NUEVA YORK.– En 2018, durante el apogeo del movimiento #MeToo, la actriz Amber Heard, que entonces llevaba casi dos años divorciada de Johnny Depp, escribió un artículo de opinión para The Washington Post en el que se autodenominaba una “figura pública que representa a la violencia doméstica”. Ese artículo no nombraba a Depp, pero sus abogados dijeron que la implicación era clara y que su cliente perdió lucrativos papeles, incluso en la célebre franquicia Piratas del Caribe. Depp, que también había sido el actor de El Joven Manos de Tijera y la cara de Dior, la llevó a juicio por daños y perjuicios por 50 millones de dólares. Heard lo contrademandó por el doble alegando asimismo difamación, porque Depp calificó a sus acusaciones de “engaño”.

 Depp-Heard: el juicio que convulsionó a todos

La acción llegó a los tribunales de Nueva York recién en 2022, pero fue televisada y marcó una época. Aunque Depp arrancó con la opinión pública en contra, Heard lució manipuladora y sus lágrimas parecieron de cocodrilo –literalmente, ya que hacía gestos como de llanto pero la cámara enfocaba que sus ojos estaban secos–. El hashtag #JusticiaparaJohnny tuvo más de 10 mil millones de visitas, mientras que #JusticiaparaAmberHeard “sólo” tuvo 39 millones y se generó una enorme cantidad de contenido online. El más famoso fue un video que se volvió viral de cuando Depp acusó a Heard de haberle defecado en la cama después de una pelea y una foto del presunto incidente fue compartida ante el tribunal. Heard dijo que el Yorkshire de la pareja, Boo, era el verdadero culpable, pero Saturday Night Live se hizo un festín.

Afuera de los tribunales le gente se amontonaba y gritaba, en general contra Heard, para entonces catalogada de “cazafortunas”. “Una orgía de misoginia” lo llamó The Guardian, pero Depp ganó, y el jurado le otorgó más de 10 millones de dólares y a ella sólo dos millones. Aún así, quedó “cancelado” por Hollywood. ¿Y qué hizo entonces? Se volcó al arte, y una mega exposición en Nueva York ahora muestra los resultados.

El más famoso fue un video que se volvió viral de cuando Depp acusó a Heard de haberle defecado en la cama después de una pelea y una foto del presunto incidente fue compartida ante el tribunal. Heard dijo que el Yorkshire de la pareja, Boo, era el verdadero culpable, pero Saturday Night Live se hizo un festín

El mercado ya dio su veredicto. Las obras expuestas no están a la venta, sino que se espera que recorran el mundo –la Argentina figura entre los países en la mira de los organizadores. Pero cuando Depp remató en Inglaterra su primera colección de grabados de celebridades, recaudó inmediatamente tres millones de libras.

En la muestra en Nueva York, titulada Un montón de cosas –que es, literalmente, lo que se expone, porque hay papeles personales, muebles, guitarras, opiniones manuscritas de amigos también famosos como Robert Downey Jr.–, están los codiciados retratos de celebridades como Marlon Brando y Keith Richards, de su exmujer Vanessa Paradis y su hija Lily Rose Depp. No hay retratos de Amber Heard, pero toda la primera parte de la exposición son obras basadas en esqueletos rodeados de papel picado como tras una fiesta. Son considerados una metáfora sobre la muerte que le significó el juicio siendo famoso, y son muy atractivos. Pero lo más interesante conceptualmente es una experiencia visual inmersiva en la que él relata episodios de su vida con sus obras convertidas en dibujos animados. Según ArtNet, la proyección “aporta significado a la obra de Depp, a la vez que es, sin querer, reveladora”. Hasta a uno, que como neoyorquino medio se pasó la pospandemia tratando infructuosamente de pensar en otra cosa que no fuese si había que ser del equipo “Depp” o de la contra, le resulta fascinante la posibilidad de entrar en su cerebro, aunque solo sea de una forma tan deliberadamente curada.

Johnny Depp, este año, en San Sebastián

Igual, hay ahora otro pensamiento que es imposible evitar. No hay un retrato de Boo, el personaje más famoso de la saga con Heard, pero sí uno enorme del can al cual el actor calificó como su “perro más bueno”, Mooh. Si Depp queda reinventado como artista plástico serio, quizá, con un poco de suerte, Mooh supere a Boo en fama. Se estima, por lo pronto, que además de cariñoso estaba bien entrenado para hacer sus necesidades afuera.