Soledad Silveyra siempre apuesta al amor y a lo largo de su vida tuvo varias parejas, aunque su gran compañero fue José Jaramillo, padre de sus hijos, Baltazar y Facundo. Se enamoró de actores, de políticos, tuvo algo con un campeón del mundo y hasta le inventaron romances que no fueron. Hoy, a los 72 años, lejos de retirarse del amor, la actriz vive un romance que le hizo sentir mariposas en la panza después de mucho tiempo.
El afortunado se llama José Luis Vázquez y es un argentino radicado en Buzios (Brasil) desde hace cuarenta años y dueño de una posada y un restaurante. Se conocieron el año pasado, cuando Solita fue a descansar unos días, luego de una larga temporada teatral con Dos locas de remate. Hace algunas semanas se dijo que se habían separado, pero la actriz lo desmintió en la mesa de Mirtha Legrand: “Soy muy feliz y sigo de novia. Mi José es un hombre maravilloso. Tiene una posada en Buzios, y yo fui a pasar diez días. Lo conocí el segundo día. Charlamos durante los ocho días restantes hasta que me conquistó. No es un hombre rico ni nada por el estilo. Tiene un año más que yo, 73, y está perfecto”, aclaró. Luego reconoció que no es fácil enamorarse a su edad: “No es tan fácil. Pero bueno, acá se dio algo químico. Se dio algo humano, maravilloso”.
Su primer gran amor
Su primer gran amor fue José María Jaramillo. Se conocieron en una reunión de amigos en común en 1970 cuando ella tenía apenas 18 años y hacía rato que trabajaba en televisión. Él estudiaba sociología y trabajaba en una heladería en La Salada. Dicen que para él fue amor a primera vista y se propuso conquistarla. Flores, llamados telefónicos, piropos. Un día fue al buscarla al set de filmación de Gitano, que ella filmaba junto a Sandro. Ese gesto terminó de convencerla y se casaron ese mismo año, el 11 de octubre. El 12 de agosto de 1971 nació Baltazar, y el 30 de diciembre del 1973, Facundo. Se separaron en 1982, pero nunca se divorciaron y mantuvieron una muy buena relación hasta la muerte de Jaramillo, en 2009.
“Me enamoré muchas veces, soy fatal. Me enamora la cabeza de los hombres, lo que piensa, lo que sabe. Pero nunca duraron más de cinco años, y a veces mucho menos. Lo de Jaramillo fue distinto. Siempre fuimos los padres de nuestros hijos y fue mi gran compañero, aun después de separarnos”, ha dicho la actriz, en más de una ocasión, sobre el padre de sus hijos.
El actor que le movió el piso
“Miguel Ángel Solá fue una gran pasión en su momento. Después estuvimos mucho tiempo sin hablarnos”, le contó LA NACIÓN hace algunos años. Se conocieron haciendo El hombre elefante en teatro, en 1981, y volvieron a trabajar en cine, en La casa de las siete tumbas. El romance duró dos años, pero fue puro fuego.
Dicen que el actor le escribía poemas y ella se derretía de amor. El asunto no terminó bien y por mucho tiempo no se hablaron. Hace unos años, Solita recordó que un día lo encontró en los pasillos de Canal 13: “Yo estaba caminando con Antonio Gasalla y de golpe pasó él y me llevó puesta. ¡Me pechó! Me acuerdo de que Antonio me preguntó ‘¿qué le pasa a este con vos?’ Tuvimos un encuentro en Buenos Aires y después un reencuentro en Mar del Plata. Nos habíamos conocido en Villa Carlos Paz, durante una temporada teatral. Él pasaba remando en kayak y La China (Zorrilla) me decía ‘¡cómo rema este pibe por vos!’ Luego, empezó a enviarme poemas a través suyo. Lo nuestro fue una gran pasión, por él me separé de Jaramillo. Duró poco, solo dos años, pero fue sin dudas una gran pasión.
Y sumó: “Nuestro reencuentro en Mar del Plata fue breve y todo terminó con una situación desopilante… Un día Miguel Ángel fue a una fiesta a lo de Carlín Calvo, en Constitución, y yo pensé ‘este me está siendo infiel’. Porque esas fiestas se llenaban de minas divinas. ¿Entonces qué hice? Me fui para allá sin avisar y, sigilosamente, atravesé cuerpo a tierra todo el perímetro de la casa quinta. Sí, arrastrándome por el césped. Para esto, obviamente, primero tuve que traspasar los alambrados, donde me lastimé la espalda. Hasta que, toda embarrada, me le aparecí entre las plantas y le grité ‘hijo de p…’ Hoy recuerdo esa situación y no paro de reírme”.
El intelectual
Solita y David Viñas se conocieron a mediados de los 80 por amigos en común, y ella reconoció muchas veces que fue un hombre importante en su vida. Viñas le llevaba 20 años, pero eso no fue un impedimento para concretar la relación que duró varios años; cuando se separaron, continuaron la amistad hasta que él falleció. “Mi vínculo con David tenía mucho que ver con Sartre y Simone de Beauvoir. Yo no era obviamente Simone de Beauvoir: no soy académica, soy una actriz popular. Era una relación de pareja abierta, donde yo me tenía que bancar a las alumnas. Pero eso me divertía mucho, tratándose de un veterano. Fue una hermosa relación, aprendí muchas cosas”, contó en su momento.
Solita y la política
“De Hernán Lombardi nunca me imaginé enamorarme, pero me ganó su cabeza, lo mismo que con Chacho Álvarez”, aseguró en una entrevista en un programa de Moria Casán. Lombardi y Silveyra se conocieron en 1989, en Mar del Plata, y estuvieron juntos durante ocho años. Lombardi contó en un programa de Radio la Red que hicieron “una fecundación in vitro”: “La gente no sabe a veces lo traumático que es el fracaso de la fecundación porque te pone frente a tus impotencias. Creo que la tensión que se generó en torno a la búsqueda de un embarazo terminó por romper la pareja”. De todas maneras, mantienen hasta el día de hoy una buena relación.
A Chacho Álvarez lo conoció en 2008 y este romance no dejó buenos recuerdos en la actriz. Hace un tiempo, al hablar en el programa de streaming de Ángel De Brito, se sinceró al respecto: “Fue una relación difícil con Chacho. Es un tipo muy honesto, pero yo sufría porque era un poco psicópata; muy infiel. Siempre encontraba algo: una bombachita, un corpiñito, un pincel… Y tenía unas hijas maravillosas que lo cubrían. Con él me retiré. Dije: ‘basta, no quiero sufrir más’. Era un infiel. A veces pienso que fue más una ilusión que una realidad. La gente decía que éramos una pareja hermosa, pero se trató más de una ilusión que de una realidad, y fue más de la gente que de la pareja”. Estuvieron juntos dos años.
Los amores que no fueron
Alguna vez Soledad Silveyra reveló que había tenido “algo” con Diego Armando Maradona. “Diego quería conocer a Mónica Helguera Paz (su personaje en Rolando Rivas, taxista). Tuvimos una charla y le dije que se encontraba con ella y no con Solita. Fue una hermosa charla en la que le bajé línea todo el tiempo sobre la responsabilidad importante que tenía como deportista. Él bajaba los ojos y yo le seguía hablando (risas). No tuve ninguna relación física, pero sí un monólogo para formar a un joven que no solo no me escuchó, sino que también lo olvidó porque lo encontré muchos años después y no se acordaba nada (risas). Mi amor con Diego Maradona es un mito”.
También es una leyenda urbana que Solita tuvo un romance con Claudio García Satur cuando protagonizaban la exitosa novela de Alberto Migré, Rolando Rivas taxista. Hace un tiempo, el actor contó en La Once Diez que había estado enamorado de Solita. Y la actriz aclaró: “¡Me contaron que dijo que había estado enamorado de mí! ¡Este Claudio! Yo no lo sé, porque nunca me lo dijo, pero después del primer año me fui de la novela… Por algo debe haber sido (risas). Me fui para preservar mi matrimonio porque yo estaba muy enamorada de José María Jaramillo, mi marido. Por eso Alberto Migré no se enojó tanto y después hice Pobre diabla”, concluyó.