Los cuatro trabajos discográficos que reseñamos a continuación tienen una marcada veta autoral. Son discos de pop deforme, que arriesgan y experimentan, con una antena en lo que sucede a nivel musical en el mundo y otra puesta en retratar la propia aldea. Dos debuts –Siamesa y Autotono-, un segundo disco -en el caso de Inés Errandonea– y un séptimo disco en el caso de Exilio Psíquico. Pueden tener raíces claras, pero siempre logran licuar estas influencias, pasarlas por el propio tamiz para convertirlas en identidad propia.
Estos discos reivindican el humor, la frescura y la sorpresa. La calidad de sus letras es un diferencial, cada uno de ellos posee una poética propia. El espíritu lúdico está presente en los mismos, hablando en términos de psicología se podría decir que el “niño interior” está bastante vivo en cualquiera de los cuatro LPs.
Estos trabajos también reivindican una mirada personal de sus autores sobre el mundo que los rodea. Conscientes del momento social que les toca, tienen espíritu crítico y canciones que nos acompañan en nuestros sentimientos y paradojas, en nuestros desafíos y contradicciones. Las relaciones humanas en la era tecnológica, la industria de la música en tiempos de algoritmos, las raras costumbres de los seres humanos, las crisis, los fracasos personales, la necesidad de regresar a vínculos más humanos, al amor y a la amistad son algunos de los temas que se repiten en las canciones de estos artistas.
Los discos de Siamesa, Autotono, Exilio Psíquico e Inés Errandonea logran niveles de calidad insospechados con pocos recursos y mucho ingenio. Clásicos y renovadores a la vez, comparten una actitud vanguardista, abren portales a lo que podría ser el futuro de la música. Por ahora estos artistas están en los márgenes del engranaje industrial, van a contracorriente de fórmulas fáciles e incluso de la uniformidad. Son obras creativas, originales, auténticas, con gran potencial para explotar, volverse mainstream y trascender fronteras porque tienen la virtud de saber comunicar y emocionar.
Siamesa – Siamesa
Independiente
Escuchar el disco debut del dúo Siamesa -conformado por Carolina Gil y Elena Rosano– es una experiencia intensa, como entrar a una juguetería y no saber con cuál muñeco quedarse. De edición independiente, se compone de ocho canciones caracterizadas por un sonido electrónico, presentadas con un orden que genera un in crescendo a nivel emocional, desde el comienzo bastante emo, introspectivo, de baladas mid tempo al final más alegre y bailable que las emparenta con referentes rioplatenses de la escena electro pop como Dani Umpi o Miranda!.
Hijas de Los Punsetes, primas de Las Bistecs y nietas de Hidrogenesse, las canciones de Siamesa reflejan la confusión de existir en la contemporaneidad, hablan del sobreestímulo de internet con tintes de melancolía. Una particularidad de este proyecto son las voces que se mimetizan al punto que parecen una sola y generan una atmósfera onírica y evocadora, como ya se podía apreciar en la versión de “Cielos” que integra Un desánimo para nada triste. Club de fans de Sylvia Meyer, homenaje a la artista uruguaya que editó en 2022 el sello independiente Feel de Agua. El dúo suele presentarse en formato karaoke junto a Matías Britos en bajo con visuales de Isabel Cabezudo.
“Youtubers” –que fue el primer adelanto del disco homónimo de Siamesa- es un himno millenial pegadizo y depresivo. Su letra retrata el sentimiento de aquellos nativos digitales que se han acostumbrado desde niños a tener ruido blanco de fondo en cada momento de sus vidas. La solitaria protagonista de esta canción encuentra consuelo en escuchar antes de dormir a creadoras de contenido desconocidas que suben videos a esta plataforma de streaming. Con grandes melodías de voces que encuentran eco en las de los teclados, “Youtubers” tiene ganchos por todos lados, es una trampa mortal en la que caemos como moscas sobre algodón de azúcar. Con una simple pero efectiva fórmula, las Siamesa se ganan nuestro corazón y hasta nos arrancan una sonrisa.
El sonido de Siamesa caracteriza por arpegios nostálgicos y melodías envolventes a la vez que las voces de Rosano y Gil cantan con dulzura y ternura en plan tontipop letras filosas sobre la alienación de la vida moderna. La letra de “Q.E.P.D.” -una especie de cut up dadaísta- es un ejemplo perfecto del estilo de este dúo, mientras que la canción “Roseta” toma fragmentos de “Ni siquiera las flores” de Eduardo Darnauchans. A 61 años del nacimiento del cantautor oriundo de Tacuarembó, esta cita se siente como un gran y emotivo homenaje.
En la ficha técnica del disco -a la que se puede acceder en Bandcamp– aparecen nombres de figuras relevantes de la escena independiente montevideana. Los productores del disco –además de la propia Elena Rosano- son Ezequiel Rivero (integrante de Amelia, Carmen Sandiego, La Hermana Menor y Las Futuras Madres, y actualmente integrante de la banda del argentino Antolín) y Juan Nanio (también de Las Futuras Madres). La mayoría de las letras de Siamesa son de Carolina Gil, excepto “Pánico” y “Foto carnet”, que son fruto de la colaboración entre Elena y Federico Morosini de Julen y La Gente Sola. En los agradecimientos del disco figuran otros músicos amigos de Siamesa como por ejemplo Flavio Lira, ex Carmen Sandiego y actual líder de Amigovio.
A pesar de su juventud, las integrantes del dúo no son nuevas en el ambiente. Elena hace música desde su adolescencia, integró la banda Ruben Rad, ha editado música en solitario así como también ha colaborado con Julen y La Gente Sola y como gestora cultural ha organizado diversos festivales y ciclos de música. Carolina Gil alias Poly es música, artista visual, ilustradora y diseñadora, además de formar parte de la banda Los Paquitos. Como artista plástica tiene varias exposiciones en su haber. Y como ilustradora ha colaborado en publicaciones uruguayas, ha diseñado la tapa de varios discos.
La portada del álbum de Siamesa le corresponde a Carolina Gil y fue creada junto al diseñador Juan Pablo Palarino. En la misma, las letras que componen el nombre de la banda mutan en coloridas golosinas, frutas, un lápiz gigante y otros objetos ilustrados con diversas texturas (realistas 3 D o de paint) que transmiten un espíritu lúdico, naive, aunque con sólidas raíces en el pop art y hasta cierto sincretismo punk. Expresa el caos que acompaña al estallido de un viejo universo, hablan de que un nuevo orden musical ha quedado establecido.
Escuchá Siamesa de Siamesa en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).
Autotono – Insuficiencias
Feel de Agua
Con Insuficiencias, Autotono expande la experimentación musical que había iniciado con los tres volúmenes de Parque Robot publicados en forma de EPs a lo largo de 2021. Joaquín Uribe es la cara que está detrás de este proyecto y para su LP debut editado por el sello independiente Feel de Agua contó con la complicidad de dos de sus amigos, los productores y músicos Fabrizio Rossi y Santi Marrero. Los tres comparten un pasado común: tocaban cuando eran adolescentes en una banda llamada Solar que fue la previa a la existencia de la actual Mux.
Insuficiencias encierra varias paradojas, demuestra que un disco puede ser fresco y existencialista a la vez. La crisis de la mediana edad, las cicatrices que quedaron tras la adaptación a la vida adulta se reflejan en sus canciones en letras bastante reflexivas que chocan con programaciones midi, autotune y ruiditos que parecen sacados de videojuegos a lo Gorillaz.
Al igual que sus anteriores EPs, el primer disco de Autotono es conceptual. Desde su nombre hasta el arte de la portada -que ilustra un sentimiento de frustración en una gráfica de Excel- hay una guiñada retro geek y hasta humorística que anticipa el extrañamiento al que nos vamos a enfrentar cuando escuchemos estas doce canciones. Joaquín Uribe es diseñador egresado del Centro de Diseño, pero también ha pasado por Bellas Artes y por la Escuela Universitaria de Música. Este currículum variopinto se refleja en Insuficiencias.
Rutina, trabajo repetitivo, pantallas, hackers, contactos, contraseñas, recuerdos, olvidos y el fantasma que habita en las máquinas anda sobrevolando las canciones de este disco. A nivel lírico, los temas principales de Insuficiencias son la condición humana en la era tecnológica y la crisis de la mediana edad. Hay disociación, heterónimos al estilo del escritor portugués Fernando Pessoa. Como síntesis del disco, podemos destacar “Autofoto”, una especie de manifiesto/autorretrato.
Por su parte, la canción “Enemigo imaginario” se pierde en una neblina tecno dark que recuerda a Depeche Mode, con una voz filtrada que describe un paisaje apocalíptico. En cuanto a la producción del disco, podemos encontrar varias guiñadas a Hidrogenesse, el dúo español integrado por Carlos Ballesteros y Genís Segarra, e incluso podríamos imaginar a Autotono encajar perfectamente dentro del catálogo de su sello, Austrohúngaro.
El tono de la voz de Uribe aquí se pone más grave que en sus anteriores trabajos. Hay una manera de cantar de Feel de Agua que es por mímesis de Fabrizio Rossi, según le comentó un periodista a Uribe en una entrevista radial. Y está en lo cierto: en su voz hay un patrón que recuerda al Leonard Cohen de The Future, con quien tiene en común el tono crítico a la vez que visionario de sus letras, y la condición de crooner. Por momentos hay cierta pereza en el uso de la voz así como muchas preguntas en las letras, hay reminiscencias al estilo del recientemente fallecido Gonzalo “Tussi” Curbelo, cantante de la mítica banda indie La Hermana Menor.
Llegando al final del álbum, en “Educación sentimental 1” hay aires de extrañamiento y melancolía, mientras la liviandad a nivel musical nos hace recordar al dúo francés Air. Incluso podríamos asociar el clima de esta canción a películas románticas y tristes como Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004) de Michel Gondry, Lost in Translation (2003) de Sofia Coppola, o Her (2013) de Spike Jonze.
Insuficiencias es un disco limpio, contenido, prolijo, con letras cuidadas y sonidos sintéticos que, sin embargo, emociona y hace reflexionar. Si bien su envoltorio es minimalista -desde el título a los nombres de las canciones están en minúscula- tiene la fuerza expresiva de “El grito” de Edvard Munch. Con sus verdades y sus sonidos, el disco debut de Autotono puede derretir la capa de escarcha que muchos tenemos sobre nuestros corazones. Ya no estamos tan solos con nuestras insuficiencias.
Escuchá Insuficiencias de Autotono en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).
Exilio Psíquico – Como un pingüino empetrolado
Little Butterfly Records
La base de Exilio Psíquico está compuesta por Maximiliano Angelieri en voz y teclados y Orlando Fernández -ex integrante de la banda Cadáveres Ilustres, actual guitarrista de Buitres y con un proyecto solista, Sibyla Vaine- en guitarra. Angelieri y Fernández hacen música desde el principio de los 90, cuando se presentaban en boliches under de Montevideo como Amarillo o Juntacadáveres con una propuesta bastante teatral y vanguardista que incluía una cicatriz dibujada en la cabeza calva de Angelieri. Por su formación han pasado referentes de la música popular uruguaya como Popo Romano, Gustavo Etchenique y Riki Musso (ex Cuarteto de Nos).
Percursores del indie rioplatense, a esta altura Exilio Psíquico se ha ganado el título de banda de culto gracias a discos como Ipse dixit (1993), Oi antropoi (1996), Música cheta (1998) y Jugando siempre en segunda división (2014). Pero muchos seguidores los conocieron gracias a “Yo sé”, inolvidable canción que formó parte de 25 watts, película de la dupla Rebella y Stoll que marcó un antes y un después en el cine uruguayo.
Exilio Psíquico es el resultado de múltiples influencias que han sabido procesar a lo largo de estos años el melómano y ávido lector Maximiliano Angelieri y su compañero inseparable de aventuras: la música de Eels, Nick Cave, Elvis Costello y R.E.M.; los libros de Nick Hornby, Bukowski y Burroughs; y cantautores como Sr. Chinarro, Nacho Vegas, Christina Rosenvinge y hasta Leo Maslíah, además del sello de fábrica que son las letras tragicómicas de Angelieri.
Según el diccionario de la lengua española, la palabra metáfora alude a la “traslación del sentido recto de una voz a otro figurado, en virtud de una comparación tácita”. Como un pingüino empetrolado alude al ave marina que se encuentra por lo general al sur de los continentes y que será el emblema de este disco. Muchas de estas aves forman parejas monógamas de por vida, aunque la pluma de Angelieri las condena a una condición trágica desde la cual estos indefensos y tiernos bichos no podrán cumplir con su finalidad. Es que este es un disco sobre las marcas que puede dejar una ruptura amorosa, pero también sobre un mundo absurdo y tóxico, en el que el ser humano arruina su propio ecosistema en todo sentido. El arte de tapa con un iceberg en tonos celestes y azules corresponde a Melina Fernández, la hija de Orlando Fernández.
La metáfora es un recurso recurrente en el universo de Exilio Psíquico, que no teme repetirse cuando sea necesario, como en aquella gran canción “Muchachos” (“Con un problema grande como un piano vertical en un ascensor”). Angelieri suele recurrir a imágenes para ilustrar lo que dice. “Un pingüino empetrolado”, la canción que da nombre al disco, tiene una colaboración de Manuel Moretti, el cantante de Estelares. Angelieri es fan de la banda argentina, incluso ha compartido actuaciones antes de que estos se volvieran famosos -como relata en “Es que no ves” del disco Jugando siempre en segunda división-.
En “Antiguos y modernos”, Exilio Psíquico le canta a una Generación X que observa las costumbres de los “modernos” con desconfianza. Hay una mirada ácida, pero también una conciencia de sentirse romántico por comparación. Es muy divertido el interludio en el que aparece una música al estilo Fleetwood Mac, totalmente en otro plan que el resto de la canción, con un declamado del histriónico Angelieri que tiene aires trascendentales y hasta cierto tono publicitario.
Son frecuentes las listas en las composiciones del compositor, tecladista y cantante Angelieri, como en “Autobombo y Mabel”, que fue compuesta frente a una gata que llevaba ese nombre y que por tanto inspiró el estribillo. La apoteosis musical del final sumada a los gritos finales pesadillescos rematan este tango rockero que da una respuesta en clave de sátira a ciertos planteos y reclamos feministas. El protagonista empieza una autoevaluación que deviene en una espiral de soledad y obsesión. En la misma participa Riki Musso, colaborador de todos y cada uno de los discos de Exilio Psíquico, con una guitarra eléctrica que termina de dar carácter a esta gran canción.
“Problema de ajedrez” tiene una melodía de piano tan kitsch como pegadiza, bella, digna de aquellas viejas cajitas de música que funcionaban a cuerda, bien podría ser de Abba y hasta de Richard Clayderman. Es que los aires románticos y de ensoñación están presentes en varias de las canciones de este disco, como en “No me hablen más de amor”, una especie de “El día que me quieras” pero en clave de sátira. Y sigue con el tópico del amor en “Te agradezco” sobre la inspiración creativa que puede traer una ruptura amorosa, donde la rima forzada acentúa el rechazo hacia cómo funcionan algunas relaciones interpersonales e incluso hacia las nuevas reglas que rigen la industria de la música hoy en día. El tono pasivo agresivo está presente en “Te agradezco” y en “Que Dios te bendiga”. “Feliz Navidad” es una postal de una ciudad que se pone compleja en esta época del año. Angelieri reconoció en varias entrevistas que trató de escribir este villancico para que su hija viva de los derechos de autor por el resto de su vida como aquel personaje que caracterizaba Hugh Grant en About a Boy, la película basada en la novela del escritor Nick Hornby.
Para este disco, Orlando Fernández aportó arreglos frescos y pertinentes de guitarra y de bajo que se complementaron a la perfección con los teclados y las letras punzantes que propuso Angelieri. Además, contaron con las baterías que grabaron Andrés Coutinho y Nico Soto. Gerardo González grabó un piano en “Villa Speranza”, el último tema del disco.
Según la gacetilla del disco, la banda decidió grabar Como un pingüino empetrolado rápidamente y sin preproducción, una suerte de álbum instantáneo que capturara una fotografía del momento y de la situación, casi una “polaroid” musical. Se ahorraron las maquetas. En la ficha técnica hay bromas al respecto, se informa que la producción fue “como sale, sale bien” y que “todos y nadie se hicieron cargo. A veces es así”. Y hay que reconocer que les salió bárbaro este ejercicio casi punk ya que el disco está plagado de hitazos que se nos pegan a la primera escucha y que nos tranquilizan: ¡tenemos Exilio Psíquico para rato!
Escuchá Como un pinguino empetrolado de Exilio Psíquico en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).
Inés Errandonea – Agua viva
Independiente
Agua viva, según declara su autora, está inspirado por el deseo y por el agua. Desde la portada, entramos en modo ensoñación, soltamos el control y nos dejamos llevar por el mundo de la fantasía. El concepto de camuflaje es parte del arte de tapa, una gran agua viva hecha de tul azul. Es un disco que se destaca por lo mutable, por lo diverso y ecléctico en el arreglo de las canciones.
Lo femenino, las costumbres y recuerdos familiares están en el lugar más alto del podio, “Entera y hecha mierda”. Al igual que en La vida real, el primer disco solista de Inés Errandonea, este segundo trabajo titulado Agua viva contó con la producción de Juanito El Cantor, artista fundamental de la escena independiente argentina.
Errandonea ha viajado mucho por diversos países de Latinoamérica, donde ha cantado en infinidad de bares y hoteles, todas estas experiencias la han nutrido y forman parte de su imaginario. De las cantautoras que podríamos denominar hippies –las que le cantan al amor, a las amigas, al cuerpo, a la libertad, como Papina de Palma– Inés Errandonea es la que más arriesga, la más experimental. A veces toma el vanguardismo de Björk, otras vira hacia una Lorde más bailable, o puede transmutar en una Amy Winehouse, cuando no muestra la hilacha de una Violeta Parra o de Andrea Echeverri de Aterciopelados.
“Sábanas truchas” -junto a Martín Buscaglia- es la pieza más clásica, luminosa y optimista del álbum. Beatleana, con aires souleros, una canción de amor y ternura con ruiditos de juguetes de fondo, ideal para escuchar descalzos en algún rancho sin puertas de Cabo Polonio.
Errandonea se muestra en este disco a la vez clásica y moderna. Nos encanta como una sirena que, desde su roca, habla sobre su mundo interior, sobre sus sensaciones y emociones a través de cantos diversos, folk, ritmos latinoamericanos, sutilezas orquestales. Para complementar su mundo mágico, se sirve para Agua viva de colaboraciones con las argentinas Lucy Patané y Sofía Viola.
Hay poesía en el decir de Inés Errandonea, raras y bellas melodías que se aceleran o se enlentecen, frenan, doblan o se entrecortan. Extrañas, las canciones de la artista uruguaya tienen múltiples capas, con voces, ritmitos, instrumentos inusuales. Se construyen a la vez que se deconstruyen, toman siempre caminos inesperados. Casi siempre hay un momento en el que recuerdan a Fiona Apple y a Regina Spektor, como en la canción “Iuju”. Otro buen ejemplo del estilo de Errandonea es “Arde”, una enumeración de verbos conjugados en primera persona a lo Juana Molina.
Para este nuevo trabajo de estudio, Errandonea prestó especial atención a cada partecita de sus canciones. Con el objetivo de darle a cada tramo su color, de sacarle jugo, ella recibió asesoramiento de una coaching de canto, según cuenta en algunas entrevistas. Y es que la interpretación es el fuerte de esta artista uruguaya que vive entre Buenos Aires y Montevideo, y no en vano estudió teatro, cine y comunicación además de música. Todas las decisiones creativas que tomó Errandonea hacen que escuchar Agua viva sea como sacar un boleto a la aventura.
Escuchá Agua viva de Inés Errandonea en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).
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