WASHINGTON.- En un mensaje sobrio y desafiante ante una multitud en la Universidad Howard, la vicepresidenta, Kamala Harris, reconoció su derrota en la elección presidencial de Estados Unidos y acepto la victoria de Donald Trump con un llamado a los jóvenes a continuar la lucha que impulsó su campaña y a “arremangarse las mangas” ante un nuevo gobierno trumpista.
El mensaje de Harris puso punto final a una de las campañas más vertiginosas e inusuales que ha visto Estados Unidos, que duró exactamente 107 días desde que tomó la posta que le entregó el presidente, Joe Biden, al día de la elección. Aunque el resultado no era el que esperaban, le dijo Harris a sus seguidores, “la luz de la promesa de Estados Unidos siempre brillará”.
“El resultado no es lo que queríamos, no es lo que luchamos, no es lo que esperábamos, pero escúchenme cuando digo que la luz de la promesa de Estados Unidos siempre brillará mientras nunca nos rindamos y sigamos luchando”, dijo Harris.
Harris le agradeció a su familia, a su compañero de fórmula, Tim Walz, a su equipo de campaña y a los voluntarios, y dijo que había llamado a Trump, a quien al cierre de la campaña había llamado “aspirante a dictador” y “tirano mezquino”, para felicitarlo. El resto de su mensaje se ocupó de marcar diferencias con Trump, y de arengar a la tropa para la batalla que viene.
“Un principio fundamental de la democracia estadounidense es que, cuando perdemos una elección, aceptamos los resultados. Ese principio, al igual que cualquier otro, distingue a la democracia de la monarquía o la tiranía, y todo aquel que busque la confianza del público debe respetarlo”, dijo, en un dardo a Trump, que nunca reconoció su derrota de 2020.
“En nuestra nación, no le debemos lealtad a un presidente o a un partido, sino a la Constitución de los Estados Unidos, y lealtad a nuestra conciencia y a nuestro Dios”, dijo Harris en uno de los tramos más enérgicos de su discurso. “Mi lealtad a los tres es la razón por la que estoy aquí para decir que, si bien concedo esta elección, no concedo la lucha que impulsó esta campaña”, afirmó.
Harris habló a su equipo de campaña, sus seguidores, los demócratas, el país y el mundo desde el prado central de su alma mater, la Universidad Howard donde se graduó, un lugar cargado de simbolismo que había elegido pensando en un avance histórico: convertirse en la primera mujer en llegar a la presidencia de la primera potencia global. La abrumadora victoria de Trump y la paliza que recibieron los demócratas en las casillas de votación alteró el contenido del último discurso que brindó como candidata, pero no el espíritu que impulsó su campaña
“Para los jóvenes que están viendo esto, está bien sentirse triste y decepcionado, pero sepan que todo estará bien. En la campaña, a menudo les decía que cuando luchamos, ganamos. Pero la cuestión es la siguiente: a veces la lucha lleva un tiempo”, les dijo a los jóvenes que la escuchaban, muchos de ellos, en lágrimas “Eso no significa que no ganemos. Eso no significa que no ganemos. Lo importante es que nunca se rindan. Nunca se rindan. Nunca dejen de intentar hacer del mundo un lugar mejor. Tienen poder. Tienen poder”, arengó, en medio de los aplausos.
“Este no es momento de rendirnos. Es momento de arremangarnos”, cerró.
Harris cerró su discurso, que duró alrededor de 12 minutos, con un mensaje que buscó inyectar optimismo a una multitud abrumada por una nueva derrota ante Trump y su movimiento político.
“Hay un dicho que un historiador llamó una vez ley de la historia, válida para todas las sociedades. A lo largo de los siglos, el dicho es que solo cuando está lo suficientemente oscuro se pueden ver las estrellas”, le dijo a su multitud. “Sé que muchas personas sienten que estamos entrando en una época oscura, pero por el bien de todos nosotros, espero que no sea así. Pero aquí está la cuestión, Estados Unidos, si lo es, llenemos el cielo con la luz de un brillante, brillante billón de estrellas. La luz del optimismo, de la fe, de la verdad y del servicio”, se despidió.