Un manifestante grita frente a una patrulla policial junto a una barricada incendiada en Puerto Príncipe durante las protestas contra la violencia de las bandas y la gestión del consejo presidencial (REUTERS/Jean Feguens Regala/Archivo)

Haití celebrará la primera vuelta de sus elecciones presidenciales y legislativas el 30 de agosto de 2026, después de casi diez años sin un proceso electoral regular. Así lo establece el calendario presentado por el Consejo Electoral Provisional (CEP) al Consejo Presidencial de Transición (CPT), que propone una segunda vuelta para el 6 de diciembre del mismo año y prevé la asunción de nuevas autoridades el 20 de enero de 2027.

El anuncio de la ruta electoral llega en un momento en que Haití atraviesa una crisis sistémica marcada por la parálisis institucional, el colapso de la seguridad pública y el desplazamiento de cientos de miles de personas.

El país cumplió más de cuatro años sin un gobierno electo, situación que se agravó tras el asesinato del entonces presidente Jovenel Moïse en julio de 2020 y el cierre de su mandato, un hecho que dejó a la nación caribeña en un vacío institucional permanente.

Según el nuevo calendario, la campaña electoral se desarrollará entre el 15 de marzo y el 29 de agosto de 2026. De ser necesaria, la segunda vuelta y las elecciones locales coincidirán el 6 de diciembre. Los resultados oficiales de la primera ronda están programados para el 3 de octubre. El último ciclo electoral en Haití tuvo lugar entre 2015 y 2016, lo que convierte al proceso actual en el intento más significativo de restaurar el orden democrático tras años de incertidumbre y violencia.

El nuevo jefe de la Policía Nacional de Haití, Vladimir Paraison, saluda al presidente del Consejo Presidencial de Transición, Laurent Saint-Cyr, tras su nombramiento oficial en Puerto Príncipe (REUTERS/Fildor Pq Egeder/Archivo)

La crisis en Haití se ha profundizado a partir de la proliferación de bandas armadas, que han adquirido un control territorial extenso, en especial en el área metropolitana de Puerto Príncipe y localidades aledañas.

Según cifras oficiales, más de 16.000 personas han muerto por la violencia desde 2022 y más de 1,4 millones han sido desplazadas internamente en lo que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define como el mayor movimiento forzado de población en la historia haitiana.

El anuncio del proceso electoral ocurre mientras el Gobierno transitorio solicita y espera el despliegue de la Fuerza de Eliminación de Pandillas (GSF, por sus siglas en inglés), autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU en respuesta a la incapacidad de las autoridades nacionales para contener la violencia. Esta fuerza, respaldada por la comunidad internacional, tendrá un contingente de hasta 5.500 efectivos y un mandato inicial de doce meses.

La presencia de la GSF busca neutralizar a los grupos armados responsables del colapso de la seguridad interna.

Uno de los líderes más notorios, Jimmy Cherisier, conocido como ‘Barbecue’, lanzó recientemente un mensaje público en el que pidió a la población no salir de sus casas ante la inminencia de nuevos enfrentamientos.

A partir de este lunes, si no es necesario, no salgan. Todos los sindicatos de conductores, quédense en casa”, instó el ex policía convertido en jefe de banda a través de redes sociales.

Fotografía de archivo del jefe de la poderosa banda armada haitiana G9 Jimmy Cherisier, alias ´Barbecue´ (EFE/Johnson Sabin)

Cherisier advirtió que su coalición de bandas, Viv Ansanm, se enfrentaría abiertamente a la Policía Nacional y a la fuerza multinacional, buscando minimizar las bajas civiles durante los combates.

El conflicto entre las bandas y las fuerzas de seguridad se intensificó tras recientes operativos en Tabarre y Croix des Bouquets, donde las autoridades confiscaron armamento pesado y lograron la detención de miembros clave del grupo 400 Mawozo. Estas acciones forman parte de la estrategia del gobierno para recuperar el control de áreas dominadas durante años por organizaciones criminales.

La crisis haitiana se produce en un contexto de emergencia humanitaria. El Programa Mundial de Alimentos y otras agencias internacionales señalan que la inseguridad alimentaria afecta a millones de familias, mientras que la inestabilidad política ha deteriorado servicios básicos y generado una migración masiva, tanto interna como a países vecinos y Estados Unidos.

(Con información de EFE)