El brote de chikunguña y dengue en Cuba dio un giro significativo este lunes con la confirmación oficial de 33 muertes, de las cuales 21 corresponden a menores de edad, según lo anunciado por el régimen cubano tres semanas después de declarar la emergencia sanitaria como epidemia. En el reparto de fallecimientos, 21 personas murieron por chikunguña —14 eran menores— y 12 por dengue, con siete niños afectados, según lo informado por las propias autoridades sanitarias.
Este anuncio llega tras semanas de críticas y denuncias de activistas, disidentes y especialistas, así como reportes en medios independientes que han cuestionado la falta de transparencia en la comunicación de la dictadura sobre posibles fallecimientos causados por ambas enfermedades.
El primer foco de chikunguña se detectó en julio de este año—mientras que el dengue es endémico—, pero las acciones nacionales no comenzaron hasta noviembre, cuando los casos ya habían aumentado exponencialmente. El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) precisó que aún persiste una “amplia circulación” de las dos arbovirosis y reconoció que, por el momento, no existen resultados positivos en el control del brote.
Crisis sanitaria agravada por la falta de recursos básicos
El país enfrenta la propagación de estos virus en medio de una grave crisis económica, que limita las labores de fumigación, dificulta el acceso a pruebas de diagnóstico y afecta la atención médica por la falta de medicamentos.
La escasez de combustible y de camiones para la recolección de desechos impide la retirada regular de basura acumulada en las calles, favoreciendo la aparición de criaderos de mosquitos. Tanto el dengue como el chikunguña son transmitidos por la picadura del mosquito Aedes aegypti.
Las campañas estatales de fumigación también se han reducido drásticamente debido a la falta de personal especializado, insumos químicos y combustible para los equipos.
Cifras en ascenso y subregistro en medio del colapso sanitario
Según datos oficiales, solo la semana pasada se registraron 5.717 nuevos casos de chikunguña, lo que eleva a 38.938 el total de personas afectadas desde el inicio de la epidemia, casi la mitad de ellas durante noviembre. Actualmente, 93 casos se consideran graves, en su mayoría menores de edad.

En el caso del dengue, el régimen se ha limitado a confirmar la presencia de la enfermedad en 14 de las 15 provincias del país y mantiene sin actualizar la cifra de contagios, que hasta principios de noviembre superaba los 9.602 casos en lo que va del año. El MINSAP está identificando los casos fundamentalmente por sintomatología ante la ausencia de pruebas masivas, según declaraciones propias de la cartera sanitaria.
La dictadura cubana admitió además que las cifras oficiales reflejan un subregistro, debido a que muchos enfermos no acuden a los hospitales, en parte por la escasez de medicamentos. Paralelamente, el sistema sanitario estatal enfrenta una situación complicada: entre 2021 y 2024 perdió 29 % de sus médicos y 17 % de su personal de enfermería, según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
En una intervención televisada el 19 de noviembre, el director nacional de Epidemiología del MINSAP, Francisco Durán, reconoció que el país debe afrontar la epidemia con carencias de “personal” y ”equipo“.
(Con información de EFE)