ACERTÓ CON UN OTOÑAL LOOK MONOCROMÁTICO

El encendido de la nueva iluminación de la Torre Dom, en Utrecht, la torre de iglesia más alta de los Países Bajos, cuya restauración llevó cinco años, fue la excusa perfecta para que la reina Máxima brillara con un look monocromático como sólo ella sabe hacerlo. Si bien es habitual verla haciendo gala de equipos cargados de color, esta vez la soberana se inclinó por el beige –con un toque de blanco a sus pies– y dio una clase de estilo y elegancia. Máxima llevó un abrigo capa, un suéter con mangas acampanadas y un amplio pantalón palazzo satinado –todas prendas de su diseñador de cabecera, Natan– que completó con clutch Hermès y botas de taco alto de Gianvito Rossi. Acompañada de la alcaldesa de la ciudad, Sharon Dijksma, la mujer del rey Guillermo Alejandro disfrutó de una de las citas más típicas de Utrecht: el desfile de San Martín en el que los habitantes recorren las calles llevando faroles.

La Reina recuperó de
su guardarropa un
abrigo capa reversible
en beige y camel de
Natan Couture x Alicia
Audrey que estrenó en
diciembre de 2021.Con clutch Hermès, guantes de cuero, destacados anillos en ambas manos y su reloj Cartier, Máxima posa con la torre iluminada como telón de fondo.

EMOCIÓN EN EL DÍA DEL RECUERDO

El domingo 10 tuvo lugar el solemne acto con el que todos los años se recuerda a los hombres y mujeres que perdieron su vida luchando por el Reino Unido, con presencia de la familia real casi al completo: sólo faltó la reina Camilla, ausente con aviso por enfermedad. Encabezados por el rey Carlos III, sus hermanos, los príncipes Ana y Eduardo (junto a su mujer, Sophie), su hijo mayor, el príncipe William –todos con uniforme militar–, y su nuera, la princesa Kate, los Windsor se dieron cita en el Cenotafio de Whitehall, en Londres, donde el emocionado monarca depositó una corona de amapolas rojas con hojas negras, un arreglo floral cuyo diseño también rinde tributo a su abuelo, el rey Jorge VI. Y, una vez más, la atención estuvo puesta en la princesa de Gales, cuyas apariciones públicas son contadas desde que anunció su diagnóstico de cáncer, en marzo pasado. Acompañada por la duquesa de Edimburgo, con quien compartió numerosas muestras de cariño y complicidad, Kate salió al balcón de la Oficina de Relaciones Exteriores, Commonwealth y Desarrollo vestida de riguroso luto. Y, desde allí, presenció el desfile de unos diez mil veteranos y ochocientos militares en actividad. Especialmente conmovida durante los dos minutos de silencio en memoria de los caídos que se rompieron con el repique de las campanas del Big Ben y un disparo de arma en el Horse Guardian Parade, la princesa no pudo contener las lágrimas cuando empezaron a sonar los primeros acordes del himno nacional “God Save The King”.

Kate compuso su estilismo con una chaqueta de inspiración militar, en cuya solapa llevó las amapolas rojas y el de la Guardia de Dragones de la Reina.
Lo complementó con unos pendientes de perlas que pertenecieron a Isabel II y un tocado de redecilla con flores tridimensionales. La duquesa de
Edimburgo, por su parte, eligió un vestido negro que combinó con sombrero de ala ancha, pendientes y gargantilla de perlas.Imagen del Cenotafio de Whitehall, en Londres,
donde la familia real depositó las ofrendas florales.En un gesto de
complicidad y contención, Sophie le pone la mano en el hombro cuando se van del balcón. El rey Carlos III,
a su derecha, la
princesa Ana y
detrás, su hijo, el
príncipe William,
y su hermano, el
príncipe Eduardo.
Todos vistieron
uniforme militar
y con el broche
de la amapola
en la solapa,
como manda el
protocolo.

La noche anterior, Kate había brillado en el tradicional evento de música clásica que se celebra en el emblemático Royal Albert Hall de la capital británica como parte de estas efemérides, donde se la vio contenida y cuidada por el príncipe William desde el momento en que bajó del coche oficial y donde los Windsor volvieron a dar una imagen de unidad.

Los príncipes de Gales en el Royal Albert Hall
durante el Festival Anual del Recuerdo de la Legión
Real Británica. Kate lució
un vestido-abrigo de mangas largas, stilettos,
pendientes de perlas que pertenecieron a su suegra,
Diana, y cartera Chanel.

LA HIJA MENOR DE CAROLINA DE MÓNACO

Alexandra es la única heredera que tuvieron el príncipe alemán Ernesto de Hannover y Carolina de Mónaco.

La familia real monegasca suma un nuevo graduado universitario. Alexandra de Hannover (25), la hija menor de la princesa Carolina de Mónaco y el príncipe alemán Ernesto de Hannover, finalizó sus estudios de Historia y Literatura en la sede parisina de la Universidad de Columbia. La joven –que es duquesa de Brunswick y Luneburgo y princesa de Gran Bretaña e Irlanda– celebró el logro con sus compañeras de clase, todas ellas vestidas con togas celestes con el escudo de la universidad y birretes a tono que arrojaron al aire al unísono.

Alexandra (a la izquierda de la foto) junto a sus compañeras, el día de su graduación.Las chicas cumplieron con la tradición de arrojar sus birretes al aire.

Este no es el primer título para Alexandra, que ya había cursado Ciencias Políticas y Filosofía en Nueva York y que sigue los pasos de sus hermanos mayores (frutos del matrimonio de Carolina con el empresario y motonauta italiano Stefano Casiraghi), que son universitarios. En especial, de Charlotte (38), que también estudió Filosofía en París, aunque lo hizo en La Sorbona. En tanto, Pierre (37) cursó Economía Internacional y Administración en la Universidad de Bocconi, en Milán, y Andrea (40) fue alumno de Artes Visuales y Política Internacional en la Universidad Americana de París. Al igual que sus hermanos, Alexandra desempeña un rol importante en el principado de Mónaco junto a su tío Alberto. Por eso es habitual verla en grandes citas de la familia real, como el Baile de la Rosa, el Día Nacional de Mónaco y las carreras de Fórmula 1.

Los Grimaldi en el último Baile de la Rosa, en marzo pasado.
De izquierda a derecha: los príncipes Charlene, Alberto II y Carolina, Charlotte
Casiraghi y la princesa Alexandra con su novio, Ben-Sylvester Strautmann.

A POCO MÁS DE DOS MESES DE SU BODA

Marta Luisa de Noruega (53) y su marido reaparecieron en público para asistir a un evento celebrado en el lujoso hotel SLS Beverly Hills, en Los Ángeles. La hija mayor de los reyes Harald y Sonia y Durek Verret (49) se casaron el 31 de agosto en el fiordo de Geiranger y luego partieron de luna de miel a Turquía. El domingo 10, la pareja estuvo en la primera edición de los premios de la revista Gurus y allí posaron con una gran sonrisa al recibir uno de los galardones. Hace unos días, el diario Se Og Hør publicó el testimonio de un sueco de 49 años que acusaba al chamán de una presunta agresión sexual. Rápidamente, Durek decidió iniciar acciones legales contra el medio escandinavo a través de su abogado Geir Lippestad, quien dejó en claro que no hay ninguna prueba contra su cliente. Elegante y tomada de la mano, la pareja se mostró muy unida, ajena a cualquier controversia.

Mientras que Marta Luisa llevó un llamativo vestido
off shoulders, que acompañó con un sobre con brillos y
deslumbrantes joyas, Durek apostó por pantalón y camisa a
juego, una chaqueta larga color rojo y zapatos brillantes.La tapa de revista ¡Hola! de esta semana