
En medio del debate por la reforma laboral, las asignaciones familiares, diferenciadas de acuerdo a la condición de registración de cada trabajador, aparecen como una de las cuestiones a rediseñar para fomentar el empleo formal, según un informe de Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA).
“Para que la reforma laboral contribuya a reducir la informalidad es necesario abordar otros factores que desalientan la formalización laboral. Uno de ellos es que el trabajador informal cobra asignaciones familiares mucho más altas que el formal. Por eso, promover la formalización requiere más que cambios en la ley laboral”, resalta el estudio.
En Argentina hay 19 millones de trabajadores urbanos, pero solo 6 millones —el 32%— son asalariados registrados en el sector privado. Otros 3,5 millones (18%) se desempeñan como empleados públicos. Así, la mitad de los trabajadores urbanos corresponde a empleo no registrado o a cuentapropistas.

“Lo más grave es que desde el 2012 los ocupados urbanos crecieron en 4 millones de los cuales solo el 5% del aumento fueron asalariados registrados en empresas privadas, mientras que un 20% fue aumento de empleo público, otro 25% fue aumento de monotributistas y el 50% restante fue crecimiento de la informalidad”, destacó Idesa.
En el instituto consideran clave revisar los factores que desincentivan la creación de empleo en las empresas más grandes. Pero, al mismo tiempo, remarcan que también es necesario abordar las razones que llevan a las microempresas y a los trabajadores de menores ingresos a operar en la informalidad, un segmento donde se concentra la mayor parte del empleo no registrado.
“Los incentivos a favor de la informalidad entre las microempresas y trabajadores menos calificados trascienden la legislación laboral”, afirmó Idesa.

Un punto especialmente relevante es el de las asignaciones familiares. Un trabajador con un hijo menor de 3 años percibe mensualmente:
- Si está registrado $60.000 en concepto de Asignación por Hijo.
- Si trabaja informalmente cobra $120.000 por la Asignación Universal por Hijo (AUH).
- El trabajador informal agrega además a la AUH $52.000 por tarjeta alimentar y $45.000 por complemento alimentario por ser el hijo menor de 3 años.
Estos datos muestran que en la informalidad el trabajador recibe $217.000 por mes por su hijo, mientras que si pasa a la formalidad recibiría sólo $60.000.
“Esto implica que el trabajador para ingresar a la formalidad va a demandar un aumento en la remuneración que le compense esta diferencia de casi 4 veces en el beneficio de asignación por hijo”, sostuvo la consultora que dirige Jorge Colina.
“En sueldos bajos, como son los que prevalecen en las pequeñas empresas, es un poderoso factor inductor a la informalidad. A esto hay que sumarle cargas sociales por aproximadamente el 50% del salario de bolsillo y la incidencia del convenio colectivo del sector”, asegura.
Según Idesa, para impulsar un proceso sostenido de formalización laboral es necesario un abordaje integral, que incluya una mejora en el diseño de los beneficios sociales. Aunque implique un costo fiscal, el instituto considera imprescindible equiparar las prestaciones por hijos entre trabajadores informales y aquellos formales con las remuneraciones más bajas.
Idesa también plantea que flexibilizar el requisito de 30 años de aportes para acceder a la jubilación ayudaría a incentivar la formalidad, al darle a los trabajadores la certeza de que, aun con trayectorias contributivas incompletas, podrán obtener un haber superior a la mínima.

El análisis agrega que en otros países como Uruguay, la seguridad social cubre las ausencias por enfermedad inculpable de los empleados registrados, un esquema que funciona como un incentivo relevante para los empleadores a la hora de formalizar relaciones laborales.
Por otra parte, “junto con el rediseño de los beneficios sociales es fundamental potenciar alivios adicionales en las empresas más pequeñas. Una herramienta potente es establecer un mínimo no imponible sobre la masa salarial a las contribuciones patronales. Dependiendo como se calibre, su impacto fiscal es acotado ya que se focaliza en los microemprendimientos”, precisa el informe.
En la misma línea, señalan que es clave permitir que las empresas salgan de los “anquilosados” convenios colectivos sectoriales. “Para ello no alcanza con dar prevalencia a los convenios de empresa por sobre los de actividad. Además, hay que habilitar a los trabajadores de las empresas a celebrar un acuerdo propio con sus empleadores, prescindiendo del sindicato de actividad, y debería directamente eximirse de aplicar los convenios colectivos sectoriales a los microemprendimiento con hasta 10 trabajadores”, opina IDESA.
“Las expectativas de que con la reducción de la informalidad se van a lograr ingresos fiscales suficientes para cubrir los déficits del sistema previsional son exageradas. Sin perjuicios de ello, la formalización masiva en las microempresas es un proceso deseable. Para lograrlo se necesita una estrategia más integral que el cambio de las leyes laborales”, agrega.