El presidente interino de Siria celebró el alto el fuego en Sweida y advirtió que la situación estuvo “a punto de irse de las manos” (REUTERS/Khalil Ashawi)

El presidente interino de Siria, Ahmed al-Sharaa, calificó este sábado la reciente escalada de violencia en la gobernación de Sweida, en el suroeste del país, como un “peligroso punto de inflexión” que, según afirmó, estuvo a punto de convertirse en una guerra civil abierta.

En un discurso televisado a la nación, Al-Sharaa celebró el alto el fuego anunciado horas antes por su oficina, pero advirtió que la situación estuvo “a punto de irse de las manos”, especialmente tras la intervención armada de Israel.

Los enfrentamientos, que se prolongaron durante una semana, enfrentaron a milicias de la minoría drusa con tribus beduinas afines al gobierno de Damasco. Según cifras oficiales, los combates dejaron más de 700 muertos, incluidos casi 250 civiles, en lo que ha sido uno de los episodios más sangrientos en la región desde el inicio del conflicto en 2011.

“Los recientes acontecimientos en la provincia de Sweida han marcado un peligroso punto de inflexión, y los violentos enfrentamientos entre estos grupos casi acaban fuera de control si no hubiera sido por la intervención del Estado sirio para calmar la situación”, afirmó Al-Sharaa.

Combatientes beduinos armados en una calle de la provincia de Sweida (REUTERS/Karam al-Masri)

En su declaración, el mandatario responsabilizó a grupos armados drusos de iniciar el conflicto con “ataques de venganza contra los beduinos y sus familias”, aprovechando la retirada temporal de las fuerzas de seguridad. Señaló que esas acciones desencadenaron una reacción violenta por parte de las tribus restantes, que buscaron romper el cerco impuesto a los beduinos.

Al-Sharaa también acusó a Israel de agravar la crisis con su intervención militar, citando en particular un ataque contra el Ministerio de Defensa en Damasco, ocurrido el miércoles. Aunque no proporcionó detalles operativos, calificó la acción como un intento deliberado de “alimentar el conflicto interno”.

A pesar de sus acusaciones, Al-Sharaa dedicó buena parte de su discurso a reafirmar un mensaje de unidad nacional. Exculpó a la mayoría de la comunidad drusa, a la que describió como “un pilar fundamental del tejido nacional sirio”, y subrayó que no deben ser juzgados por las acciones de una minoría armada.

“La gobernación de Sweida sigue siendo parte integral del Estado sirio, y no debemos llevar a juicio a toda la comunidad drusa por las acciones de un pequeño grupo que asumió posiciones que no representan la historia de esta antigua comunidad”, afirmó, en declaraciones recogidas por la agencia oficial SANA.

Miembros de las fuerzas de seguridad sirias montan en la parte trasera de un camión después de que las tropas sirias entraran el martes en la ciudad de Sweida, de mayoría drusa (REUTERS/Karam al-Masri)

En su cierre, Al-Sharaa aseguró que los últimos acontecimientos demuestran que “el pueblo de Sweida, con todas sus sectas, apoya al Estado y rechaza cualquier tipo de plan de partición”, en referencia a temores sobre una posible fragmentación territorial del país.

El alto el fuego declarado este sábado marca un intento de contención de una crisis que amenaza con reactivar líneas sectarias en una región que, hasta ahora, se había mantenido relativamente al margen de los combates más intensos del conflicto sirio. Las fuerzas de seguridad comenzaron ya a desplegarse en la zona, tras años de presencia limitada.

(Con información de EFE y EP)