La fascinación por el Antiguo Egipto sigue alimentando descubrimientos sorprendentes, y este caso no es la excepción. Resulta que un artefacto de más de 2.000 años de antigüedad, que estuvo en un museo durante casi cuatro décadas, captó recientemente la atención de los investigadores por su valor histórico y cultural. Se trata de una taza hecha a mano que fue donada al Museo de Arte de Tampa en 1984, sin que en ese momento se conociera la magnitud de su importancia.

Este objeto, creado antes del nacimiento de Jesucristo, llama la atención no solo por su antigüedad, sino también por la figura de una deidad del Antiguo Egipto que tiene grabada. Ahora, expertos en arqueología están estudiando esta pieza con mucho interés para entender su historia y el papel que pudo tener en la cultura y las creencias de esa época.

Todo se dio a conocer por un reciente informe publicado en Scientific Reports, que podría haber resuelto el misterio de esta antigua taza, tras realizar una serie de escaneos detallados. Creada alrededor del año 200 a. C., hacia el final de la civilización del Antiguo Egipto, la pieza muestra una representación del Dios Bes, conocido como el protector del hogar y símbolo de alegría y fertilidad. Según los científicos a cargo de esta investigación, este objeto habría tenido un propósito específico, que ahora comienzan a descifrar gracias a los avances tecnológicos.

En la taza de la imagen de vez encontraron componentes psicodélicos en su interior, ofreciendo pistas sobre su posible uso ritual

Los detalles del sorprendente hallazgo

“Los egiptólogos llevan mucho tiempo especulando sobre el uso que se les podría haber dado a las tazas con la cabeza de Bes y sobre qué tipo de bebida se podía utilizar, como agua sagrada, leche, vino o cerveza”, explicó el coautor Branko van Oppen, curador de arte griego y romano del museo, en un comunicado publicado en The Smithsonian. Asimismo, agregó: “Los expertos no sabían si estas tazas se utilizaban en la vida cotidiana, con fines religiosos o en rituales mágicos”.

En relación con esto, un análisis químico avanzado del artefacto reveló la presencia de componentes psicodélicos en su interior y ofreció pistas sobre su posible uso ritual. Los investigadores encontraron restos de peganum harmala, una planta cuyas semillas son conocidas por generar alucinaciones y visiones oníricas. Además, identificaron trazas de loto egipcio, una flor empleada en el Antiguo Egipto como sedante suave, capaz de inducir breves estados de euforia. Por ende, se sugiere que la taza pudo haber sido utilizada en ceremonias o prácticas destinadas a alterar la percepción y el estado mental.

Una estatua de Bes, el antiguo dios egipcio de la fertilidad

Además de los ingredientes vinculados con efectos psicodélicos, dentro de la taza se hallaron restos de regaliz, uvas, semillas de sésamo, piñones, miel y alcohol, lo que sugiere una mezcla compleja posiblemente destinada a rituales o celebraciones. Por otro lado, estudios previos también detectaron la presencia de sangre y otros fluidos corporales, elementos que podrían estar relacionados con prácticas ceremoniales de la época. Como si eso fuera poco, el coautor Enrico Greco, químico de la Universidad de Trieste en Italia, dio más detalles. “Se identificaron proteínas de la sangre, del moco vaginal y posiblemente de la leche materna”, mencionó y opinó: “Estos fluidos pueden haber tenido un significado simbólico o ritual, enfatizando temas de vida, fertilidad y regeneración”.

Por su parte, Davide Tanasi, arqueólogo de la Universidad del Sur de Florida y autor principal del estudio junto con Greco, planteó que la enigmática taza podría haber sido utilizada en “rituales de incubación”. Según explicó, en el culto griego a Asclepio, dios de la medicina, los adoradores enfermos debían pasar la noche en el santuario con la esperanza de que el Dios los visitara y los curara a través de sueños, los cuales eran inducidos mediante drogas suministradas por sacerdotes.

En conclusión, este hallazgo no solo confirma una práctica común en la antigüedad, sino que también encuentra paralelismos en otras culturas posteriores. Ahora, los investigadores planean profundizar el análisis del artefacto para ver si pueden encontrar más información sobre su propósito.