Pasaron 41 años, 32 días, 24 álbumes de estudio, más de 2500 conciertos y una carrera que los llevó a recorrer 25 países. Ayer, Lucía y Joaquín Galán volvieron al Estadio Obras Sanitarias, el lugar donde todo comenzó, para quedar inmortalizados en hierro. Rodeados de fanáticos y amigos, el dúo descubrió Pimpinela Dúo Iluminado, una escultura creada por Alejandro Marmo –el artista detrás de las figuras de Evita en la Avenida 9 de Julio– que celebra su legado artístico y emocional.
Antes de descubrir el mural en su honor, los hermanos Galán fueron invitados a subir al escenario improvisado sobre la puerta principal del estadio en Avenida del Libertador al 700, en Núñez, por el anfitrión del evento, Javier Fabracci. Ambos dijeron unas emotivas palabras por el reconocimiento y saludaron al público presente, que se encontraba del otro lado de la reja.
“Es un honor estar aquí, donde nos dimos cuenta por primera vez de que nuestra música unía generaciones”, expresó Joaquín, emocionado. “Es una caricia diferente, porque no es un premio que te llevás a casa; está en la ciudad, y pasás con el coche y lo ves. Estar al lado de Mercedes Sosa, Charly García y Gustavo Cerati nos llena de orgullo”, agregó Lucía durante la ceremonia.
En un acto cargado de recuerdos, Joaquín compartió una anécdota: “En nuestro segundo concierto en Obras apareció Diego Maradona con su familia. Nos dijeron que no había lugar donde ubicarlos, y cinco minutos antes de subir lo vimos entrar. Subió al escenario y compartió ese momento mágico con nosotros. Hoy, 41 años después, siento que Diego también está acá, como en 1983.”
Antes de la ceremonia, Lucía y Joaquín Galán en una charla en la que no faltó el humor característico de la dupla con LA NACIÓN sobre el significado del homenaje, sus inicios, la gira que tienen en marcha, el difícil año que debieron enfrentar tras la enfermedad de Lucía, y la posterior operación, la solidaridad y el hogar, el “otro trabajo” que los mantienen unidos y sus próximos proyectos.
–Ahora son parte de los iluminados que decoran la fachada de Obras, como Gustavo Cerati y Spinetta ¿Son los primeros en recibir el homenaje en vida?
Joaquín: –¡Menos mal que se avivaron antes!
Lucía: –Bueno, yo estuve a punto, pero… Es muy emotivo, ¿no? Como una caricia diferente, porque es algo original. No es un premio que te llevás a casa; está en el medio de tu ciudad, y pasás con el coche y lo ves. Estar al lado de artistas como Gustavo Cerati, que tuvimos el placer de conocer y tratar, Mercedes Sosa, Charly García… Bueno, en medio de todos ellos. Estamos muy agradecidos con el escultor que creó esta serie de artistas iluminados, y, por supuesto, a la gente de Obras Sanitarias, que nos convocó para hacernos este tributo.
–¿Cómo recibieron la noticia de este homenaje?
Lucía: –Estaba Valeria Ambrosio, que es amiga nuestra, y nos llamó un día. Nos dijo que había un artista, Alejandro Marmo, con muchas obras, y que quería incluirnos en su serie del siglo XX, Artistas iluminados. Valeria quería conectarnos. Bueno, nos gustó mucho la idea. Habíamos visto una obra de él sobre Diego, además de las de Charly y Spinetta. Obviamente dijimos que sí. Nos juntamos con él, nos contó todo: el porqué de su idea, cómo lo había pensado. Nos pareció un reconocimiento enorme, con argumentos muy sólidos. Le agradecemos un montón. Hoy vamos a ver la obra. La vimos en pequeñito, pero nos encanta. Conocimos a Alejandro personalmente este verano. Fue un proceso muy lindo porque también te permite conectar con la historia del lugar y las emociones que uno vivió ahí.
El santuario
El Estadio Obras Sanitarias, conocido como el “templo del rock”, fue testigo de los primeros pasos de Pimpinela en la Argentina. Allí, en 1983, ofrecieron dos conciertos que marcaron el inicio de una carrera icónica. Para los Galán, este lugar no solo representa un símbolo del arte y la democracia, sino también el lugar donde descubrieron la diversidad de su público y el impacto de su música en las familias argentinas. Hoy, varias décadas después el dúo de hermanos más querido vuelve agradecida por el reconocimiento: “La música es nuestra vida y el público, nuestra familia extendida. Este homenaje en Obras es la prueba de que los sueños, cuando se hacen con amor, pueden iluminar generaciones enteras”, expresó Lucía. “Nunca imaginamos que llegaríamos tan lejos, pero lo mejor de todo es que aún nos sentimos como al principio: emocionados y agradecidos por cada paso que damos”, sumó su hermano mayor emocionado.
–El Estadio Obras fue el lugar donde hicieron su primer recital. ¿Cómo recuerdan esos comienzos?
Joaquín: –Obras era el santuario del rock en los 80 y también un símbolo de la democracia. Para nosotros, fue un lugar icónico, donde artistas de todas las ramas podían expresarse libremente. Hicimos dos recitales en octubre de 1983, con muchísimo nervio y ansiedad, porque no sabíamos cómo iba a recibir nuestra música el público masivo. No sabíamos qué iba a pasar y eso generaba una mezcla de emociones. Ahí descubrimos que nuestro público era la familia: niños pequeños, abuelos, matrimonios, todos juntos. Esa diversidad de edades se mantuvo desde entonces. Fue la primera vez que vivimos esa interacción tan especial, con el público cantando nuestras canciones.
Lucía: –Sí, había un entusiasmo y una participación de la gente muy especial. Me acuerdo de lo que fue escuchar al público cantar “Olvídame y pega la vuelta”. También nos dimos cuenta de que nuestro repertorio tocaba algo en las familias; había algo que los unía.
Joaquín: –Recuerdo que el segundo día, a cinco minutos de empezar, nos dijeron que Diego Maradona estaba en la sala con su familia. ¡Imaginate! Era como una presión extra, pero también una emoción tremenda. Subió al escenario en algún momento. Fue inolvidable.
Un hogar que lleva su nombre
Más allá de su carrera artística, Pimpinela se destaca por su compromiso con la solidaridad. Desde sus inicios, los hermanos dedicaron parte de su tiempo a visitar orfanatos y hospitales durante sus giras. En 1996, ese compromiso tomó forma concreta con la creación del Hogar Pimpinela para la Niñez, un proyecto que ya ha transformado la vida de más de mil niños.
–Además del estilo de vida familiar y artístico propio, sumaron solidaridad desde el inicio. ¿Cómo nació el Hogar Pimpinela para la Niñez?
Lucía: –Siempre visitábamos orfanatos o hospitales durante las giras. Y en un momento Joaquín propuso: “¿Por qué no hacemos algo propio, donde podamos involucrarnos económicamente y físicamente?” Así nació el hogar. Ya pasaron 28 años y más de mil niños, muchos fueron adoptados y tienen sus propias familias.
–¿Qué los motiva por seguir con este proyecto después de tantos años?
Lucía: –Ver a los chicos encontrar una familia, una vida mejor. Muchos llegan con historias muy difíciles, pero también con una fortaleza increíble. Cada vez que uno de ellos encuentra un hogar, sentimos que todo el esfuerzo vale la pena. No es fácil, pero es una misión que llevamos en el corazón.
–Ese trabajo debe ser igual o mayor que salir al escenario. ¿Cómo lo viven?
Lucía: –Sí, es un trabajo enorme. Enfrentás historias tremendas: abuso sexual, violencia, drogas. Para ellos, eso era lo normal, porque crecieron en ese entorno. Hay que darles seguridad, que entiendan que ya no les va a volver a pasar. Es un trabajo que requiere poner el cuerpo desde otro lugar.
Joaquín: –Ella lo lleva adelante como nadie. Se involucra completamente.
Lucía: –Bueno, pero vos también estás. Cada uno aporta desde donde puede.
En la salud y en la enfermedad
–Lucía, este año enfrentaste una operación tras recibir un diagnóstico de cáncer.
–Me operaron el 12 de junio. Estaba en España cuando tuve una infección en los bronquios muy fuerte, y me hicieron una tomografía computada. El técnico, milagrosamente, tomó más imagen de lo necesario y ahí apareció un quiste. Mi médico en Madrid insistió en que me lo revisara al volver a la Argentina. Lo chequeamos y era premaligno. Decidieron sacar parte del páncreas y el bazo. Fue una cirugía grande, con una recuperación muy difícil. Pero, gracias a Dios, estoy bien.
–En 2006, también enfrentaste un ACV. ¿Cómo impactó eso en tu vida?
Lucía: –Ese fue mi primer gran aprendizaje. Ahí entendí que tenía que vivir más el presente. Está bárbaro proyectar, pero es fundamental escucharse, cuidar el cuerpo y no huir de uno mismo.
–Joaquín, ¿cómo lo viviste como hermano y socio en todo?
–Nos pusimos manos a la obra. Toda la familia estuvo al 100 por ciento. Las cadenas de oración nos dieron una energía increíble. Verla recuperarse fue una muestra de su fortaleza.
La experiencia de enfrentar estas pruebas de salud también dejó en los hermanos Galán una reflexión sobre la relación que mantienen con sus fans.
–¿Reciben el afecto del público en los momentos difíciles?
Lucía: –En mi recuperación, sentí una energía enorme de parte del público. Los mensajes que nos mandaron fueron un bálsamo en los días más complicados. Esa conexión es algo que agradezco profundamente. Antes era por carta, ahora es por las redes sociales.
Joaquín: –El amor del público siempre nos llega, y lo sentimos en cada show. Es una energía increíble que nos da fuerzas para seguir creando y cantando.
–Además del apoyo del público, su música ha impactado profundamente en sus seguidores. ¿Recuerdan alguna anécdota que lo refleje?
Lucía: –Sí, muchísimas. Asociaciones de chicos con síndrome de Down y autismo utilizan nuestras canciones porque dicen que generan reacciones increíbles. Nos han contado que hay niños que empiezan a moverse o a sonreír cuando escuchan nuestras melodías. Es algo muy fuerte.
Joaquín: –Recuerdo una vez en los Estados Unidos. Durante una entrevista en radio, una mujer llamó para contar que estaba en una relación complicada, que la habían dejado sola y pensaba abortar. Escuchó “Canción para una madre soltera” y decidió seguir adelante con el embarazo. Su hija, que tenía 10 años en ese momento, se llama Lucía por mi hermana. Ahí entendés lo fuerte que puede ser la música. Esos momentos son los que nos hacen sentir que valió la pena. La música tiene esa magia, llega a lugares inesperados y logra cosas que uno jamás imagina cuando escribe una canción.
Salir de gira
El dúo se encuentra en medio de la gira Siempre Juntos celebrando sus más de cuatro décadas en la música. Estuvieron en Buenos Aires, Santa Fe, Rosario, Colombia y Chile y tienen previsto una nueva fecha en el Movistar Arena el próximo domingo 24, así como en Córdoba (viernes 22), Montevideo (viernes 29) y el cierre de la gira, en Mendoza, el 6 de diciembre.
–¿Qué representa Siempre Juntos?
Lucía: –Habla de nosotros como hermanos y de nuestra relación con el público. Después de 40 años, seguimos luchando y disfrutando juntos.
–¿Y qué tienen previsto para el año próximo?
Joaquín: –Te voy a dar una primicia, la gira 2025 se llamará Noticias del Amor. Arranca en febrero en los Estados Unidos. Después iremos a México, Centroamérica y cerramos en Europa. Es una gran gira que tendrá nuevas canciones y un show pensado para seguir conectando con nuestro público en todo el mundo.
Lucía: –También estamos grabando un nuevo video y single en diciembre. Va a ser una historia muy especial, hay actores invitados, pero no puedo adelantar nada ¡Es sorpresa!