Otro final tumultuoso para el cada día más patético torneo argentino. Esta vez fue en Rosario, donde Newell’s le ganó por 2 a 1 a un Independiente que, pese a su pobreza futbolística tuvo derecho a la queja: el VAR convalidó a toda velocidad un gol sin que ninguna imagen pueda garantizar que la pelota cruzó íntegramente la línea; y el árbitro Andrés Merlos toleró hasta la exageración las pérdidas de tiempo del equipo local, incluso durante los diez minutos de descuento que dio al final del partido. La tarjeta roja a Joaquín Laso, después del últimos silbatazo, fue la consecuencia inmediata de la protesta generalizada.

Nada de esto, sin embargo, exime al equipo de Avellaneda de la responsabilidad en su derrota. En los últimos años, el Rojo ha patentado una triste especialización: fallar en los días marcados para dar el paso que divide una opción teórica de una posibilidad concreta.

Independiente y su frustración: una derrota que lo aleja de la próxima Copa Libertadores

La situación se repetía en el Parque Independencia. Los resultados de la fecha y el título conquistado por Racing en Asunción le habían abierto al conjunto de Julio Vaccari la puerta para pelear por un lugar en la Libertadores 2025. Y en menos de 60 segundos la cerró y tiró la llave por la ventana. En la primera jugada, Matko Miljevic buscó con una cortada la espalda siempre accesible de Damián Pérez. Por ahí se filtró Mateo Silvetti. El veterano lateral fue tarde al piso y tocó al delantero, Andrés Merlos dejó seguir, pero el VAR lo corrigió. Penal, disparo de Éver Banega y 1-0.

La prematura ventaja fue un bálsamo para la Lepra, que encaró el partido envuelto en un clima muy hostil. Con el gol a su favor, Newell’s se desentendió de la pelota, se refugió en su campo, y esperó que la escasez de talento, variantes y funcionamiento colectivo que suele ofrecer el Rojo cuando se encuentra en la obligación de desacomodar a una defensa cerrada le diera una mano. Acertó.

Lo mejor del triunfo de Newell’s

El dominio estéril de la visita fue testigo de una mezcla de malas elecciones en centros y pases finales, y una alarmante falta de finura en la definición. Aun así contó con dos opciones claras, y en ambas se lució Lucas Hoyos, a los 24 desviando hacia un costado un derechazo de Diego Tarzia y a los 28, tapándole un remate violento y cercano a Santiago Hidalgo.

Merlos frente al VAR al minuto de juego, cuando sancionó el penal para Newell's

La vuelta del vestuario calcó la historia casi de manera exacta. A los 90 segundos, Merlos dejó seguir ante una falta sobre Miljevic, Leonel Vangioni despachó el centro pasado, Banega la devolvió al centro, se produjo un flipper entre Juan Manuel García y Joaquín Laso, y desde el VAR, Fernando Espinoza determinó que la pelota había atravesado en su totalidad la línea cuando la rechazaba Rodrigo Rey. De nada sirvió el reclamo del arquero y 2-0.

Para que todo sea igual, Hoyos salvó una vez más su arco con otra tapada sensacional ante Hidalgo a los 23 que le costó un golpe de la rodilla contra el poste. Su atención hasta que dejó la cancha motivó un sinfín de interrupciones que fueron el origen de las quejas finales del banco visitante. Merlos sorprendió dando diez minutos de descuento y en ellos llegó el descuento de cabeza de Alexis Canelo, pero nada más, porque el resto del tiempo el juego estuvo parado. Todo el equipo visitante se fue encima de Merlos tras el final; del tumulto salió una roja para Laso.

Newell’s terminó festejando su día de suerte. Tuvo contundencia para golpear en el arranque de cada etapa y un arquero en estado de gracia. Pero sobre todo, contó con la fragilidad de un Independiente especializado en decepcionar cada vez que genera una ilusión.