Cada vez son más los estudios que relacionan la salud mental de las madres con posibles patologías en los niños. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Tottori de Japón ha encontrado un vínculo entre la angustia o estrés de la madre y un mayor riesgo de epilepsia en sus hijos. Esa es la conclusión a la que han llegado tras analizar a casi 100.000 participantes en un artículo titulado “El impacto de la angustia psicológica prenatal materna en el desarrollo de la epilepsia en la descendencia: el Estudio sobre el Medio Ambiente y los Niños de Japón”, que ya ha sido publicado en la revista PLOS ONE.
La epilepsia es un trastorno neurológico crónico que se caracteriza por la aparición de crisis o convulsiones recurrentes, provocadas por una actividad eléctrica anormal en el cerebro. Según la Clínica Mayo, esta puede manifestarse de diversas maneras y tener múltiples causas, siendo una condición compleja que requiere un diagnóstico y tratamiento personalizados para cada paciente. En torno a 65 millones de personas en todo el mundo son epilépticas; 400.000 en España.
La aparición temprana de esta patología (se considera así cuando ocurre antes de los tres años) provoca retrasos en el desarrollo del niño y una alta resistencia a los medicamentos. Para el presente estudio, los investigadores japoneses analizaron los datos de 97.484 niños y el bienestar psicológico de la madre, que se midió haciendo uso de la Escala de malestar psicológico de Kessler (K6) dos veces durante el embarazo: una vez en la primera mitad y otra en la segunda mitad. En función de las respuestas ofrecidas, las participantes se clasificaron hasta en seis grupos distintos.
Las conclusiones fueron claras: los niños que desarrollaron epilepsia con uno, dos o tres años tenían madres que sufrieron una peor salud mental durante su embarazo. Los diagnósticos mostraron una tasa de diagnóstico hasta un 70% más alta. Por ello, los responsables del propio estudio concluyen que “son necesarios ajustes ambientales para promover la relajación en las mujeres embarazadas para prevenir el desarrollo de epilepsia en sus hijos”.
Para muchas personas, la epilepsia es manejable si se lleva el tratamiento adecuado, combinado con un estilo de vida saludable y evitar factores desencadenantes de las crisis, como el estrés, la falta de sueño y el consumo de alcohol. En casos más complejos, el apoyo psicológico y la educación sobre la enfermedad son claves para mejorar la calidad de vida.
Otros factores de riesgo de la epilepsia temprana
Estudios de investigación previos ya han identificado otros factores de riesgo de la epilepsia temprana, como el desprendimiento de placenta, la eclampsia (convulsiones durante el embarazo), la infección durante la gestación, un bajo peso al nacer y la leche artificial. En la investigación de Tottori también se demostró que son estos factores los que hacen más propensos a un niño a sufrir epilepsia temprana.
El bajo peso al nacer se asoció con un aumento del riesgo del 180% al año de edad, tomar la leche artificial en el primer mes mostró un aumento del riesgo del 203% a los dos años, y padecer alguna anomalía cromosómica aumentaba el riesgo en un 2100% al año de edad, en un 1567% al segundo año y en un 1000% al tercero.