El bullicio de la Avenida Corrientes no es extraño para los flashes de la farándula ni para los corazones expectantes que laten por una historia aún naciente. Allí, entre tumultos de un jueves cualquiera, Wanda Nara y Martín Migueles regalaron a las cámaras y al público lo que tantas miradas demandaban: su primera aparición pública como pareja. Los reflectores del Teatro Lola Membrives fueron testigos de su complicidad, mientras cientos de espectadores se agolpaban por fortuna, quizás para toparse con una chispa de ese romance que, hace apenas un mes, dejaron de esconder.
El plan no aceptó medias tintas. Tomaron la noche y eligieron la obra Rocky, una producción que vibra en la cartelera porteña con las actuaciones de Nico Vázquez y Dai Fernández. ¿Por qué Rocky, por qué en este preciso momento? ¿Por qué enfrentarse juntos, sonrientes y relajados, a los lentes siempre inquisidores? El gesto fue inequívoco: tan simple como dejar claro que lo suyo no es rumor más, sino realidad.
Hubo detalles que no pasaron inadvertidos. Entre los elogios y los comentarios sobre su buen humor, destacó lo material: una Hermès Birkin naranja colgaba del brazo de la conductora y empresaria. No es solo una cartera; es una insignia. Una declaración de intenciones silenciosa: “Aquí estoy. Así vivo yo”. Mientras tanto, los looks oversize de ambos imponían otra declaración, esta menos evidente: comodidad compartida, desenfado, aire fresco.

La noche tuvo más sorpresas. Tras la última ovación, cuando la sala aún vibraba con los aplausos, las luces enfocaron a Nico Vázquez saludando a Wanda Nara desde el escenario. El gesto, sencillo y sincero, recibió el agradecimiento inmediato: pareja en pie, sonrisas limpias. Mientras el público los celebraba, una cámara inmortalizó la secuencia: la empresaria, el empresario y el artista tejiendo un acto de reconocimiento mutuo.
No terminó ahí. Ya en los camarines, el clima se transformó en admiración. Wanda, desbordante, lanzó una catarata de elogios hacia Nico: “Lo que vi hoy hoy no lo vi en otras partes del mundo, es increíble. La iluminación, maquillaje, vestuario son de un nivel y una categoría increíble”, destacó la conductora y le habló especialmente a Vázquez: “La verdad que el entrenamiento que tenés, no sé cómo te lo aguantaste. Ojalá que venga todo el mundo a verlo, porque es un nivel impresionante”. La gratitud se palpaba, la emoción era genuina.
Ese instante fugaz, capturado para siempre en redes a través de la cuenta oficial de la obra, fue de los que alimentan las conversaciones de un fin de semana. Fanáticos y curiosos se volcaron a comentar el gesto de Wanda de acercarse al Rocky porteño, justo cuando la obra encara sus últimas tres semanas antes del merecido receso.

Las redes, impiadosas y vitales, no ahorraron palabras: “Si la reina lo dice, se va. Aguante la reina Wanda. Grande Nico”, “te amamos Wanda” y “Loco, los felicito. ¡Qué gran despliegue! Primera vez que lo veo a Nico. Un grande por haber apostado a esta historia, que es un ‘Viaje del héroe’, como la Odisea, y muchos grandes relatos. Un lujo todo”.
¿Qué hay detrás de los elogios, las carteras exclusivas, los looks desenfadados y los encuentros en camarines? ¿Es este el nacimiento de un nuevo capítulo mediático? ¿O es, simplemente, el deseo de vivir con normalidad una historia surgida bajo la lupa pública? Lo que no deja dudas es que, bajo las luces de la Ciudad de Buenos Aires, la pareja de Wanda Nara y Martín Migueles atraviesa su primer acto juntos, con el aplauso de fondo y el público a la expectativa.