“Sentí una bala quemando mi pierna”. El hombre que escribe esto es un periodista de años y como es un periodista de años sabe que una nota hay que empezarla con lo más fuerte. Entonces traslada esa lógica a su libro y, aunque está especializo en Economía, aunque va a contar una trayectoria periodística, aunque va a dejar ver mucho de la relación entre el periodismo y el poder, Osvaldo Granados abre 60 años de casta contando lo que le pasó en 1974, cuando presidía en la agencia Telam. Eran tiempos violentos.
“En el interior del viejo edificio de la calle Chacabuco había periodistas, fotógrafos, administrativos y choferes − incluso visitantes − que llevaban armas de fuego con la misma naturalidad con la que portaban sus propios documentos de identidad”, cuenta en el libro que acaba de publicar a través de editorial Planeta. Estaba el peronismo en el poder y Granados -hoy un reconocido analista y periodista económico- acaba de regresar de un viaje por la Unión Soviética con José Ber Gelbard, entonces ministro de Economía. Era otro mundo, pero era éste. De eso hablamos esta tarde de noviembre, por teléfono.
-No por nada arranca por la bala. ¿Tuvo miedo?
-En el momento no le di importancia. Como no le di importancia cuando me dijeron: “Tenés que echar a tu secretaria porque es de los servicios”. Y no: “No, si es la única que sabe hacer algo”. Cuando finalmente me fui, que me fui con amenazas, la echaron a ella también. Y volvió después del 24 de marzo de 1976, cuando la Marina se hizo cargo de la Agencia.
-Es decir, era de los servicios…
-Claro, evidentemente algo pasaba… Pero en ese momento lo tomé como algo natural.
-Se tomó las cosas más en serio su mujer, que trató de protegerlo…
-Sí. Me tocó en suerte una una mujer que me acompañó 38 años de casado y cuatro de novio, 42 años. Chachi de alguna forma me puso en vereda, me enseñó donde tenía que ubicarme en la vida, era un talismán. Entonces después de varios episodios en Telam se preocupó. Entonces hizo algo: yo tenía un chofer, Saldaña, y ella le contó que estaba asustada. Saldaña era un viejo periodista, que lo conocían todos y en Casa de Gobierno había gente amiga de él. La hizo entrar muy temprano y ahí ella fue a hablar con José Maria Villone, que era el secretario de Prensa y Difusión. Ella apareció en su despacho, justo él estaba con monseñor Eduardo Pironio. Y ella se puso a llorar.. terminaron diciéndole que se quedara tranquila.
-¿Y qué pasó cuando le contó lo que había hecho?
-¡Nunca me dijo nada! Estaba sellado que nadie tenía que hablar. Hasta que en la década del 90, en una fiesta, un muchacho me dice “Vos sí que te salvaste”. Y ahí me enteré.
“Patria financiera y dólar barato, esa es la síntesis del proyecto económico inviable de la dictadura” (De 60 años de casta)
-Pasaron muchos años. ¿Ves una diferencia en la relación entre el periodismo, el poder y la sociedad?
-En aquel momento el poder estaba menos repartido. Hoy aparecieron las redes, aparecieron los jóvenes, con otra mentalidad. Ahora tenés que discutir todas las cosas. La gente opina, critica y te hunde. Fijate que en Estados Unidos, en Estados Unidos, todos los diarios estuvieron en contra de Trump. Y ganó Trump.
-Bueno, por primera vez en mucho tiempo el Washington Post no se quiso pronunciarse, no fijó posición.
-Lo criticaron todos hasta acá lo criticaron. Se ve que el Washington Post sabía que iba a ganar Trump. Tenía la información justa.
-Llegaste al periodismo económico por casualidad, antes había hecho periodismo deportivo…
-Claro, pero en ese tiempo en Economía de los diarios escribían los economistas para los economistas. Y la gente no entendía un cuerno. Entonces, me llama Navarro Lahitte, que dirigía La Prensa. Y me dice que tengo que ir a esa sección. “Porque usted escribe claro, y quiero que escribas claro y le expliques a la gente”.
“Todavía tengo grabado en mi memoria el momento en que nos enteramos en la redacción de la operación militar del 2 de abril de 1982″. (De 60 años de casta)
-Y eso hiciste, pero tuviste que aprender economía.
-Y entonces me puse a estudiar un poco de Economía. Debo haber dado unas nueve o diez materias…
-Es algo bastante técnico, hay que saber.
-Para mí fue muy fácil. Mirá, yo no entendía un cuerno de la Circulares del Banco Central. Entonces empecé a preguntar quién sabía y quién podía explicarme y un tipo que se apiadó de mí después de tres o cuatro meses me dijo “andá a ver a Fulano, es hincha de Boca, igual que vos”. Y me explicó todo. Tenés que buscar a la persona, si no caminás…. En aquella época el periodismo, si no caminabas estabas muerto porque no había Internet, los cables de las noticias llegaban tarde, no había teléfono celular, no había redes. No había nada, tenías que averiguar todo vos. Era a pulmón.
-También así se conseguían cosas.
-Era tan precario todo, tan precario… ¿Sabés cómo averiguó el diario El Mundo el discurso de Alsogaray que iba a dar al día siguiente? Uno, que era vivo, estaba en el Ministerio de Economía hablando con la secretaria. Tomando café, qué sé yo. Vio papel carbónico en el cesto de papeles. Agarró el papel carbónico cuando no se dieron cuenta y se lo guardó. Con eso averiguó la línea general de Alsogaray al día siguiente. Mirá lo que te estoy hablando.
“En las peores circunstancias, siempre fue el peronismo el que hizo el ajuste más duro, de shock. Es el único partido que tiene espalda” (De 60 años de casta)
-Le tengo que hacer la famosa pregunta que hace Vargas Llosa. ¿Cuándo se jodió la Argentina?
-Mira, te lo digo con un solo dato. Desde el año 2011 no se creció más. Hace 20 años Argentina hacía 50 millones de toneladas del campo y Brasil 50 millones de toneladas. Hace 20 años. Hoy Argentina sigue haciendo 50 millones y Brasil hace 150 millones de toneladas.
-¿Por qué?
-Tecnología, herbicidas, fertilizantes, nuevas máquinas, nueva tecnología, nuevos campos. Pero aparte de eso, no hubo inversiones. ¿Y sabés por qué no hubo inversiones? Porque estábamos malditos. Yo ahora apunto mucho al RIGI , el régimen especial para las grandes inversiones, que eso sí va a explotar la minería. Eso te lo digo desde ahora. Es la primera vez que ponen a la a la minería en igualdad de condiciones que en Chile y Perú. Va a explotar la minería, va a ser un boom. ¿Vos sabés cuánto exporta Chile de minerales? Bueno, Chile exporta exactamente 45 mil millones de dólares. ¿Sabes cuánto exporta Argentina? 3000.
-Vos sabés que hay mucha oposición ambientalista a eso.
-Ah, yo le dije lo mismo a Llaryora, el gobernador de Córdoba. ¿Y sabés lo que me dijo? Que es como tener la heladera llena pero cerrada con llave y la gente se te muere de hambre afuera. Hay que terminar con eso.
-Lo que se cuestiona es que en el camino se destruya todo hacia el futuro.
-Saca minerales Canadá, saca Australia, se hace en todos los países del mundo. En todo caso, fijate que no contaminen y revisalo de vez en cuando. Pero no me vengan con que no podemos sacar el cobre que puede sacar Chile y puede sacar Perú.
-¿Entonces usted piensa que la Argentina se puso mal hace 20 años, o sea, después de la crisis de 2001?
-Para mí se pudrió hace bastante, después de la crisis del 2001. Para mí sí, porque crecimos muy poco y después volvimos a caer. Todo se terminó en el 2011, cuando Cristina usó toda la plata que había. Se quedó con la plata de las AFJP. Cuando no tenía un peso, trató de hacer la 125. Cuando se les termina la plata, se termina el populismo. Si el populismo no tiene nada para repartir, está cocinado. Cristina alguna vez dijo: “Para mí la economía es poner plata en el bolsillo de la gente”. Sí, ¿la plata de quién?
-¿De quién?
-Vas a poner más impuestos. ¿Vas a pedir prestado? No, no te prestan. Vas a emitir, Vas a fabricar platita. Y después la platita te lleva a una inflación de dos dígitos mensuales. ¿Por qué Chile, Perú, Brasil, Uruguay, todos tienen una inflación del 3% en el año y nosotros 200? Porque está el populismo. Es así, cuidar el déficit fiscal y no emitir lo que no tenés que emitir no es ni de derecha ni de izquierda. Es así.
“Nos ha costado entender que, invariablemente, la plata se termina y que la emisión monetaria no es una solución”. (De 60 años de casta)
-Usted escribe en un momento que cuando terminaba el gobierno de Menem se buscó a alguien “serio” y así ganó De la Rúa. ¿Ves algunos otros vaivenes de ese tipo en la historia?
-Siempre hubo. Frondizi y Frigerio consiguieron inversiones impresionantes en dos años, tres años, autoabastecimiento petrolero, llegaron las grandes empresas de acero, cemento, las automotrices llegaron todas. Tres años después llegó el otro radicalismo, el de Perette e Illia. ¿Qué es lo primero que hicieron? Anularon los contratos petroleros de Frondizi. ¿Qué te parece? ¿Te parece lindo eso?
-Entonces…
-¿Entonces por qué nadie viene a invertir acá? Porque nosotros después metemos una trampa. Una vez que entraron, le metemos la trampa. ¿Por qué el RIGI ahora puede tener éxito? Porque por 30 años no les podés tocar los impuestos a los inversionistas. Así venga otro gobierno y quiera ponerles más impuestos. Y si yo tengo que litigar con la Argentina litigo en los tribunales de Nueva York. Acá no.
-En el libro dice que no le extrañó cómo votó la gente… Digo un proyecto como el de Javier Milei.
-En este momento, hay un cambio de época. No acá, sino en casi todo el mundo. ¿Sabes cuál es? Que el centro es débil. Que ni centroizquierda ni centroderecha. Quieren algo definitivo, determinante.
-¿Y eso existe?
-Quieren algo que vaya a fondo. Que si vas a hacer los cambios, hacelos. Si vas a prometer que vas a terminar con todo lo anterior, vamos. Estamos hartos de los tibios. Los tibios no hacen nada. Y todo el mundo, los jóvenes especialmente, querían eso. No quieren más tibios. No quieren más negociadores. Los negociadores terminan afanando entre ellos y los que están negociando.
-¿Pero eso no es la ilusión del hombre fuerte, un papá?
-Un papá no, sí un hombre fuerte. Que diga “esto se hace así” y se terminó. El centro se disolvió. Sólo queda para la gente muy grande por ahí. Pero los jóvenes ahora querían algo más drástico.
-Sin embargo no la están pasando bien los jóvenes…
-Los jóvenes apoyan a Milei. Con todo el ajuste que hizo…. Nunca vi nada parecido en 60 años: tiene el 50 por ciento de aprobación. Es un milagro.
-¿Y cómo lo entiende?
-Ya estaban hartos de todo lo anterior. Un joven de unos 26, 27 años me dijo: “en el balotaje yo no tenía dudas, la verdad es que prefiero el loco. Es el único que te puede cambiar algo”.
-¿Y usted piensa que el triunfo de Trump tiene algo que ver con eso?
-Trump también. No a las medias tintas. Encima los demócratas tuvieron que sacar a BIden y pusieron de apuro a esta pobre mujer (N. de la R: por Kamala Harris) que tuvo que luchar en cuatro o cinco meses, cuando no se esperaba ser candidata. Pero la gente, en definitiva, vota con el bolsillo y la inflación les pega los de abajo.
-¿Mirando para atrás en su vida profesional, está satisfecho?
-Sí, pero soy como un Pacman, sigo para adelante. Siempre busco cosas nuevas. Me fui de acá, volví para acá… es lo mío. Quizás porque pasé una infancia, ahí está contada en el libro, más o menos complicada. Con poco reconocimiento, casi nulo. Es como que yo quise demostrar a todo lo demás que podía.
-¿Y ahora? ¿Entonces qué viene?
-No… para mí el libro es la frutilla del postre.
Quién es Osvaldo Granados
♦ Nació en 1938 en Buenos Aires
♦ Estudió el Profesorado en Letras.
♦ Trabajó en La Prensa, Clarín y Noticias.
♦ Fue uno de los fundadores del diario Ámbito Financiero.
♦ En televisión trabajó en Telenoche, en Nuevediario y en el noticiero de Telefé, y en radios como Mitre, Del Plata y Continental.
♦ Es miembro de la Academia Nacional de Periodismo,