En los últimos años, la kombucha irrumpió en el mercado occidental y ganó adeptos en todo el mundo, tanto por su sabor particular como por los beneficios para la salud con los que se la asocia. Se trata de una bebida fermentada que se elabora a partir del (generalmente negro o verde), el azúcar y el SCOBY, una colonia simbiótica de bacterias y levaduras (Symbiotic Culture of Bacteria and Yeast).

Este último es el responsable de la fermentación, un proceso mediante el cual las bacterias y levaduras presentes en la colonia (Acetobacter y Saccharomyces) consumen el azúcar y producen ácidos antioxidantes, vitaminas del grupo B, trazas de alcohol y pequeñas cantidades de dióxido de carbono, que le dan su característica efervescente. El resultado es una bebida ligeramente ácida y burbujeante que combina lo mejor del té y los beneficios de los probióticos.

El interés por la kombucha no es casual: se inserta dentro del auge del consumo de bebidas y alimentos fermentados, como lo son también el kéfir, el yogur, el kimchi y el chucrut, entre otros. Estos productos fermentados ganaron popularidad por sus beneficios probióticos para el sistema digestivo: al consumirlos, los compuestos bioactivos pasan al intestino, donde contribuyen a una microbiota saludable cuando se incluyen regularmente en la dieta.

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¿Qué es el SCOBY?

Visualmente, el SCOBY es un disco gelatinoso de aspecto translúcido y textura viscosa que flota en la superficie del té durante el proceso de fermentación. Su función principal es fermentar el té endulzado al transformar el azúcar en ácidos orgánicos, gases y vitaminas. Las bacterias y levaduras en el SCOBY trabajan en conjunto: las levaduras descomponen los azúcares en alcohol y dióxido de carbono, mientras que las bacterias convierten el alcohol en ácidos como el acético, que le da a la kombucha su sabor ácido y distintivo.

El SCOBY actúa como un “biofiltro” que protege el líquido de agentes externos que podrían afectar el proceso

Además de ser clave en la fermentación, el SCOBY actúa como un “biofiltro” que protege el líquido de agentes externos que podrían afectar el proceso, actuando como una barrera natural contra contaminantes.

Origen y evolución de la kombucha

Se cree que la kombucha tiene sus raíces en China hace más de 2000 años, en donde se le conocía como “el té de la inmortalidad” y era valorada por sus propiedades para revitalizar el cuerpo y mejorar la longevidad. Con el tiempo ganó popularidad en el resto de Asia, especialmente en Japón -en donde obtuvo el nombre- y Corea y a principios del siglo XX su consumo se extendió a Rusia y Europa del Este.

En Occidente, la kombucha comenzó a ganar protagonismo durante los años 90, pero fue en la década de 2010 cuando alcanzó su auge comercial y se consolidó como un símbolo de la cultura wellness, tendencia que ha continuado en aumento hasta la actualidad.

Para tomar dimensión del boom que vivió el producto en los últimos años: en 2021 el mercado global de kombucha se valoraba en 2.640 millones de dólares y se espera que alcance los 9.700 millones de dólares para 2030. Los datos se desprenden de la consultora Grand View Research. Este crecimiento fue impulsado en parte por la entrada de grandes marcas como PepsiCo, que en 2016 adquirió la marca KeVita, una de las principales productoras de kombucha, consolidando la bebida en el mercado general.

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¿Qué beneficios tiene la kombucha?

La kombucha se asocia con diversos beneficios para la salud. El principal y más directo es, de acuerdo con Linda Jungwirth, licenciada en Ciencias de la Nutrición y Biotecnología, especializada en microbiología, sus efectos probióticos y prebióticos en la salud intestinal. “Los alimentos fermentados como la kombucha tienen un impacto positivo en el intestino porque fortalecen las comunidades de bacterias beneficiosas dentro del microbioma intestinal al mismo tiempo que suprimen las comunidades dañinas”, explica.

En este sentido, Jungwirth subraya la importancia de fortalecer el desarrollo de bacterias “buenas” en nuestro microbioma, puesto que estas ayudan a descomponer correctamente los alimentos que ingerimos; juegan un rol clave en la conexión intestino-cerebro, que a su vez afecta nuestro estado de ánimo, y promueven la formación de uniones estrechas entre las células intestinales (aquellas que no abundan en las personas que sufren del llamado intestino permeable, asociado también a una inflamación crónica).

Sobre el segundo punto, la experta señala que la kombucha contiene varios compuestos bioactivos que funcionan como antimicrobianos y combaten patógenos en el microbioma intestinal. “Estos incluyen bacteriocinas producidas por bacterias de ácido láctico, compuestos fenólicos derivados de las moléculas polifenólicas del té, ácidos acéticos producidos por bacterias de ácido acético, minerales como magnesio, calcio y potasio, que funcionan como cofactores para el sistema inmunológico y los propios microbios del SCOBY, que al ser consumidos pueden competir con bacterias dañinas en el intestino, superándolas en cantidad”, detalla Jungwirth.

Para hacer kombucha se necesita té, azucar, fruta y un SCOBY

Otro de los beneficios para la salud que menciona Jungwirth es la desintoxicación del cuerpo. “Durante la fermentación, la kombucha produce ácido glucurónico, conocido por tener propiedades desintoxicantes, que se une a toxinas y facilita que el hígado las elimine del cuerpo”, indica.

A su vez, resalta la presencia de compuestos fenólicos, que tienen propiedades antioxidantes y, neutralizando a los radicales libres, reducen la inflamación, y de vitaminas C y del complejo B (específicamente, las B1, B2, B6 y B12), que tienen múltiples beneficios para el organismo.

Beneficios de la kombucha

Si bien los efectos del consumo de kombucha en el organismo humano todavía tienen que ser investigados y estudiados, son varios los informes que respaldan sus beneficios. Jungwirth coincide con los siguientes:

  • Promoción de la salud digestiva: los probióticos presentes en la kombucha ayudan a mantener una microbiota intestinal saludable, facilitando la digestión y ayudando a prevenir problemas digestivos, reducir la inflamación y mejorar la absorción de nutrientes.
  • Refuerzo del sistema inmunológico: un intestino saludable es clave para la inmunidad, ya que el 70% del sistema inmune se encuentra en el tracto digestivo. Al mejorar el equilibrio bacteriano intestinal, los probióticos de la kombucha ayudan a fortalecer las defensas naturales del organismo, lo cual puede reducir el riesgo de infecciones.
  • Propiedades antioxidantes: los polifenoles del té se descomponen en compuestos fenólicos más pequeños que tienen propiedades antioxidantes, neutralizando los radicales libres y reduciendo la inflamación.
  • Desintoxicación del hígado: durante la fermentación de la kombucha se generan ácidos orgánicos, como el ácido glucurónico, que contribuye a la eliminación de toxinas del hígado.
  • Mejora en los niveles de energía: la kombucha contiene pequeñas cantidades de cafeína (por el té) y vitaminas del complejo B, que son conocidos por sus efectos energizantes.
  • Regulación del estado de ánimo: las bacterias de ácido láctico están asociadas con efectos anti-ansiedad y de resistencia al estrés, estás actúan en el intestino, que a su vez está conectado con el cerebro.

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¿Cómo se prepara la kombucha?

El proceso de producción de kombucha sigue pasos específicos que aseguran su sabor y textura. Los ingredientes básicos son sencillos: té, azúcar y un SCOBY. A continuación, uno por uno:

  1. Preparación del té: hervir agua e infusionarla con té (negro o verde) y azúcar en un frasco de vidrio limpio. Esto le va a dar a las bacterias y levaduras los nutrientes necesarios para crecer.
  2. Fermentación inicial: una vez a temperatura ambiente, agregarle el SCOBY y una pequeña cantidad de kombucha de una tanda anterior, que actúa como iniciador. Luego, cubrir el frasco con una tela limpia para permitir que respire y protegerla del polvo, y guardar en un lugar oscuro y cálido durante un período que puede oscilar dentro de los siete y 10 días. Durante este tiempo, las bacterias y levaduras consumen el azúcar y producen compuestos beneficiosos.
  3. Segunda fermentación: una vez cumplido el período inicial, retirar el SCOBY y embotellar el líquido para una segunda fermentación de dos a tres días, durante la cual va a aumentar su efervescencia. En esta etapa se le pueden añadir frutas (preferentemente dulces o ácidas, como frutillas, naranja, limón, maracuyá o granada), jengibre y hierbas para agregarle sabor.
  4. Refrigeración y consumo: tras la segunda fermentación, la kombucha se refrigera para detener el proceso de fermentación y preservar su sabor.
@labondancedebea

➰kombucha casera (1 fermentación) Como ocurre en cualquier proceso de fermentación, los probióticos activos y las levaduras necesitan alimento. En el caso de la kombucha, lo ideal es nutrirla con té y azúcar. Cada vez que elabores kombucha se generará un nuevo SCOBY. La parte divertida de la preparación artesanal de kombucha es añadirle sabores (2ª fermentación). ¿Te gustaría que haga un segundo reel con este proceso? ➿ Ingredientes: – 1,6 litros de agua a temperatura ambiente (sin cloro) – 120 g azúcar de caña ecológica (también puede ser blanca, no investigues con otras tipo azúcar de coco, arce, pues puede darte problemas) (70 g por litro, no añadas menos) – 14 g de té negro ecológico (7 g por litro) – 200 ml de kombucha madura y su SCOBY. Puedes no añadir SCOBY, te tardará un poco más. Eso si, utiliza siempre una buena kombucha neutra sin pasteurizar ➿Preparación: 1. Calentar 800 ml de agua (la mitad) hasta que alcance 80ºC. Añade el te verde y mezcla bien con las varillas. Si no tienes termómetro, simplemente ponla a hervir y espera 3 minutos antes de añadir el té. 2. Deja infusionar 15 minutos. 3. Filtra y traspasa la infusión a tu bote grande. 4. Añade el azúcar y mezcla muy bien hasta disolverlo. Añade el resto de agua (800 ml) 5. Añade el scoby con su líquido, pero antes asegúrate de la temperatura no supere los 30 grados. Cubrir el bote con la tela y cierra con la goma. 6. Deja fermentar entre 7 y 15 días, sin luz, a una temperatura entre 18 y 29 grados. 7. Pruébalo cada día a partir del 5 día. Cuando tenga un sabor agridulce, estará lista. A veces el scoby cae al fondo del bote. Es algo normal. Lo más importante es que haya formado un nuevo scoby en la superficie. 8. Guarda el scoby y un 20% de kombucha (unos 250 g) para tu próximo bote. 9. Llego el momento de saborizar nuestra kombucha, embotellarla y darle unos días más de fermentación. Estoy impaciente por enseñarte a hacerlo, es la parte más creativa y divertida. Con mucho amor, L’abondancedebea 🤍 #kombucha #kombuchacasera #preparaciondekombucha #fermentacion #bebidasprobioticas #simbiosis #scoby #bebidasfermentadasaludables

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