Roma, 26 nov (EFE).- El ministro italiano de Transportes, Matteo Salvini, ha pedido a los sindicatos limitar la jornada de huelga general programada para el próximo viernes a tan solo cuatro horas de afectaciones en el sector del transporte de pasajeros, con el fin de garantizar los derechos de los ciudadanos.

La huelga general de 24 horas que convocan dos de los tres sindicatos mayoritarios en Italia para protestar contra la ley de presupuestos de 2025 afectará a todo el territorio, con especial repercusión en el transporte, la educación y la sanidad.

La petición a los sindicatos llega después de que el Garante de Transporte solicitase la intervención del Gobierno para limitar el tiempo de paro, al argumentar que una huelga de más de cuatro horas podría generar “un daño grave e inminente en los derechos constitucionales de los ciudadanos”, en particular en lo que respecta al transporte.

Salvini trasladó anoche la solicitud a los sindicatos que convocan la huelga, encabezados por el principal, la CGIL, y el tercero del país, la UIL, que aún no han respondido.

En el caso de acuerdo, la medida afectaría principalmente al transporte aéreo, marítimo y público local, incluyendo autobuses, tranvías y metros, ya que el ferroviario fue excluido de la huelga general tras el paro de 24 horas del sector el fin de semana pasado.

En el ámbito aéreo, la aerolínea ITA Airways informó a través de su cuenta de X de la cancelación de 41 vuelos nacionales debido a la huelga general que afecta al personal de manejo en los aeropuertos de Milán-Linate y Venecia.

De estos vuelos cancelados, 39 estaban programados para el día de la huelga, por lo que ITA Airways recomienda a los pasajeros que deben viajar el viernes que verifiquen el estado del suyo antes de dirigirse al aeropuerto.

Los sindicatos que convocan el paro consideran que los Presupuestos para 2025, pendientes de aprobación en el Parlamento, no aportan recursos para sectores públicos como Sanidad o Educación, ni para ámbitos estratégicos como el Industrial: el secretario general de la CGIL, Maurizio Landini, los calificó como "pésimos" e "inadecuados para resolver los problemas de un país".

Denuncian también recortes en los servicios públicos y la reducción de la financiación para los servicios sociales, mientras aumenta el gasto militar.

Sin embargo, Luigi Sbarra, el líder de la CSIL, único sindicato mayoritario que no apoya el paro, criticó la actitud de aquellos que “proclaman sistemáticamente huelgas generales”, y advirtió que “la huelga general debe ser el último recurso del conflicto sindical, una herramienta que debe usarse con responsabilidad cuando otras vías de negociación resultan impracticables”.

Sbarra añadió que la postura adoptada por algunos sindicatos refleja una falta de resultados en las mesas de negociación y cuestionó la calidad de la representación de ciertos sectores.