El primer ministro cubano Manuel Marrero Cruz (REUTERS/Alexandre Meneghini)

El primer ministro de la dictadura de Cuba, Manuel Marrero, acusó este jueves al medio digital no oficial El Toque de tráfico de divisas y evasión fiscal, en el contexto de un creciente enfrentamiento con la prensa independiente. La denuncia se realizó en redes sociales y siguió a la emisión, el miércoles por la noche, de un documental en la televisión estatal que acusa al medio —con sede en Miami— de recibir fondos de Estados Unidos y de buscar la desestabilización del país.

En medio de la campaña oficial contra El Toque, Marrero aseguró: “Se trata de un programa integral de guerra económica organizado, financiado y ejecutado directamente por el gobierno de EEUU”.

Las autoridades cubanas han intensificado las críticas contra El Toque, conocido por publicar diariamente la tasa de cambio del mercado informal, muy distinta a la establecida oficialmente por el régimen cubano y utilizada como referencia mayoritaria para operaciones monetarias en la isla. Según Marrero, la tasa de cambio informada por El Toque es “una farsa” y el resultado de “una burda manipulación”, declaraciones recogidas durante esta ofensiva mediática.

Mientras tanto, los medios del régimen enlazaron la acusación de Marrero con críticas al funcionamiento del propio sitio, al que señalaron de “mercenarismo”, “enriquecimiento ilícito”, “manipulación cambiaria” y de operar “en contra del bienestar del pueblo”. La controversia surge en un contexto en el que la tasa oficial, instaurada en 2022, es de 1 dólar estadounidense (USD) por 24 pesos cubanos (CUP) para entidades jurídicas y de 1 USD por 120 CUP para personas físicas, mientras que El Toque posicionó este jueves el cambio en 1 USD por 460 CUP.

La información publicada por El Toque se ha vuelto central en la vida cotidiana de los cubanos, ya que la mayoría de las transacciones informales en la isla toman como base la cotización de este medio.

La coexistencia de tres tasas de cambio provoca severas distorsiones en la economía local, dificultando la lucha contra la inflación, el descenso del poder adquisitivo, el proceso de dolarización, las carencias de productos básicos, el déficit y la descapitalización de los bancos estatales. Según expertos citados por EFE, esta situación sin precedentes convive con una crisis sistémica que afecta al país desde hace más de un lustro, sin señales claras de recuperación a corto o mediano plazo.

Imagen de archivo: Personas caminan por una calle del centro de La Habana (REUTERS/Alexandre Meneghini)

El régimen cubano ha anunciado en varias ocasiones, la última vez hacia finales de 2023, la intención de introducir reformas para corregir las distorsiones cambiarias. Entre ellas, la introducción de una tasa de cambio “flotante” para la segunda mitad de 2024. Sin embargo, hasta la fecha, ni el modelo ni la implementación han sido esclarecidos públicamente. Ante la escasez crónica de divisas, el Estado aceleró la dolarización parcial de la economía abriendo decenas de tiendas que sólo aceptan moneda extranjera y habilitando el cobro en divisas de diversos servicios estatales, prácticas justificadas por la necesidad de recapitalizar el país que importa el 80% de lo que consume.

Frente a los señalamientos, El Toque ha negado en múltiples ocasiones toda acusación oficial, argumentando que su tasa de referencia surge de un algoritmo que recopila anuncios de compraventa de divisas en foros y redes sociales, filtrando valores anómalos bajo supervisión del economista Pavel Vidal. Varios especialistas cubanos, consultados por EFE, admitieron la confiabilidad relativa del método, aunque reconocen que se basa en ofertas y no en transacciones reales, y utiliza la mediana como parámetro, no la moda.

La presión sobre El Toque ha resultado en campañas oficiales contra su personal e incluso provocó la emigración de una gran parte de sus periodistas, luego de ser interrogados por la Seguridad del Estado.

Este clima se ha visto reforzado por la reciente acusación de “espionaje” y “corrupción” contra Alejandro Gil, ex ministro de Economía cercano al presidente Miguel Díaz-Canel, reviviendo el debate sobre las purgas políticas al más alto nivel. Gil, de 61 años, permanece fuera de la vida pública. La reacción oficialista ha sido comparada con anteriores expulsiones repentinas de figuras clave dentro del Estado cubano, como las de Felipe Pérez Roque y Carlos Lage en 2009, o el fusilamiento del general Arnaldo Ochoa en 1989 tras un proceso judicial por narcotráfico, hechos que han marcado la historia política reciente del país.

(Con información de AFP y EFE)