En el corazón del Parque Nacional Zhangjiajie, en la provincia china de Hunan, se halla uno de los monumentos más impresionantes de China. Este enclave natural único en el mundo combina paisajes oníricos con una biodiversidad excepcional. Además, está reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1992, gracias a sus espectaculares pilares de cuarzo que se alzan como gigantescas torres de piedra, algunas de las cuales alcanzan los 800 metros de altura.
Pero esto no es todo, pues entre sus imponentes montañas se ubica una de las mayores hazañas arquitectónicas del mundo. Se trata del ascensor Bailong, un monumento arquitectónico que fusiona ingeniería y naturaleza. Conocido como el “Elevador de los Cien Dragones”, esta estructura de alrededor de 325 metros de altura es el ascensor al aire libre más alto del mundo, según el Libro Guinness de los Récords. Desde su inauguración en 2002, ha ofrecido a millones de visitantes una experiencia vertiginosa y única: ascender por el costado de un acantilado y contemplar los paisajes que inspiraron la película Avatar de James Cameron.
Una proeza de la ingeniería moderna
El ascensor Bailong se construyó en un entorno de difícil acceso y en medio de estrictas regulaciones medioambientales debido al estatus de patrimonio natural de la UNESCO del parque. Compuesto por tres cabinas completamente acristaladas, cada una con capacidad para 50 personas, puede transportar a más de 1.300 pasajeros por hora. El trayecto hasta la cima, que dura apenas 88 segundos, permite a los visitantes disfrutar de vistas panorámicas de las formaciones rocosas que emergen entre la niebla.
Estas columnas de cuarzo, algunas de las cuales alcanzan los 800 metros de altura, han sido moldeadas por la erosión durante millones de años. La experiencia combina una sensación de adrenalina con una profunda conexión con el entorno natural. Es por ello que, desde su apertura, el ascensor Bailong ha transformado el turismo en Zhangjiajie, atrayendo a millones de viajeros nacionales e internacionales. Su construcción, sin embargo, generó polémica en sus inicios debido a preocupaciones sobre el impacto ecológico en una región de alta sensibilidad ambiental.
Según datos del gobierno local, el parque recibe más de 30 millones de visitantes al año, y el ascensor ha sido clave para facilitar el acceso a áreas remotas del parque. Esto ha impulsado la economía local mediante la creación de empleos en sectores como la hostelería, el transporte y el comercio.
Senderos y múltiples servicios
El acceso al ascensor Bailong se realiza desde el interior del Parque Nacional Zhangjiajie, específicamente en la zona de Wulingyuan, una de las áreas más emblemáticas del parque. Para llegar hasta allí, los visitantes suelen ingresar al parque por una de sus entradas principales, como la puerta sur o la puerta este, ambas conectadas a la red de transporte local y nacional. Una vez dentro del parque, los turistas pueden desplazarse a pie, en autobuses habilitados por las autoridades o en teleféricos que conectan diferentes áreas del recinto.
El trayecto hacia el ascensor incluye senderos señalizados que serpentean entre la vegetación y las icónicas columnas de piedra. En la base del ascensor, se encuentra un área de espera equipada con servicios para los visitantes, desde puntos de descanso hasta paneles informativos sobre el funcionamiento de la estructura y su historia. Dado el gran número de turistas que lo visitan diariamente, es habitual encontrar filas, especialmente en temporada alta, por lo que se recomienda llegar temprano para disfrutar de la experiencia sin contratiempos.