Villa de Leyva tiene una atmósfera única que combina el aire festivo con la belleza histórica del lugar. Cada 7 de diciembre, la plaza principal del pueblo se convierte en un mar de luces, donde miles de velitas y faroles alumbran las calles empedradas y los edificios coloniales. Esta tradición, que se celebra en todo Colombia, cobra un carácter especial en este destino por su contexto: el contraste entre la arquitectura colonial perfectamente conservada y las luces brillantes crea una sensación mágica que atrae tanto a locales como a turistas.
La plaza central de Villa de Leyva, una de las más grandes de América Latina, se llena de colores y luces, lo que transforma el lugar en un escenario perfecto para quienes buscan una celebración más tranquila, pero igualmente vibrante. A medida que cae la noche, los residentes, con mucho entusiasmo, colocan velas y faroles alrededor de las casas, creando un recorrido luminoso que resalta la belleza del pueblo.
Cali, Valle del Cauca
Cali, la capital de la salsa, ofrece una atmósfera única para celebrar el Día de las Velitas, una de las festividades más emblemáticas de la temporada navideña en Colombia. A diferencia de otras ciudades, en Cali la celebración se extiende por toda la ciudad, desde las zonas tradicionales hasta los barrios más alejados. Las calles se llenan de velas, faroles y luces, creando un ambiente cálido y festivo que invita a locales y turistas a unirse a la celebración. Además, la comunidad caleña es especialmente conocida por su espíritu acogedor, lo que convierte esta noche en una verdadera fiesta de integración.
La ciudad, con su vibrante vida nocturna y la influencia de la salsa, transforma el Día de las Velitas en una experiencia sensorial única. Desde conciertos de música en vivo hasta encuentros espontáneos de baile en plazas y parques, Cali ofrece una celebración que no solo es visual, sino también rítmica y sonora. Las velas, que iluminan las calles, se acompañan de música, danzas y el calor humano característico de los caleños. La fiesta se vive en todos los rincones de la ciudad, con especial énfasis en lugares como el Parque de los Gatos o las riberas del río Cali, donde las familias se reúnen para compartir en comunidad.
Salamina, Caldas
Salamina, un pintoresco municipio ubicado en el corazón de Caldas, se distingue por una celebración única que combina la religiosidad, la tradición local y un entorno natural incomparable. Aquí, las velitas no solo iluminan las calles, sino que también iluminan el alma de quienes participan, creando una atmósfera de unión y esperanza que cautiva a locales y visitantes.
Una de las principales razones para elegir Salamina como destino para celebrar este día tan especial es la autenticidad de su festividad. A diferencia de las grandes ciudades, donde las celebraciones pueden perder parte de su esencia, en Salamina la tradición se mantiene viva gracias a la participación activa de la comunidad. Los habitantes del municipio se reúnen para decorar calles, plazas y casas con velas y faroles, creando un espectáculo de luces que se extiende por todo el pueblo, mientras se mantiene un ambiente familiar y cercano.
Quimbaya, Quindío
Quimbaya, en el corazón del Eje cafetero, ofrece una de las experiencias más auténticas y tradicionales del Día de las Velitas. Este pequeño pero vibrante municipio del Quindío se ha convertido en un destino ideal para quienes buscan sumergirse en la esencia de la Navidad colombiana. El ambiente festivo en Quimbaya es incomparable, ya que aquí la celebración del 7 de diciembre se vive con un sentido de comunidad y pertenencia que hace de este evento algo muy especial.
Lo que distingue a Quimbaya en comparación con otras ciudades es la forma en que la comunidad local se involucra activamente en la organización de la festividad. La gente sale a las calles para colocar sus velitas y faroles, creando una atmósfera mágica en todo el municipio. Esta celebración no solo se limita a los habitantes de la localidad, sino que invita a los visitantes a ser parte de una tradición profundamente arraigada en el pueblo. Las familias, amigos y vecinos se reúnen en las plazas, parques y alrededores de las iglesias, donde el calor humano y la luz de las velas se combinan en una noche llena de esperanza y recogimiento.
Nobsa, Boyacá
En este pequeño municipio, reconocido por su riqueza artesanal y su espíritu comunitario, las luces de las velas no solo iluminan las calles, sino también los corazones de quienes participan en este evento lleno de significado.
El parque principal de Nobsa se convierte en el epicentro de la festividad. La comunidad, unida por un fuerte sentido de pertenencia, decora cuidadosamente este espacio con faroles elaborados a mano y una profusión de velas que resaltan la arquitectura colonial del lugar. Las familias se reúnen en este punto de encuentro, encendiendo sus velas como símbolo de esperanza y agradecimiento, mientras se escuchan villancicos y se comparten tradiciones culinarias que han pasado de generación en generación.