
Sentirse en conflicto con uno mismo es una experiencia común, pero la Terapia de Sistemas Familiares Internos (IFS), por sus siglas en inglés, propone una visión transformadora: las partes internas que generan caos o autocrítica no son enemigas, sino mecanismos de protección destinados a resguardar nuestro bienestar.
Así lo explicó la autora y facilitadora Gabrielle Bernstein en una reciente conversación en el Podcast Jay Shetty, donde compartió cómo este enfoque terapéutico revolucionó su vida y puede ofrecer herramientas prácticas para la autoayuda y la salud mental.
Orígenes y fundamentos de la IFS
La Terapia de Sistemas Familiares Internos, desarrollada por el Dr. Richard Schwartz, parte de la premisa de que cada persona alberga múltiples “partes internas”, muchas de las cuales se activan como respuesta a experiencias difíciles o traumáticas, especialmente en la infancia.
Bernstein, formada como facilitadora de IFS tras años de trabajo personal y profesional, describió en el Podcast Jay Shetty que el objetivo central de este método es reconciliarse con esas partes, en vez de rechazarlas o intentar silenciarlas.

“La terapia de sistemas familiares internos, también conocida como IFS, es la terapia que cambió mi vida”, afirmó la autora, señalando que el proceso consiste en sanar la relación con los aspectos internos que suelen ser fuente de conflicto, como la hipervigilancia, la adicción, la ira o el perfeccionismo.
Un camino personal hacia la sanación
La conexión de Gabrielle Bernstein con la IFS comenzó tras un proceso terapéutico en el que, a raíz de un recuerdo traumático, su terapeuta incorporó este enfoque en las sesiones.
Bernstein explicó que, aunque inicialmente no sabía que seguía el modelo de Schwartz, la experiencia fue tan transformadora que decidió formarse formalmente en el método. “Me di cuenta de que no puedo esperar que todo el mundo pueda acceder a esta terapia, ya sea porque no pueden pagarla, porque no hay suficientes terapeutas o porque ni siquiera saben que existe. Por eso, tengo que hacerla fácil y accesible para todos, especialmente ahora”, explicó en el podcast.

Un principio central de la IFS es el reconocimiento de las “partes internas” o mecanismos de protección, que suelen activarse como respuesta a experiencias dolorosas. Según Bernstein, estas partes pueden manifestarse como control, complacencia, adicción o autocrítica. “Los aspectos de nosotros mismos que causan más drama y caos en nuestra vida, o los que más odiamos, son precisamente los que se esfuerzan tanto por protegernos”, señaló en el Podcast Jay Shetty.
Bernstein utiliza analogías sencillas para ilustrar estas dinámicas, equiparando estas partes a niños pequeños que buscan atención y cuidado, y destaca la importancia de dejar el juicio para comenzar a relacionarse con ellas desde la compasión.
El método IFS: los cuatro pasos para la autocompasión
El método IFS, tal como lo expuso Bernstein en el Podcast Jay Shetty, se estructura en un proceso práctico de cuatro pasos que facilita el autoconocimiento y la sanación emocional:
- Reconocer la parte interna que se ha activado ante una situación concreta.
- Observar esa parte con curiosidad, identificando dónde se percibe en el cuerpo y qué pensamientos o recuerdos la acompañan.
- Preguntarle directamente a esa parte qué necesita, abriendo un espacio de escucha interna.
- Autoevaluación: la persona observa si, tras el proceso, experimenta cualidades como calma, compasión, conexión o claridad.

Bernsteinsugiere practicar IFS a diario, incluso por un minuto, para mejorar la relación con las propias emociones. Resaltó que el método también beneficia las relaciones de pareja, la crianza y el liderazgo, facilitando la responsabilidad sobre las propias reacciones y la autogestión.
En el Podcast Jay Shettyafirmó: “Cuanto más accedo a mi yo interior, mayor es mi conexión con esa voz interna, con esa sabiduría, y menos validación externa necesito”.
Además, explicó que el autoperdón es esencial para sanar relaciones, ya que esas partes internas actuaron para protegernos. De esta manera, IFS contribuye a una vida guiada por la autocompasión y la responsabilidad personal.