El mundo de los videojuegos está viviendo hace por lo menos cinco años un fuerte aluvión de grandes títulos en lo que respecta al RPG. Basta solo con mirar los nominados a juego del año en los últimos 3 o 4 años para darse cuenta que es un género que la audiencia está consumiendo mucho. Lo sabés vos, lo sé yo y, por supuesto, Nintendo lo sabe también.
Por eso, no es casualidad que la empresa de Kioto haya lanzado en los últimos años una gran cantidad de títulos centrados en este género. En cuanto a Mario, nuestro fontanero favorito, son tres las líneas de videojuegos RPG que ha sabido concebir: Super Mario RPG, Paper Mario y Mario & Luigi. El primero ya tuvo su remake en Nintendo Switch, la segunda franquicia no sólo tuvo una nueva entrega (con Paper Mario: The Origami King, en 2020), sino que también este año obtuvo una remasterización de Paper Mario: The Thousand Year-Door (originalmente del 2004). La tercera es de la que vamos a hablar en esta nota.
Mario & Luigi es, históricamente, la franquicia de RPG basada en Mario que más convencionalmente siguió los conceptos del RPG japonés. Mucho grinding, la dedicación de varias horas, una buena cantidad de enemigos y una historia que nos lleva de viaje por toda una región junto a Mario y Luigi fueron los estandartes que nos permitieron tener a esta saga en todas las consolas portátiles de Nintendo. Sin embargo, las últimas experiencias no funcionaron del todo bien y Nintendo terminó cerrando el estudio desarrollador, AlphaDream. Por eso, fue una sorpresa muy grande cuando Mario & Luigi: Brothership se anunció.
El estudio encargado de hacer esta nueva versión es Acquire, desarrolladores del exitoso y grandilocuente Octopath Traveler. En colaboración con Nintendo, tuvieron el gran desafío de encontrar cuales eran los elementos que hicieron fallar a las entregas anteriores y tratar de armar un JRPG en el mundo de Mario que no solo funcionase, sino que se diferenciara del reciente remake de Super Mario RPG y de los Paper Mario ya mencionados. En parte, hay cosas buenas para destacar, pero también hay varias ideas que no terminan de llegar a buen puerto.
En esta nueva aventura, Mario y Luigi son transportados a un mundo desconocido hasta el momento llamado Concordia. Este continente funciona sobre el mar, donde un árbol conecta las cuatro grandes regiones mediante faros que se encuentran alrededor del mundo. Como recientemente esta unión se destruyó, volver a conectar nuevamente todas las pequeñas islas para unificar el continente otra vez y volver a casa será la nueva responsabilidad del barco que nos rescata.
Es una gran historia para un RPG en el mundo de Mario y debo decir que la mano de Acquire se nota más temprano que tarde. El desarrollo de personajes es muy bueno y en todo momento está esa sensación de “odisea” donde conocemos personajes que nos acompañan en cierto tramo, después desaparecen y se vuelven a conectar. Se nota de dónde vienen todas estas ideas y se valora que las hayan podido aplicar.
Sin embargo, a mi parecer, Mario & Luigi peca del mismo problema que hizo a sus antecesores no funcionar del todo y es no encontrar la forma de adaptarse a los tiempos que corren. Cada paso es una interrupción, está lleno de diálogos innecesarios y no paramos de encontrarnos con mecánicas que parecieran colocadas sólo para hacernos perder tiempo. Hay mucho vicio de obligar al jugador a “perder” (o invertir podría ser una mejor palabra) el tiempo haciendo acciones para que la aventura dure más y ese uso artificial del tiempo hoy en día es con lo que pelean las grandes reversiones de clásicos JRPG como Final Fantasy VII Rebirth o las nuevas entregas de Dragon Quest.
Incluso en la exploración encontramos problemas del estilo: mientras que la parte “plataformera” de Mario está bien adaptada y es muy divertida, ya que va progresando a lo largo del título y nos obliga a pensar cómo podemos resolver cada ecuación, hay una mecánica donde Luigi va teniendo ideas para resolver cuestiones que nosotros, los jugadores, no podemos resolver. No solo es agobiante la cantidad de tiempo que tarda Luigi cada vez que se le ocurre una idea, sino que también atenta contra el concepto mismo del juego: ¿para qué tenemos que sufrir estas cinemáticas y esperar que esto suceda si de todas formas no podíamos avanzar por nuestra propia cuenta? Es como si hubiesen querido hacer menos cinemáticas y darle “jugabilidad” a los tiempos muertos y hubiese resultado al revés.
En otro panorama, el otro gran foco de la experiencia es el combate. Sin dudas el gran acierto de este desarrollo y la mejor evolución de las entregas anteriores. Se mantiene la idea del combate por turnos con elementos de acción donde podemos apretar el botón justo por cada movimiento para generar bonificaciones o errar en el caso de que nos estén por golpear. De esta manera, Mario & Luigi: Brothership ofrece un combate dinámico, divertido y muy cambiante que hace que la necesidad de pelear para subir de nivel sea un pasatiempo divertido y no un agobio constante.
Aparte de los clásicos elementos para sumarle a este segmento del juego como los objetos para poder utilizar o el equipamiento que podemos poner para ser más fuertes, se suman los ataques tándem donde nuestros dos personajes se unen para ofrecer una acción especial que saca mucho daño pero que requiere de nuestra habilidad al apretar los botones en el tiempo y lugar indicado. Por momentos, el combate se vuelve muy rítmico y me parece una decisión sumamente acertada para una experiencia que se divide en turnos. También están las clavijas y los enchufes, una suerte de bonificaciones que podemos equipar para hacer más daño de un tipo en específico, una mecánica que podremos evolucionar conforme vayamos avanzando en la experiencia.
Esta idea del “tándem” también se lleva a la exploración, ofreciendo unas habilidades que se van desbloqueando a lo largo de la aventura y nos van a servir para superar distintos escenarios. Por ejemplo, Mario y Luigi pueden girar en círculos para convertirse momentáneamente en un helicóptero y así superar precipicios, o pueden rodar juntos para ser una bola a lo Samus Aran de Metroid y pasar por tuberías en horizontal. Si bien no es una mecánica que cambie radicalmente la experiencia, suma para darle un poco más de sensación de plataformero a un juego que es RPG casi en su totalidad.
Esta exploración se complementa con la idea de encontrar las islas con nuestra embarcación. Mientras la nave va por las diferentes corrientes, que debemos seleccionar previamente, podemos hacer actividades en las islas que ya hayamos visitado para obtener mejores objetos o más monedas. Una vez descubierta la nueva isla, podremos acceder al nuevo segmento.
Uno de los problemas más fuertes que tiene Mario & Luigi: Brothership tiene que ver con el ritmo de la experiencia y la repetición de tópicos. La estructura es prácticamente la misma todo el tiempo: vamos por el gran faro de la zona, para eso hay que ir por unas islas más pequeñas, resolvemos sus problemas, llegamos al faro, solucionamos y al siguiente. Se entiende que es una fórmula que Nintendo aplica a casi todos sus juegos, y en muchos les sale genial, pero hay veces que simplemente termina agobiando. Lo mismo sucede con la trama central; no dista mucho de lo que pasa en Kirby and the Forgotten Land o The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom; hay muchos tópicos que ya se están repitiendo bastante entre juegos y terminan siendo cliché.
Los personajes de Concordia también resultan sumamente repetitivos. No así sus enemigos y sus jefes, que le dan una variedad enorme a la experiencia y una diferenciación a cada nivel. En el caso de los ciudadanos, si bien puede tener una justificación narrativa ya que técnicamente son del mismo continente, termina quedando un poco atrás de las otras franquicias RPG de Mario donde cada ciudad tiene su propia población, identidad e historia.
Para terminar, audiovisualmente me parece que es una experiencia correcta. Sí es cierto que el nuevo tono visual es un acierto y le sienta bien a la saga dentro de Nintendo Switch, nos da una definición más pulida y nos entrega una versión que se aleja del concepto de videojuego portátil. La banda sonora y el diseño de audio, sin desentonar, tampoco logra tener el nivel de epicismo clásico en este tipo de experiencias.
Mario & Luigi: Brothership es una experiencia que, aunque se repite mucho por momentos, es bastante divertida. Logra superar algunas de las trabas que hicieron fallar a esta franquicia, pero también tropieza por momentos con las mismas piedras. No es un mal regreso de la franquicia, pero también queda en el medio de otras grandes experiencias RPG incluso para su mismo personaje (e incluso en su mismo año de lanzamiento). Me parece que es un título que quedará como el apartado final de la biblioteca de ese fenómeno impresionante que se llama Nintendo Switch y ojalá sean las bases para que Mario & Luigi tenga una entrega aún mejor a futuro.