La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene todo listo para el lanzamiento del nuevo integrante del programa Copernicus: el satélite Sentinel-1C. Este nuevo sistema será puesto en órbita el próximo 4 de diciembre desde el puerto espacial de Kurú, en la Guayana Francesa. Una vez en el espacio, el Sentinel-1C se sumará al Sentinel-1A para continuar con la importante tarea de proporcionar imágenes de radar clave de la superficie de la Tierra para una amplia gama de servicios y aplicaciones científicas.
El nuevo sistema sustituirá al Sentinel-1B, que dejó de funcionar en agosto de 2022 tras sufrir una falla técnica. Copernicus Sentinel-1 proporciona imágenes de radar diurnas y nocturnas en todo tipo de condiciones climáticas para el monitoreo global de la tierra y los océanos de la Tierra, apoyando la gestión ambiental, la respuesta a desastres y la investigación sobre el cambio climático.
Los dos satélites que conforman Sentinel-1 vuelan en la misma órbita pero separados 180°, para optimizar la cobertura global y la entrega de datos. En este sentido, la misión puede atravesar las nubes y lluvia para obtener imágenes de la superficie, independientemente de si es de día o de noche.
Los Sentinel-1 están equipado con un radar de apertura sintética (SAR) de banda C, un potente sistema que funciona en varios modos, incluidos el de barrido amplio y el de alta resolución, y proporciona datos detallados sobre el hundimiento del terreno, los movimientos del hielo y las condiciones del océano. Este instrumento, explican desde la ESA, es particularmente eficaz para la respuesta a desastres, como el seguimiento de inundaciones, deslizamientos de tierra y derrames de petróleo, ofreciendo información oportuna y precisa para apoyar los esfuerzos humanitarios y ambientales.
Singularidades del Sentinel-1C
El nuevo satélite Sentinel-1C, a diferencia de sus predecesores, llevará incorporado un Sistema de Identificación Automática (AIS) desarrollado por la Organización Marítima Internacional. El AIS está diseñado para ayudar a los barcos a evitar colisiones, especialmente cuando se encuentran demasiado lejos de los sistemas de radar terrestres.
Esta tecnología crea un mapa virtual de los barcos en el mar al asignar un identificador único a cada buque, lo que permite rastrear su posición y movimientos en tiempo real. Se trata de una herramienta única no solo para rastrear el movimiento de cada barco, mostrando su identificación, dirección y velocidad, sino también para detectar actividades de piratería, algo vital para las organizaciones y empresas internacionales que monitorean el tráfico marítimo mundial.
Observación de la Tierra
El programa Copernicus, a través de una combinación de sistemas espaciales y en superficie, recopila datos a escala global en tiempo cuasirreal, que se traducen en información útil y accesible para una amplia variedad de aplicaciones. De esta manera, por ejemplo, a través del análisis de patrones, Copernicus puede ofrecer previsiones precisas, como el comportamiento futuro de la atmósfera o los océanos. Los datos también se utilizan para elaborar mapas detallados, identificar características y anomalías y extraer información estadística relevante.
El corazón tecnológico de Copernicus radica en la familia de satélites Sentinel, una constelación diseñada por la ESA específicamente para cumplir con las demandas del programa. Cada uno de los siete sistemas que actualmente giran alrededor del planeta posee un propósito específico, ya sea la monitorización de la atmósfera, de los océanos o de la superficie terrestre. Desde el lanzamiento, en 2014, del primer Sentinel, la UE ha avanzado en el diseño de una red de 13 satélites adicionales, proyectados para estar en órbita antes de 2030, con el objetivo de que Copernicus tenga una fuente continua y confiable de datos.