Este lunes, se mostraron a la prensa los retratos fotográficos hechos por la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz (Connecticut, 1949) a los reyes de España, Felipe VI y Letizia, encargados para inmortalizar a los monarcas en la colección de retratos reales del Banco de España, que pagó a la artista 137.000 euros. Es la primera vez que se utiliza la fotografía para la “inmortalización” (por medio de la imagen) de los reyes españoles. El desplazamiento de la pintura por la fotografía en la tradición de los “retratos regios” podría interpretarse como un signo de “plebeyismo” en la Casa Real de España. Sin embargo, para el díptico, la reconocida y multipremiada fotógrafa se inspiró en los grandes retratistas españoles como Francisco de Goya y, en especial, Diego Velázquez, autor de Las meninas y retratista, entre otros, de Felipe IV, la reina Mariana de Austria y la reina Isabel de Borbón, antecesora en el trono del actual rey (el artista supo captar la pompa real con la sensación de cercanía). Gracias a sus majestuosas fotos, de 223,52 x 170,18 cm cada una, Leibovitz se volvió trending topic en redes sociales.

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En 2013, el entonces príncipe y Letizia le habían entregado a Leibovitz, que fue pareja de la escritora Susan Sontag (autora de Sobre la fotografía), el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades; en aquella ceremonia, Felipe VI dijo que era una fotógrafa “universal” y una de las personas “que con más intensidad y con más sentido estético ha desarrollado su obra”. Leibovitz les devuelve ahora sus imágenes tomadas con un ángulo bajo y horizonte inclinado, que agrega dramatismo y realce a la escena. Los retratos se hicieron el 7 de febrero, en el salón Gasparini del Palacio Real, construido durante el reinado de Carlos III.

En pose natural, con uniforme de gran etiqueta y varias condecoraciones, el retrato de Felipe incluye un espejo,

El rey Felipe VI, de pie y con una pose natural, viste el uniforme de gran etiqueta del Ejército de Tierra, de color azul marino, y sobre la guerrera luce el fajín de seda de color rojo de Capitán General y varias condecoraciones; cruzada sobre el pecho, la banda de la Gran Cruz de la Orden de Carlos III. En el retrato aparecen elementos del retrato clásico, según explicó a la prensa la historiadora del arte española Yolanda Romero, curadora de la muestra La tiranía de Cronos, en que la se exhiben las fotos hasta el 29 de marzo de 2025. “El espejo, que es un símbolo de la realidad y la verdad; la mesa [en la que el rey apoya una mano], una lámpara de araña, el reloj, una puerta abierta con cortinajes”, detalló Romero.

En el de la reina, también con luz natural, Letizia aparece “despojada de la diadema real y la banda de Carlos III”, dijo la curadora, e indicó que lleva puesto un vestido negro y una capa de gala en seda rojiza, de los años sesenta, ambos del diseñador español Cristóbal Balenciaga, cedidos por la Fundación Antoni de Montpalau. También luce un collar de chatones -que el rey Alfonso XIII le había regalado a su esposa Victoria Eugenia de Battermberg-, aros de brillantes y un anillo en el dedo índice, de la casa Coreterno, que lleva inscritas las palabras “Amor che tutto move” (”El amor todo lo mueve”), frase inspirada -no textual- en el último verso de La Divina Comedia, de Dante Alighieri: “L’amor che move il sole e l’altre stelle” (”El amor que mueve el sol y las demás estrellas”).

“Annie Leibovitz trabajó con plena libertad”, afirmó Reyes, y contó que la fotógrafa decidió “romper el protocolo” y despojar a la reina de la diadema. Letizia siguió las indicaciones de Leibovitz hasta lograr la impactante pose y el rey llevó tres clases de prendas: “El uniforme, el chaqué y un frac”, dijo [quedó el uniforme]. “Leibovitz es muy meticulosa, hizo muchas pruebas y ha elegido hasta los marcos”, agregó la curadora.

Impactante, Letizia, con un vestido negro y una capa roja de Balenciaga

Son obras muy pictóricas, envolventes, realizadas en tela, impresas en Estados Unidos y de edición única”, explicó Romero, que consideró que la fotógrafa había sabido recoger la tradición de los “retratos regios” y renovarla.

El díptico, que parte de una misma escena (el sillón a la derecha en la foto de Felipe VI “continúa” a la izquierda en la de Letizia), constituye el primer conjunto de retratos para el que se ha utilizado la fotografía. La colección del Banco de España refleja la historia de la Casa Real de España desde 1782, por iniciativa del rey Carlos III, cuando nació como el Banco de San Carlos.

Estos retratos, que estarán en la sala del Consejo del Banco de España, se incorporan a la colección junto a los de Carlos III realizado por Goya; el de Carlos IV de Mariano Salvador Maella; el Isabel II, de Federico de Madrazo, el de Alfonso XIII, pintado por José Villegas y Cordero o más reciente, el de los reyes Juan Carlos I y Sofía realizado por Carmen Laffón.

Los retratos de Leibovitz se hicieron con motivo del décimo aniversario del reinado de Felipe VI, a lo que se añaden los veinte años de matrimonio con Letizia Ortiz.

No es la primera vez que Leibovitz retrata a reyes. En dos ocasiones fotografió a la reina Isabel II: en 2007, en el Palacio de Buckingham, donde mostró la pompa y el boato de la corte, y en 2016 en el castillo de Windsor con sus nietos y bisnietos, su marido, la princesa Ana y a sus perros corgis. También retrató a Richard Nixon al abandonar la Casa Blanca, a la familia Obama, a Hillary Clinton y al expresidente de la Unión Soviética Mijaíl Gorbachov.

En 2003, los reyes de España (entonces Juan Carlos I y Sofía) encargaron al grupo Mondongo retratos suyos y del entonces joven príncipe. Los artistas argentinos usaron, irónicamente, vidrios pintados (“espejitos de colores”) y también se inspiraron en Velázquez. “Escogimos el vidrio porque tiene que ver con el reflejo -dijeron-. En Las Meninas, de Velázquez, los reyes están reflejados. Además, los reyes funcionan como espejo en el cual se quiere reflejar el pueblo español”.