
Más allá de los típicos colores del semáforo, que son protagonistas de más de una realidad (que escapa solo al tránsito); en las citas modernas surgió un nuevo concepto: “banderas naranjas”. Aunque menos evidentes que las tradicionales “banderas rojas”, pueden afectar de manera significativa la salud emocional de quienes buscan relaciones de pareja auténticas.
Según un análisis publicado por The Washington Post, identificar estos patrones de comportamiento resulta fundamental para evitar vínculos insatisfactorios y proteger el bienestar emocional.
¿Qué son las “banderas naranjas” en las citas?
Las banderas naranjas representan señales de alerta sutiles en las relaciones incipientes. A diferencia de las “banderas rojas”, que suelen indicar comportamientos abiertamente tóxicos o dañinos, estas manifestaciones son menos obvias, pero pueden erosionar la autoestima y dificultar la construcción de vínculos genuinos.
Ante esto, la psicóloga clínica Sarah Gundle señaló en su columna que estos patrones suelen pasar desapercibidos, en parte por la presión social y los estereotipos de género que llevan a las personas a minimizar sus propias necesidades o a dudar de sus percepciones.

De acuerdo con la Australian Psychological Society (APS), las señales tempranas de advertencia en las relaciones suelen ser sutiles e incluyen evasión del conflicto, cambios abruptos en el comportamiento, tendencia a minimizar las propias necesidades y sentimientos de inseguridad crecientes. La APS remarca que estos patrones, si se ignoran, contribuyen al deterioro gradual de la confianza, la comunicación y el bienestar emocional, resaltando la importancia de abordarlos desde el inicio para favorecer vínculos más saludables.
Ghostlighting: señales y consecuencias emocionales
Uno de los comportamientos identificados es el ghostlighting, una combinación de “ghosting” (desaparecer sin explicación) y “gaslighting” (hacer dudar a la otra persona de su percepción). Este patrón se manifiesta cuando alguien alterna entre mostrar interés y desaparecer, para luego reaparecer como si nada hubiera ocurrido.
Según Gundle, este tipo de conducta genera confusión y autocrítica en la persona afectada, quien puede llegar a preguntarse si está exagerando o siendo demasiado exigente. La especialista advirtió que, al aceptar menos de lo que se merece, la persona termina por restarse valor a sí misma, lo que puede derivar en una sensación persistente de inseguridad.
Investigaciones recientes en psicología han demostrado que la ambigüedad en las señales relacionales —comportamientos inconsistentes o evasivos, sin ruptura clara ni compromiso explícito— genera conflicto emocional persistente y dificultad para establecer límites saludables.

El estudio “Ambiguous Rejection in Romantic Relationships: A Social Exchange Perspective”, publicado por la American Psychological Association, concluye que estas situaciones no solo aumentan la ansiedad e inseguridad, sino que también dificultan la salida de relaciones desbalanceadas y perpetúan la autocrítica y la duda.
Omisión de profundidad y relaciones superficiales
Otro patrón frecuente es evitar de profundidad emocional. En estos casos, la relación se mantiene en un nivel superficial, sin que ninguna de las partes comparta aspectos significativos de su vida o emociones.
Gundle describió situaciones en las que, tras meses de interacción, una persona puede darse cuenta de que desconoce aspectos fundamentales de su pareja, como su historia familiar o sus verdaderos sentimientos. Esta falta de apertura impide el desarrollo de una conexión auténtica y deja a ambas partes en una relación insatisfactoria, donde la vulnerabilidad y el crecimiento conjunto resultan imposibles.
Desviación: eludir la apertura emocional
La desviación, o “deflection”, consiste en evitar sistemáticamente hablar de uno mismo, desviando la conversación hacia el otro. Aunque al principio puede parecer que la otra persona muestra interés genuino, con el tiempo se hace evidente que existe una resistencia a compartir información personal.

Según el análisis de la experta en The Washington Post, este comportamiento puede deberse al temor a ser conocido o a una necesidad de mantener el control en la relación. El resultado es una dinámica desequilibrada, en la que solo una parte se expone emocionalmente, lo que genera soledad y frustración.
Relación sin compromiso: ambigüedad y falta de seguridad
El fenómeno de las situationships se caracteriza por la ambigüedad y la ausencia de compromiso claro. En este tipo de vínculo, una de las partes evita definir la relación, rehúye etiquetas y mantiene la exclusividad solo en la práctica, sin asumir compromisos explícitos.
La psicóloga Gundle explicó que esta actitud suele estar motivada por el miedo a la vulnerabilidad que implica el compromiso. Además, cualquier intento de clarificar la relación se interpreta como una muestra de inseguridad, lo que refuerza la confusión y la insatisfacción.
Consecuencias emocionales de ignorar las “banderas naranjas”
Ignorar estas señales puede tener un impacto profundo en la salud emocional. Las personas que minimizan sus propias necesidades o aceptan comportamientos ambiguos tienden a experimentar una disminución de la autoestima y una creciente dificultad para confiar en sus propios criterios.

Como advirtió Gundle en The Washington Post, “querer saber dónde te encuentras, desear que la otra persona se abra y necesitar sentir seguridad no son exigencias excesivas, sino requisitos mínimos para cualquier relación viable”.
Herramientas para identificar y actuar en estos casos
El primer paso para protegerse de las banderas naranjas es desarrollar conciencia sobre su existencia. Reconocer estos patrones permite tomar decisiones informadas y priorizar el propio bienestar.
Gundle recomendó plantear preguntas directas, como “he notado que no hemos definido lo que somos y me gustaría hacerlo”, para evaluar la disposición de la otra persona a comprometerse. Esta estrategia ayuda a identificar rápidamente a quienes no están dispuestos a ofrecer un espacio genuino en sus vidas.
Más allá de identificar comportamientos problemáticos, la columna de The Washington Post subrayó la importancia de la autovaloración y el discernimiento.
La presión por ser “fácil de llevar” o “poco demandante” puede llevar a las personas a sacrificar sus propias necesidades. Aprender a reconocer el propio valor y establecer expectativas claras resulta esencial para evitar relaciones insatisfactorias y construir vínculos saludables.