A lo largo de los últimos meses, María Becerra atravesó una serie de desafíos emocionales que la llevaron a redefinir su presente y sus prioridades. En abril pasado, la cantante debió interrumpir repentinamente su carrera tras sufrir un embarazo ectópico, una experiencia límite que la alejó, por un tiempo, de los escenarios y la obligó a centrarse en su salud y en su entorno más cercano. En pleno auge profesional, decidió tomarse un respiro y visitar el estudio de Nadie Dice Nada, el ciclo de Luzu TV conducido por Nico Occhiato, donde se permitió abrir el corazón y compartir sus deseos más profundos ante las cámaras.

La charla, que se desarrolló en un tono distendido y de mucha complicidad con el panel, dejó en claro que la cantante no solo piensa en nuevos single y giras internacionales: tiene objetivos que la trascienden y la conectan con su costado más solidario y humano. Consultada acerca de los grandes sueños que la movilizan hoy, la intérprete respondió sin dudar: “Me gustaría tener un refugio… de hacerme un refugio de animales. De gatitos, de esto, de lo otro. Y también animales silvestres. Así viste que son víctimas del contrabando y toda la cuestión. Me gustaría tener una fundación también para que las ampare”.

Lejos de limitarse al compromiso social, María compartió también un deseo de esos que conectan con la infancia, el asombro y el placer por lo esencial. “Y después también me gustaría volver a las Cataratas del Iguazú. Creo que fue el viaje más mágico que tuve en toda mi vida y fue súper imponente cuando estábamos ahí, en la garganta del diablo, llorando. No lo podía creer, no lo podía creer. Fue hermoso, la verdad”, relató, entre risas y con anécdotas que generaron complicidad con el panel. Ante ese comentario, Martín Garabal bromeó: “Nunca fui, ¿puedo ir?”, a lo que la artista replicó entre carcajadas: “Vamos, por favor”.

En pleno streaming, la cantante compartió cuáles son los deseos que quiere concretar (Instagram)

Este costado sincero de la cantante no es nuevo. Hace pocos días, en su paso por Perros de la Calle (Urbana Play), ciclo conducido por Andy Kusnetzoff, la cantante también se animó a la introspección profunda. Frente al psicólogo Gabriel Rolón, volvió a hablar del impacto que tuvo en su vida el embarazo ectópico y los días más difíciles que atravesó. “Es algo tremendo, realmente… quedó instalado mucho lo de la salud. Viste que cuando te estás muriendo…”, compartió con visible congoja. Hizo una pausa, contuvo las lágrimas y bajó la voz. “Es tremendo la cantidad de cosas que se te pasan por la mente y cuando lográs salir de eso… Yo vi la vida de otra manera completamente diferente”.

Durante ese episodio tan delicado, la artista comprendió el verdadero valor de las cosas simples. “Aprendí a valorar mucho mi salud, mi bienestar, mi familia… algo tan básico. Me pasaba en la clínica, cuando me sacaron el respirador… algo tan básico como respirar sola. Qué sé yo, pararte, ir al baño, todas esas cosas tan básicas de la vida. Y las valorás un montón”, expresó. El respeto absoluto del estudio, la escucha atenta de todos, marcaron un momento de profunda conexión y empatía.

El sufrimiento, lejos de devastarla, se convirtió en motor de cambio. Becerra eligió reflexionar sobre la experiencia, repensar sus prioridades y abrirse también a causas que amplíen su acción más allá de la música. De esa manera, la intérprete de “Ramen para dos” dejó en claro que detrás del fenómeno de masas hay una persona real, sensible, que sabe agradecer cada segundo de vida y mira el futuro con esperanza.

Hoy, entre el vértigo de los shows y los sueños cumplidos, la Nena de Argentina sigue apostando a proyectos más grandes, impulsada por el aprendizaje y por el deseo genuino de dejar una huella en los demás. Sus palabras resonaron entre los fanáticos, que vieron en su vulnerabilidad la afirmación más potente de que, aun en medio del dolor, es posible seguir soñando y que estos incluyan a muchos más.