Mantener una buena rutina de limpieza en el hogar no solo es importante para evitar los malos olores, tener los asientos libres de objetos que impidan utilizarlos y obtener una apariencia armoniosa que le permita a tus invitados sentirse cómodos en tu espacio, sino que también puede influir en la salud mental.
Un estudio publicado por Personality and Social Psychology Bulletin reveló que las mujeres que describieron su espacio como desordenado, con proyectos sin terminar, fueron más propensas a sentirse fatigadas y deprimidas que aquellas que describieron su hogar como restaurador.
Las que solían tener su hogar sucio y sin un orden específico para sus pertenencias, presentaban niveles más altos del cortisol, por esto es que en la investigación se menciona que “el desorden de los hogares es un factor que puede provocar una disminución de la concentración, con aumento de la confusión y la tensión”.
El grano que evite la formación de coágulos en el cerebro es un superalimento rico en minerales y proteínas
¿Cómo es tu personalidad?
Debido a que puede existir una relación entre la personalidad y el estado de ánimo con la limpieza del hogar, la psicóloga y CEO del Centro de Terapia Breve, Ana Belén Medialdea, dividió el orden y la relación con sus personalidades en tres grupos, para el medio ABC.
Quién fue la millonaria más tacaña de la historia que vivía en propiedades con alquileres baratos y usaba ropa gastada
- En el primero se encuentran las personas que ordenan diariamente sus espacios y su vivienda, las cuales se caracterizan por ser disciplinadas, organizadas, tienen una fuerte sensación de control, disfrutan de un ambiente tranquilo y sin ruido visual. Además, suelen buscar estabilidad y claridad, pero en algunas ocasiones pueden llegar a desarrollar una personalidad obsesiva con respecto a la limpieza, por esto es importante recordar que “el orden es clave para el bienestar, pero un exceso de él también nos puede limitar”.
- El segundo grupo es de las personas que organizan su hogar de manera ocasional, es decir, mantienen el orden, pero no se obsesionan con dicho aspecto, las cuales se caracterizan por ser flexibles y pragmáticas. Sin embargo, pueden ser menos consistentes en su enfoque y se estresan cuando se acumula el desorden.
- Finalmente, aquellos que no ordenan nunca, suelen experimentar una “falta de estructura en sus pensamientos o en su vida en general”, puesto que se encuentran en ambientes que generan caos mental, llevándolos a sentirse abrumados, estresados y ansiosos.