Explora los escenarios más espantosos de fallecimiento según la ciencia. (Imagen Ilustrativa Infobae)

En México, donde aproximadamente 50 millones de personas carecen de acceso a servicios médicos, las principales causas de muerte son enfermedades y problemas de salud, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Sin embargo, más allá de las estadísticas, cada individuo enfrenta sus propios temores ante la muerte. Dentro de este contexto, resulta común hacerse una inquietante pregunta: ¿cuál es la peor manera de morir?

Paul Doherty y Cody Cassidy abordan esta cuestión en su libro “And then you’re dead: What Really Happens If You Get Swallowed by a Whale, Are Shot from a Cannon, or Go Barreling over Niagara”. Los autores nos sumergen en situaciones extremas, describiendo las más desgarradoras formas de fallecer desde un punto de vista científico.

  • Elevador en caída libre

Si un ascensor cae y no se adopta la posición correcta, el cuerpo humano experimenta fuerzas brutales. Los órganos internos, debido a la inercia, pueden sufrir desplazamientos violentos y desgarros. La parte inferior del cuerpo y las extremidades, al recibir el impacto principal, podrían fracturarse o incluso amputarse. En el peor de los casos, aunque el cerebro sobreviva inicialmente, el individuo podría ser consciente de las graves lesiones internas antes de fallecer.

Un elevador en caída libre puede causar daños internos severos y fracturas graves. (Crédito: Diego Alva/ Infobae México)

  • Desollamiento

Este tipo de muerte es una de las ejecuciones más crueles y ha dejado una macabra huella en la historia. Desde los asirios hasta los mexicas, pasando por la Europa medieval, esta práctica Consistía en retirar la piel de la víctima de manera lenta y dolorosa, lo que causaba una agonía prolongada. A menudo, la muerte se producía por la pérdida de sangre, el shock o infecciones.

  • Privación del sueño

La falta extrema de sueño puede tener efectos devastadores sobre el cuerpo humano. A medida que pasan los días sin dormir, la presión arterial aumenta, la mente se nubla y los delirios comienzan a dominar la conciencia. La falta de sueño exacerba el dolor, haciendo que la agonía final sea aún más insoportable.

Con sus efectos devastadores, no dormir puede llevar a una agonía prolongada antes de la muerte. (Imagen Ilustrativa Infobae)

  • Morir de hambre

Cuando el cuerpo se queda sin alimentos, inicia un proceso de autodestrucción. Primero, consume las reservas de grasa, luego los músculos y, finalmente, los órganos vitales. A medida que los órganos comienzan a fallar y el sistema inmunológico se debilita, el cuerpo entra en un estado de colapso y eventualmente muere.

  • Quemado vivo

En este caso, la piel se pelará, los músculos se carbonizarán y los órganos pueden empezar a hervir o descomponerse en el interior de la víctima. Esta puede desangrarse hasta morir, asfixiarse o sucumbir al shock y al dolor. Las víctimas pueden experimentar un dolor insoportable antes de perder la vida.

  • Deshidratación

El cuerpo, al perder agua, comienza a consumir sus propios recursos, secando órganos y tejidos. El cerebro, debido a su vulnerabilidad, comienza a perder funcionalidad provocando confusión y delirio. La sangre, cargada de toxinas, envenena el organismo, y los riñones dejan de funcionar. Eventualmente, se muere debido a la incapacidad del cuerpo para regular sus funciones vitales.

  • A la deriva en el océano

En medio de la nada, uno podría pensar que un barco pasará por casualidad y ofrecerá un rescate. Sin embargo, la soledad, el miedo a lo desconocido y la incertidumbre sobre el futuro transforman esta situación en una pesadilla. Con posibilidades como ser presa de un depredador o ser vencido por el hambre y frío, el sufrimiento se alarga sin cesar.