En Bogotá, la creciente ola de muertes relacionadas con hechos de intolerancia ha encendido las alarmas de las autoridades y la sociedad, pues según datos reportados por las autoridades, al menos 326 personas han perdido la vida en disputas impulsadas por conflictos triviales y reacciones violentas en la capital colombiana.
Este fenómeno de violencia se ha convertido en un problema constante con incidentes que surgen de desacuerdos aparentemente insignificantes y que derivan en tragedias mortales.
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Uno de los casos más emblemáticos fue el de un vendedor que atacó a otro por una disputa comercial ante la venta de 20.000 pesos en cilantro, incidente que fue reportado por Noticias Caracol y que se originó por ver quién tenía derecho a vender el producto, lo que escaló rápidamente en un enfrentamiento violento que resultó en el uso de un arma de fuego hasta dejar a la víctima tendida en el suelo.
Otro caso notable se registró en el barrio El Progreso, en la localidad de Los Mártires, donde una riña entre dos hombres terminó con el fallecimiento de un adulto mayor. La pelea, que comenzó con un intercambio verbal y culminó en golpes, resultó fatal cuando uno de los involucrados golpeó al hombre mayor, quien al caer se golpeó la cabeza contra el andén, lo que ocasionó su muerte de forma inmediata.
Qué dicen los expertos
Omar Oróstegui, director del Laboratorio de Gobierno de la Universidad de La Sabana, analizó la situación y destacó algunos factores clave que contribuyen a este fenómeno.
Según Oróstegui, la dificultad de los colombianos para resolver las diferencias de manera pacífica está impulsando un aumento en la violencia por disputas cotidianas, tanto en espacios públicos como dentro de los hogares, dado que factores como el uso de armas blancas o de fuego, el consumo de alcohol y el ruido en propiedades horizontales y otros espacios compartidos, son elementos que a menudo agravan estos conflictos.
“Es algo tan sencillo como que me miró mal o que está haciendo mucho ruido, y eso termina escalando en violencia”, afirmó Oróstegui.
Un informe del Laboratorio de Gobierno, basado en datos de la Policía y Medicina Legal, evidenció una correlación entre las llamadas al 123 por exceso de ruido y las riñas. Por ejemplo, en Bogotá, el ruido excesivo dentro de las viviendas ha sido señalado como un detonante común en los conflictos de convivencia, según la Secretaría de Seguridad de Bogotá, entre enero y julio de 2024, se registraron 179.990 denuncias relacionadas con niveles de ruido que excedían los límites permitidos.
En ese sentido, las autoridades señalan que a esta problemática también se suman conflictos relacionados con mascotas, consumo de alcohol, y ocupación del espacio público, todos ellos agravantes de las fricciones entre ciudadanos.
Oróstegui explicó que grandes ciudades como Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla son escenarios frecuentes de estos conflictos, incluso, en estas áreas urbanas, el ritmo de vida y la cercanía de las viviendas aumentan las probabilidades de interacciones conflictivas.
El llamado de las autoridades
El mayor Miguel Ángel Rendón de la Policía Metropolitana de Bogotá, hizo un llamado a la ciudadanía para que opte por “otros mecanismos oportunos” en la resolución de disputas. Rendón subrayó que la preservación de la vida y el respeto por la integridad de los demás deben ser primordiales y destacó la necesidad de fomentar una cultura de respeto mutuo y tolerancia.
“El llamado es al respeto por la dignidad de la persona, el respeto por el derecho que tenemos todos los ciudadanos, todas las personas, al derecho fundamental de la vida y a la integridad de las personas, a buscar otros mecanismos oportunos para que se pueda hacer una mediación efectiva”.