En medio del plan del Gobierno para avanzar en una modernización del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), se conocieron una serie de cartas de exdirectores y consejeros del organismo con la consigna de frenar su “desguace”. Hubo rechazo a la posible venta de campos experimentales que se destinan a ensayos, trabajos de investigación o productivos.
Así, el Consejo Regional Patagonia Norte-INTA, y sus representaciones, informó que están en desacuerdo con un manuscrito difundido recientemente como Plan de Gestión para el INTA, dado que su aplicación redundaría en una desarticulación del organismo. Según mencionaron, el INTA es un organismo de alta dinámica que, desde su creación, viene transformándose en forma continua para dar respuesta a las demandas y desafíos que el sector socio-productivo plantea. Estas “transformaciones fueron posibles por medio de un trabajo conjunto entre el sector público y el privado, utilizando los mecanismos institucionales existentes. Por ello, es vital el consenso de todos los actores, analizando las particularidades regionales y los efectos que los cambios puedan generar”, señalaron.
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Mencionaron que desde ese Consejo Regional han aportado durante más de un siglo al crecimiento económico y desarrollo regional, destacándose en las cadenas frutícola, hortícola y ganadera. “En todos estos sectores se produce y agrega valor para el mercado regional, nacional e internacional”, puntualizaron. Por eso, citaron que el INTA es una institución al servicio de toda la comunidad, y cada uno de sus miembros juega un papel crucial, ocupando posiciones en las diversas áreas del quehacer institucional por medio de los correspondientes concursados de oposición y antecedentes para su ingreso al organismo. No se evidencian ingresos compulsivos desde hace más de una década, sino que, por el contrario, se aprecia una reducción sostenida de Recursos Humanos, por encima del 20%”, ejemplificaron.
Entre otros puntos, el plan del gobierno propone revisar las vinculaciones internacionales de los Programas Procisur y Fontagro, convenios internacionales y los sistemas de información, tecnología y procesos. “Esta propuesta realizada en un período muy corto de tiempo aspira a convertir el INTA en una Agencia de Ciencia y Divulgación, con una amplia participación de actores y sectores privados, que se ocupen de una agenda agroexportadora. Se postergaría de esta manera a los pequeños y medianos productores, las pymes del ámbito agroalimentario y forestal y programas como Pro-huerta, de alto impacto social en los sectores de menores recursos”, indicaron.
Desde el Consejo del Centro Regional Patagonia Sur -INTA resaltaron que “el rol del INTA en la región ha sido y es trascendental, aportando información, conocimientos, servicios estratégicos y capacitaciones, y dinamizando espacios interinstitucionales de desarrollo. Para continuar estas acciones es necesario contar con presencia territorial y con equipos integrados por personas sólidamente formadas y motivadas”.
En tanto, en el Consejo Centro Regional Entre Ríos también expresaron su preocupación por la puesta en marcha en forma inminente de programas de reestructuración orquestados por el Gobierno. Resaltaron que “una institución modelo por su gobernanza y los mecanismos de participación que a lo largo de su historia han marcado la toma de decisiones en todos los planes y proyectos de corto, mediano y largo plazo”.
“Creemos indispensable en esta ocasión, conscientes de la importancia de repensar al INTA, en su rol como referente nacional e internacional en investigación y desarrollo y en transferencia e innovación tecnológica, reafirmar con convicción, que el desafío de elaborar y llevar a cabo un plan de reestructuración de bases sólidas es posible a través de un debate responsable de las propuestas de mejora en todas las instancias de gobernanza vinculante que la institución tiene”, precisaron.
En esa línea, se conoció una carta firmada por 29 exdirectores a lo largo y ancho del país en la que citaron, que si no garantizan que el INTA corporice una política de Estado por encima de los intereses sectoriales público privado y gubernamentales, se verá reducido el carácter estratégico para el que fue creada. “Nuestras instituciones públicas han estado sometidas a lo largo de su existencia al proceso pendular y divergente de la historia política de nuestro país, reduciéndolas a veces a la situación de un simple organismo público, zigzagueante entre la amenaza de la privatización y la cooptación de su identidad y sentido de pertenencia”, precisaron.
Además, señalaron que el INTA no ha escapado a esta confrontación, que ha debilitado su cohesión interna y vinculación amplia con la sociedad en diferentes períodos de su vida, socavando los principios rectores que justificaron su creación. “En los días que transcurren, el sector de ciencia y tecnología y el INTA en particular, comprometidos directamente con la generación de conocimiento e intervención en el sistema tecno-productivo, ambiental y social, están sometidos a propuestas de ajustes presupuestarios, reducción de personal y modificaciones estructurales que debilitarán y comprometerán su funcionamiento para el aporte futuro al desarrollo nacional, regional y territorial del país”, manifestaron.
Y siguieron: “Son innumerables los aportes del INTA en genética y mejoramiento vegetal y animal, en la custodia del patrimonio nacional del germoplasma mediante bancos de semilla, en la sustentabilidad de los sistemas productivos, en la salud animal y vegetal y en la calidad y el valor agregado de las cadenas agrobioindustriales. Como también en el sistema de extensión, a través de la asistencia técnica, capacitación y acompañamiento organizacional de los productores en los diferentes territorios. Debiendo mencionar, en particular, el asesoramiento a más de 60.000 productores asociados al programa Cambio Rural en sus 30 años de vida, o contribuyendo a mejorar la alimentación de cientos de miles de argentinos/as con el programa Pro-Huerta, ambos programas desactivados en 2024″.
Según mencionaron, los espacios institucionales, como son el Consejo Directivo y los Consejos de Centros Regionales y de Investigación más los Consejos Locales, formados mayoritariamente por representantes de organizaciones receptoras de su accionar, constituyen a su vez, el control social de la institución.
En tanto, en un mensaje, Carlos Milicevic, exintegrante del INTA indicó: “Como exempleado, representante de Coninagro en el consejo regional de Patagonia Sur, y exdirector del Consejo Directivo del Inta veo con extrema preocupación la situación actual de incertidumbre y riesgos por los que atraviesa. En los documentos oficiales que circulan poco se visualiza de posible mejora en la calidad institucional, o de nuevas estrategias y políticas científico tecnológicas; solo propuesta de achique y venta de activos”.
Agregó: “Seguramente el INTA merezca una revisión, modernizarse y aggiornarse al momento, pero las propuestas no irían en esa dirección. Recordemos que momentos como este no son nuevos, vale recordar las iniciativas privatizadoras de los noventa, o sendos desfinanciamientos sufridos en diferentes etapas. El INTA es una institución prestigiosa tanto en el país como el extranjero”.