Uno de los techos de la Residencia Gerocastillo de Villaviciosa de Odón, en Madrid. (CCOO)

Techos desplomados, caída de cascotes y tuberías rotas en habitaciones donde se encuentran residentes encamados. Esta es la precaria situación que presenta la residencia de ancianos Gerocastillo de Villaviciosa de Odón, Madrid, según consta en la denuncia que ha presentado Comisiones Obreras ante un juzgado, que ha advertido del “peligro que corren” tanto los usuarios del geriátrico como las trabajadoras.

Según indica el sindicato, no se trata de una situación nueva, sino que lleva meses produciéndose. En la residencia se están realizando obras con el objetivo de instalar paneles solares, según ha indicado la empresa, pero “se desconoce si disponen de licencia y evaluación de riesgos laborales”.

La realidad, denuncia la organización, “es que se está construyendo una nueva planta en el edificio, ya que se pueden apreciar las divisiones de habitaciones, aseos y salones”, pero las habitaciones de las plantas con actividad “continúan ocupadas y están resultando seriamente afectadas por las citadas reformas y ampliaciones del edificio”, sostienen desde la secretaría de Dependencia de CCOO Sanidad Madrid.

Debido a estas obras, cuando llueve “el agua cae en cascada en las habitaciones inferiores, también a través de los huecos de la iluminación del techo, con el consiguiente riesgo eléctrico”. Además, añade el sindicato, “los albañiles trabajan sin protección”.

Una de las habitaciones del geriátrico. (CCOO)

Jornadas laborales de 13 horas

Comisiones Obreras también denuncia las largas jornadas laborales de “13 horas durante dos días seguidos” que están llevando a cabo las trabajadoras en el centro, lo que conlleva la realización de aproximadamente 200 horas al mes, en lugar de 160, lo que hace “imposible asegurar una atención adecuada a los residentes”.

El sindicato indica que cada vez que hay una inspección en la residencia, se obliga a salir del centro “por la parte trasera” al personal que realiza las funciones de enfermería para después volver a entrar vestidos de calle “como si fuesen familiares o cuidadores particulares contratados por las familias”, pues todo indica que estas personas carecen de titulación homologada.

Este mismo sindicato también denunciaba hace unos días la “alarmante” situación que viven los celadores del Hospital Gregorio Marañón en Madrid, que a pesar de ser el centro más grande de la región con 1.600 camas, solo cuenta en su plantilla con 300 trabajadores de esta categoría, mientras que centros de similar tamaño como el Hospital La Paz o el 12 de Octubre disponen de unos 500 celadores. Debido a esa falta de personal y a la falta de organización, a estos celadores se les encomiendan tareas que “corresponden a otras categorías” y, si se niegan a realizarlas, “son sancionados y muchos desisten por miedo a las represalias”.