En un escenario donde la búsqueda de alimentos funcionales se vuelve cada vez más relevante, algunos frutos rojos destacan, no solo por su atractivo visual, sino por el respaldo científico que confirma sus propiedades. Entre ellos, el cranberry, el casis y el arándano se consolidan como aliados clave para fortalecer distintos sistemas del organismo, prevenir enfermedades crónicas y promover un envejecimiento saludable.
Su composición nutricional —rica en antioxidantes, vitaminas esenciales, polifenoles y fibra dietética— convierte a estos pequeños frutos en opciones valiosas para incorporar de forma cotidiana a la alimentación, con un impacto positivo demostrado sobre la salud urinaria, cardiovascular, intestinal e inmunológica.
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1. Casis: cuatro veces más vitamina C que la naranja
Conocido también como grosella negra (Ribes nigrum), el casis se perfila como uno de los frutos más densos en nutrientes.
Se cree que su cultivo comenzó alrededor de las últimas décadas del siglo XVII en Europa y es especialmente valorado en Francia, en donde se lo usa para la producción de licores y dulces, como la célebre crème de cassis. Tiene una larga historia como planta medicinal por sus múltiples propiedades; tanto la fruta en sí, como también sus hojas, corteza y raíces.
De sabor intenso y ligeramente ácido, aporta una concentración de vitamina C cuatro veces superior a la de la naranja, señala Milagros Sympson, nutricionista (M.N. 12067), lo que lo convierte en un potente modulador del sistema inmune.
Entre sus principales beneficios la nutricionista destaca los siguientes:
- Potente efecto antioxidante: supera en capacidad neutralizadora de radicales libres a otros frutos rojos, contribuyendo a retrasar el envejecimiento celular y a disminuir el riesgo de enfermedades crónicas.
- Efecto antiinflamatorio: gracias a la presencia de ácido gamma-linolénico (GLA), un tipo de omega-6 con propiedades antiinflamatorias, favorece la salud de la piel y ayuda en cuadros inflamatorios como la colitis.
- Mejora del metabolismo: su fibra soluble y sus polifenoles actúan regulando la glucemia, promoviendo la sensibilidad a la insulina y controlando los picos de azúcar en sangre, fundamentales en la prevención de diabetes tipo 2.
- Cuidado cardiovascular: estimula la vasodilatación arterial y la producción de óxido nítrico, mejorando la circulación y reduciendo el riesgo de aterosclerosis.
- Salud ocular: sus antocianinas fortalecen la circulación en la retina, disminuyendo la fatiga visual y ayudando a prevenir trastornos como la degeneración macular.
Consumido fresco, en jugos, yogures o como ingrediente de postres, el casis ofrece una vía sencilla y eficaz para reforzar las defensas naturales del organismo.
2. Cranberry: guardián del sistema urinario y de la salud renal
Originario de Norteamérica, el arándano rojo (Vaccinium macrocarpon), popularmente conocido como cranberry por su nombre en inglés, no solo tiene un lugar en la cultura culinaria, sino también en la medicina natural.
Entre sus principales virtudes, estudios publicados en los National Institutes of Health (NIH) destacan la capacidad de prevenir infecciones urinarias, gracias a las proantocianidinas, compuestos que inhiben la adhesión de bacterias como la E. coli a la mucosa del tracto urinario, reduciendo de manera significativa las recurrencias.
“Las proantocianidinas forman una sustancia que deja jabonoso el epitelio de la uretra de la vejiga y hace que las patitas de la E. coli no se adhieran a este”, simplifica Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en nutrición (M.N. 113614). “Esto puede prevenir las infecciones urinarias en pacientes con reincidencia de este cuadro. Sin embargo, sus efectos no están probados en pacientes internados”.
Además, su acción antioxidante resulta crucial para proteger los riñones del daño oxidativo, un factor asociado a la progresión de enfermedades renales crónicas.
Según estudios citados por la National Library of Medicine, los polifenoles y flavonoides del arándano rojo neutralizan radicales libres y disminuyen la inflamación sistémica.
Su impacto no termina allí: varios estudios publicados en el marco académico hablan del potencial de los cranberries para:
- Mejorar la salud intestinal al actuar como prebióticos, favoreciendo la proliferación de bacterias beneficiosas en la microbiota intestinal.
- Contribuir a la preservación del colágeno, retardando el envejecimiento cutáneo y vascular al inhibir la formación de productos finales de glicación avanzada (AGEs), responsables de la pérdida de elasticidad de los tejidos.
- Apoyar la salud bucal previniendo la formación de caries y enfermedades periodontales.
Estos datos posicionan al arándano rojo no solo como un alimento funcional, sino como una herramienta complementaria en la estrategia de prevención de diversas patologías.
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3. Arándano: el clásico respaldado por la ciencia moderna
Los arándanos ganaron protagonismo en las últimas décadas no solo por su versatilidad gastronómica, sino por la sólida evidencia científica que respalda sus efectos positivos sobre la salud.
Los NIH publicaron distintos estudios en los que se señala que una ingesta moderada de arándanos puede reducir el riesgo de desarrollar problemas cardíacos y diabetes de tipo 2.
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Entre los beneficios más sólidos del consumo de este fruto rojo, la ciencia hace hincapié en los siguientes:
- Prevención de enfermedades cardiovasculares. Su alto contenido de antocianinas mejora la función endotelial y reduce la presión arterial, disminuyendo el riesgo de eventos coronarios.
- Mejora las funciones cognitivas. Múltiples estudios informaron que el consumo o la suplementación con arándanos, en diversas dosis y duraciones, mejoró ciertos indicadores de rendimiento cognitivo, en particular la memoria a corto y largo plazo y la memoria espacial. Otro estudio mostró mejoras significativas en el estado de ánimo en el grupo que consumió productos a base de arándanos, mientras que otros cuatro no reportaron cambios.
- Equilibrio de la microbiota intestinal. Otro análisis de datos publicado en el NIH indica que la suplementación con arándanos mejora la salud intestinal al mejorar la morfología del intestino, reducir la permeabilidad intestinal, suprimir el estrés oxidativo, aliviar la inflamación intestinal y modular la composición y función de los microorganismos intestinales.
- Prevención de disfunción vesical. Un estudio publicado en el NIH sugiere que el consumo diario de arándanos previene el desarrollo de disfunción vesical secundaria a obstrucción de salida vesical mediante dos mecanismos que podrían ejercer un efecto sinérgicamente: la acción antioxidante y la inhibición del remodelado vesical.
Cómo sumarlos a la dieta
Priorizar estos tres frutos en su formato fresco, o congelado, es la mejor opción para poder aprovechar todos sus nutrientes, explica Sympson. Agregarlos al plan de alimentación es simple, a continuación, algunas recomendaciones:
En el desayuno
- Agregarlos al yogur natural, kefir o leche vegetal en un bowl con avena.
- Sumarlos a smoothies con banana, espinaca y semillas.
Como snack
- Consumirlos frescos o deshidratados (sin azúcar agregada).
- Agregarlos a una mezcla de frutos secos y semillas.
En platos salados
- Incorporarlos en ensaladas verdes con queso de cabra y nueces.
- Usarlos en vinagretas, chutneys o reducciones.