Después de que la Copa Libertadores le encogiera el corazón, River empieza a sacar pecho en la Liga Profesional. Va emergiendo de la imagen de abatimiento e impotencia de la serie ante Atlético Mineiro. Recupera terreno, quizá se acordó tarde -se verá- para pelear por el título de la Liga Profesional, pero está sumando puntualmente para meterse en la Libertadores 2025. Se puso otra vez en marcha.
“Vamos a apretar a los de arriba, que sepan que River va a estar ahí, apretando”, se entusiasmó Facundo Colidio, autor del 3-2 sobre Instituto con un toque cruzado de zurda, tras una magnífica asistencia de cachetada de Pity Martínez, que sigue entregando destellos de jerarquía en los minutos que viene teniendo en los últimos cotejos, tras la larga recuperación por una lesión.
¡POLÉMICA EN EL AMANECER DEL PARTIDO EN CÓRDOBA! ¿Era penal para River?
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— ESPN Argentina (@ESPNArgentina) November 7, 2024
En rendimiento y producción, no es el mismo River de los primeros cotejos del segundo ciclo de Marcelo Gallardo. Pasó del equipo que se estaba armando de atrás hacia adelante, más sólido que profundo, a uno más audaz, que arriesga del medio hacia adelante y defiende uno contra uno en su campo. A tumba abierta. Sufre y golpea. Golpea y sufre. La necesidad, seguramente incrementada por esa racha de seis cotejos con un solo gol (y de penal), lo lleva a proponer y exponerse. A rebelarse contra la sequía. Ahora hizo de a tres contra Banfield e Instituto. De esos vaivenes surgió el emotivo triunfo por 3-2. Se repuso a la desventaja (0-1) del primer tiempo y después volvió a rehacerse con el 2-2 de Instituto. Y el resultado siguió abierto, para el cuarto de River o el empate local, hasta el último segundo.
De la dureza de partido que le esperaba River tuvo un aviso antes de los dos minutos del comienzo. Al ir a buscar una pelota sobre el lateral en la zona central, y tras recibir un empujón desde atrás de un rival, Meza dio la cabeza contra el lente de la cámara de piso de la transmisión televisiva. Hubo preocupación en un principio, pero el refuerzo llegado desde Monterrey se recuperó. Fue la bandera de largada para un desarrollo ardoroso, con escasos respiros. Una intensidad que también puso rápidamente a prueba al árbitro Merlos, que a los 4 minutos tuvo que decidir, en el monitor del VAR, si la mano de Brizuela dentro del área había sido penal, pero finalmente sancionó un leve empujón desde atrás de Solari sobre el defensor.
Lo más destacado de Instituto 2 – River 3
Los dos proponían pierna fuerte y ritmo intenso. River, para atacar; Instituto, para salir rápido con pelotazos. En ese duelo, el equipo cordobés pegó primero y de manera más contundente. A los avances que River intentaba construir con una sucesión de pases y combinaciones, Instituto respondió con un ataque directo: envío largo desde el lateral izquierdo para la corrida de Gregorio Rodríguez, que con un giro en la línea media le empezó a ganar el sprint a González Pirez, hasta meterse en el área y definir con un puntazo por el primer palo que no cubrió Armani. Fue un mano a mano que River pagó caro.
Iban 22 minutos y el 1-0 de Instituto subió el voltaje, en una cancha en la que la presión ambiental que baja de las tribunas se hace sentir. River asimiló el golpe, no se quedó. Meza dejó el sector izquierdo y por adentro condujo y armó juego, mostró una continuidad que últimamente no se le veía. Echeverri también se mostraba y encaraba; los laterales se proyectaban. River juntaba mucha gente en la zona de gestación, obligaba a Colidio a ser el referente en el área, en una función que no se ajusta tanto a sus características.
La visita tuvo ocasiones para empatar en el primer tiempo: en un tiro libre de Meza, en dos intervenciones de Colidio (una tapada por Roffo), en un remate de media distancia de Echeverri, en otro de Simon que dio en un poste. Algunas sanciones de Merlos eran controvertidas, tanto como los ocho minutos que dio de descuento en un encuentro que hasta ese momento no había tenido cambios.
River tenía la pelota y la iniciativa, le faltaba ajustar la terminación de las jugadas, y no abusar tanto de los centros, sobre todo cuando eran frontales y encontraba bien plantada a la defensa local. Sin el suspendido Borja, no contaba un N° 9 para fijar a los zagueros centrales. Igual se las arreglaba para inquietar también por arriba, con un cabezazo de Meza tras un córner que despejó Roffo con grandes reflejos.
Otra lesión muscular se interpuso en el camino de Marcos Acuña, que a los 12 minutos del segundo tiempo se fue en la camilla, dolorido en el muslo posterior izquierdo. River no aflojó, siguió yendo a la carga y encontró el empate con Pablo Solari, el hombre del triunfo frente a Banfield, que tomó un despeje de Roffo tras un disparo de Meza dentro del área.
Preocupación en River: Huevo Acuña sintió una molestia y fue reemplazado.
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Los goles que River había buscado durante un largo rato los encontró en un lapso de menos de diez minutos, con el 2-1 de cabeza de Paulo Díaz, cuyo frentazo se desvió levemente en Brizuela y desacomodó al arquero. Diego Dabove había mandado a la cancha al grandote Facundo Suárez (1,90m) y pronto sacó rédito con un lateral, dos cabezazos en el área y la arremetida de Jonás Acevedo por el segundo poste. Sucesivamente, en esa acción fueron perdiendo los duelos individuales Bustos, Paulo Díaz y Enzo Díaz.
Otra vez volver a empezar para River. Ya estaban en la cancha el Pity Martínez y Mastantuono. River recargaba baterías ofensivas. Tuvo premio Colidio, un delantero que aúna despliegue y entrega con calidad técnica. Un combo que le asegura la titularidad en este momento de River. En su última visita a la cancha de Instituto había convertido un hat-trick y anoche terminó siendo la carta de triunfo, que en el saldo positivo también le dejó a River la mejoría de Meza. River empieza a ser otro, cuando se había quedado sin objetivos y se le acababa el año.