El 93% de los expertos anticipa ciberataques diarios con base en IA para 2025 (Imagen ilustrativa Infobae)

La transformación de la cadena de suministro ya no es un horizonte, es un presente que nos interpela y nos exige más que nunca. Entramos en una etapa en la que la resiliencia, la agilidad y la sostenibilidad dejaron de ser atributos aspiracionales para convertirse en los verdaderos pilares del éxito operativo. Hacer más con menos, sí, pero también hacerlo mejor, más rápido y con menor impacto.

La buena noticia es que hoy tenemos las herramientas. Las tecnologías emergentes, lideradas por la inteligencia artificial, están redefiniendo los límites de lo posible en logística. Y no lo digo porque suena bonito, lo digo porque lo veo todos los días en nuestras empresas, en nuestros equipos, en nuestros casos de éxito regionales.

Porque cuando hablamos de cadenas de suministro inteligentes no estamos hablando solo de robots o drones. Estamos hablando de decisiones mejor tomadas. De rutas optimizadas en tiempo real. De sistemas que aprenden. De inventarios que se autorregulan. De centros de distribución que se reconfiguran como hubs urbanos para acortar la última milla.

La buena noticia es que hoy tenemos las herramientas. Las tecnologías emergentes, lideradas por la inteligencia artificial, están redefiniendo los límites de lo posible en logística

¿Ejemplos? Basta con ver lo que está haciendo Rappi en ciudades como Medellín o lo que logró Frávega al implementar IA para predecir picos de demanda y reubicar stock estratégicamente. O el caso de Cencosud en Chile, que integró IA generativa para rediseñar sus flujos logísticos y reducir tiempos de entrega un 18% sin aumentar costos. Esto no lo leí en un informe europeo: lo vi suceder con equipos de carne y hueso de nuestra región, con talento local y visión de largo plazo.

Claro que los desafíos son enormes. Según el reporte “AI Trends 2025” de Info-Tech, el 41% de las empresas está recién desarrollando una estrategia de IA, y el 26% aún no tiene una específica, aunque la incorporará en sus planes generales. ¿Qué nos dice eso? Que todavía estamos a tiempo. Que si logramos que los dedos de una mano trabajen juntos, el puño que impulsa al ecosistema digital va a ser más fuerte que nunca. Pero tenemos que ponernos en marcha a nivel ecosistema.

Resiliencia, en este sentido, es aprender para desaprender y volver a aprender cuando el contexto cambia. Al igual que agilidad no es solo velocidad, sino también es capacidad de adaptación con sentido; y sostenibilidad no es solo cuidar el planeta, es diseñar sistemas logísticos que sean eficientes hoy sin comprometer la rentabilidad del mañana.

Según el reporte “AI Trends 2025” de Info-Tech, el 41% de las empresas está recién desarrollando una estrategia de IA, y el 26% aún no tiene una específica, aunque la incorporará en sus planes generales

En América Latina, esto se vuelve aún más urgente. Porque nuestras brechas son grandes, sí, pero nuestras oportunidades lo son más. Porque el que llega primero no siempre gana, pero el que llega mejor preparado se sostiene en el tiempo.

Hoy la IA nos permite anticiparnos. Algoritmos predictivos que leen patrones de consumo, herramientas que conectan inventarios con inteligencia de ventas, sistemas que no solo automatizan, sino que recomiendan y corrigen. ¿Sabían que el 65% de los líderes tecnológicos consideran la privacidad y la seguridad como factores clave al elegir soluciones de IA, según el mismo informe? Porque tampoco se trata de subirse a la ola sin timón. Gobernanza, ética y foco en el valor humano siguen siendo esenciales.

En este contexto, el Manifiesto Human Augmented AI First es un contenido por demás relevante, puesto que es una declaración de principios que plantea una nueva forma de integrar la inteligencia artificial en nuestras cadenas de valor sin sustituir lo humano sino, más bien, amplificando nuestras capacidades con algoritmos que aprenden junto a nosotros, nos asisten en la toma de decisiones y actúan con criterio ético y propósito claro. Esta visión propone un modelo donde la IA no solo automatiza, sino que potencia: analiza, recomienda, corrige y escala conocimiento.

Como decía el gran Ayrton Senna: “No se puede superar el límite si no sabes exactamente dónde está”. Esto es, justamente, comprender que la inteligencia artificial aplicada a la cadena de suministro no termina con la implementación de una solución: hay que sostenerla, ajustarla, dominarla incluso cuando las condiciones cambian drásticamente.

 Lo que está en juego es cómo diseñamos sistemas donde lo tecnológico y lo humano no compitan, sino que colaboren

Así es como veremos que la verdadera excelencia la alcanzaremos después de poner a correr la IA, cuando empecemos a lograr que mantenga su rendimiento en lluvia, en curva, en tráfico denso. En saber cuándo acelerar, cuándo frenar y cuándo corregir el rumbo sin perder tracción. Esa es la diferencia entre adoptar tecnología y convertirla en ventaja competitiva sostenible.

Una IA gobernada, explicable y alineada con objetivos de negocio y valores humanos. En este enfoque, la eficiencia no está reñida con la empatía, ni la innovación con la transparencia. Lo que está en juego es cómo diseñamos sistemas donde lo tecnológico y lo humano no compitan, sino que colaboren, porque la transformación digital real no es solo tecnológica: es cultural, estratégica y profundamente humana.

No quiero dejar de lado el impacto. Considerando que el 93% de los expertos anticipa ciberataques diarios con base en IA para 2025 (Securitymagazine, 2025), necesitamos pensar en nuestras cadenas de suministro no solo como una red de transporte y almacenaje, sino como una arquitectura viva, resiliente y segura. Como un sistema nervioso del retail que tiene que estar preparado para reaccionar, reinventarse y responder con transparencia y eficiencia.

Lo que está en juego no es solo la rentabilidad de una temporada o el éxito de una campaña. Lo que está en juego es nuestra capacidad de construir un ecosistema de comercio digital que funcione mejor para todos: consumidores, marcas, operadores logísticos y planeta. Y eso se logra colaborando, formando talento y compartiendo aprendizajes. Porque una cadena solo es tan fuerte como su eslabón más débil, pero un ecosistema es tan poderoso como el impacto colectivo que pueda generar.

El futuro no se predice, se construye. Y la cadena de suministro del futuro próximo será la que logre integrar tecnología, propósito y humanidad en partes iguales.

El autor es Presidente del eCommerce Institute y coFounder & Global Executive SVP de VTEX