Pete Hegseth, secretario de Guerra de Estados Unidos, exhortó a los países del sudeste asiático a reforzar sus fuerzas marítimas ante las acciones que calificó de “cada vez más desestabilizadoras” por parte de China en el Mar de China Meridional.
Durante una reunión en Malasia con sus homólogos de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN), Hegseth expresó la preocupación de Washington por la agresión china en aguas disputadas, citando incidentes como el abordaje de buques y el uso de cañones de agua.
A su vez, alertó que estas provocaciones amenazan tanto la soberanía de los países vecinos como la estabilidad regional, y rechazó las “amplias reivindicaciones territoriales y marítimas de China” por contradecir compromisos de resolución pacífica.
Hegseth propuso que la ASEAN avance en la negociación de un Código de Conducta con China para el Mar de China Meridional, desarrolle sistemas conjuntos de vigilancia y respuesta rápida, y establezca una red compartida de información para que ningún país de la región enfrente solo las provocaciones.
Por otra parte, también respaldó un ejercicio marítimo entre la ASEAN y EEUU previsto para diciembre.
A pesar del tono crítico en la cumbre, horas después Hegseth adoptó una postura conciliadora en redes sociales: afirmó tras una reunión con su par chino Dong Jun que ambas partes acordaron crear canales de comunicación militar y sostuvo que “la relación entre Estados Unidos y China nunca ha sido mejor”, en sintonía con el espíritu del reciente encuentro entre el presidente estadounidense Donald Trump y el líder chino Xi Jinping en Corea del Sur.
Analistas como Bridget Welsh, de la Universidad de Nottingham, señalaron que la dualidad en el mensaje de Washington muestra tanto una política de disuasión hacia China como un esfuerzo diplomático para mantener la estabilidad.
“Esto es un intento de controlar los daños. Más importante aún, refleja dos corrientes diferentes en las relaciones de Estados Unidos con China: una que ve a China como una amenaza y otra como un posible socio”, remarcó la analista política.
China, por su parte, niega cualquier intención hostil y acusa a Estados Unidos de injerencia en el sudeste asiático, mientras que el sábado criticó duramente a Filipinas por los ejercicios navales conjuntos con aliados, sosteniendo que estas maniobras desestabilizan la región.
Este sábado, Donald Trump, calificó como “genial” su reciente reunión con el líder chino, Xi Jinping, celebrada el jueves pasado en el marco de la cumbre de la APEC, y expresó su esperanza de que traiga “paz y éxito eternos” a ambos países.
“Mi encuentro con el presidente Xi ha sido genial para nuestros dos países”, escribió el el mandatario estadounidense en la red social Truth Social. “Esta reunión llevará a paz y éxito eternos. ¡Que Dios bendiga a China y a Estados Unidos!”, añadió.
El secretario de Guerra respaldó las declaraciones de Trump afirmando que las relaciones bilaterales “nunca han sido mejores” y anticipó que futuras reuniones ya están programadas.
Hegseth, tras el “encuentro igualmente positivo” con Jun, en Malasia, subrayó: “El almirante y yo coincidimos en que la paz, la estabilidad y las buenas relaciones son el mejor camino para nuestros dos grandes y fuertes países”.
A su vez, luego la reunión del viernes con su homólgo chino, defendió el posicionamiento de Estados Unidos en la región. “Hoy me he reunido con el ministro de Defensa Dong Jun (…) He destacado la importancia de mantener un equilibrio de poder en el Indo-Pacífico y enfatizado las preocupaciones de EEUU acerca de las actividades de China alrededor de Taiwán”, publicó Hegseth en su cuenta de X.
“Estados Unidos no busca el conflicto, y continuará defendiendo firmemente sus intereses y asegurando que tiene la capacidad en la región para hacerlo”, añadió Hegseth. En contraposición, Beijing acusa a Washington de injerir en asuntos regionales y provocar tensiones con su presencia militar en la zona.
El tono empleado por el titular del Pentágono fue más amistoso que en el foro de Shangri-La de Singapur en mayo pasado. En ese entonces, Hegseth había acusado a China de “entrenar cada día” para una posible invasión a Taiwán, en referencia al incremento de las maniobras militares chinas alrededor de la isla.
Taipéi afronta un complicado panorama en lo regional: según un análisis de documentos rusos filtrados por el Royal United Services Institute en septiembre pasado, Moscú estaría proporcionando a Beijing equipo militar y tecnología que podrían facilitar un futuro ataque aéreo contra Taiwán.
(Con información de The Associated Press)