Antes, mucho antes de animarse a la actuación, Sofía Anka (26) probó otros caminos. “No quería saber nada con la idea de ser actriz como mamá. Estudié Psicología y Trabajo Social como para distraer un poco la cabeza y, en el mientras tanto, empecé a trabajar como asistente en sus obras de teatro. Todo ese mundo dentro y fuera del escenario me encantó… En realidad, siempre me había gustado, sólo que llegué a un punto en que decidí no escaparle más a ese deseo y me inscribí en la Escuela Metropolitanta de Arte Dramático”, cuenta la hija de Nancy Anka (54).

Sofía está a punto de recibirse y su tesis es la obra Con su madre, Nancy Anka. “Qué lindo vínculo hemos construido entre las dos, hija hermosa”, escribió la actriz de

−¿Qué te pasa cuando estás arriba del escenario?

−Vivo algo muy lindo. ¿Viste cuando te duelen los cachetes de tanto sonreír? Bueno, a mí me pasa eso cuando actúo. Es transitar otro estado de felicidad y de placer absoluto.

−¿Qué descubriste de esta carrera?

−Creo que es una profesión que hay remarla, sostenerla, militarla. Es una carrera en la que también estás muy abrazada a la frustración.

¿Qué recuerdos tenés de tu mamá artista?

−Muchos tienen que ver con todo lo que hizo en teatro y de los viajes que compartimos con los elencos de cada una de las obras. Esa vida de camarín, de ir de gira en gira, de convivir durante horas con otros actores y técnicos generó en mí mucha magia. Por eso creo que disfruto tanto del trabajo colectivo.

“Amo la actuación, pero es una carrera que hay remarla, sostenerla, militarla… Estás muy abrazada a la frustración”, confiesa.

−¿Cuál es tu mayor fantasía como actriz?

−Me encantaría poder vivir de esta profesión, eso ya es un sueño loco. [Se ríe]. También me gustaría tener la oportunidad de filmar alguna peli, irme afuera a trabajar…

−Tal como vos lo mencionaste hace unos minutos, el camino de la actuación también tiene una gran carga de frustración…

− Un montón, pero ¿sabés qué? Soy tan perseverante como mi mamá, no me rindo tan fácil. Todos los días ella me enseña a seguir luchando por lo que quiero. En estos veintiséis años que la conozco −dice riendo− nunca renunció a sus sueños, siempre la vi pelearla. Nunca intentó seguir otra cosa o buscar otro trabajo.

−”Ser la hija de…”, ¿abre puertas?

−Mi vieja labura desde los 12 años y se metió de lleno en la televisión. Yo, en cambio, creo que estoy haciendo otro recorrido, como al costado y en puntitas de pie. A veces me da la sensación de que no tomo real consciencia sobre quién es mi mamá. Sé que es una grosa y me da mucho orgullo cuando me preguntan si soy su hija.

Mamá mantiene una gran amistad con las chicas de ¡Grande Pa!, son mi familia de corazón. De hecho a María (Leal) le digo ‘abuela’

−Me imagino que en algún momento viste ¡Grande Pa!

−¡Sí! Si bien no llegué a vivir el auge de la telenovela, mi abuelo me hizo ver todos los capítulos que había grabado en video cassette. Ya pasaron más de treinta años de ¡Grande Pa! y mamá se sigue viendo con María (Leal), Julieta (Fazzari) y Gabi (Allegue). Para mí ellas son mi familia de corazón. De hecho, a María le digo abuela.

−¿Cuál fue el mejor consejo de tu mamá?

−Hay algo que ella me repitió toda la vida y es que nunca deje de ser fiel a mí misma. Cuando era chica, me dijo: “Mirá, Sofi, vos me vas a amar no porque soy tu madre sino por todo lo que construya con vos”. Ahora entiendo todo.•

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