La migración de las mariposas monarca es uno de los fenómenos naturales más impresionantes del mundo. Cada año, millones de ejemplares de esta especie viajan desde el sur de Canadá y el norte de Estados Unidos hacia los bosques de oyamel en México para hibernar. Este recorrido, que puede alcanzar hasta 4,000 kilómetros, no solo es un testimonio de la resistencia de esta especie, sino también un indicador clave de la salud de los ecosistemas por los que transitan.
Sin embargo, los modelos climáticos predicen que para el año 2090 podría desaparecer la migración de las mariposas monarcas debido a la destrucción de su hábitat causada por el cambio climático. La Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, que durante décadas ha sido el refugio principal para su hibernación, está viendo cómo los bosques de oyamel, esenciales para su supervivencia, enfrentan condiciones cada vez más hostiles.
El cambio climático está alterando las temperaturas, los patrones de precipitación y la disponibilidad de recursos en los ecosistemas, lo que afecta tanto a las monarcas como a los oyameles en los que se refugian. Frente a esta crisis, investigadores mexicanos de diversas instituciones están impulsando proyectos que garanticen la supervivencia de los hábitats críticos y, con ello, de las mariposas monarca.
Migración asistida: estrategia frente al cambio climático
La investigación titulada Establecimiento de sitios de hibernación para la mariposa monarca en climas futuros: expansión del límite altitudinal superior de Abies religiosa mediante migración asistida, se publicó en el portal científico de Frontiers in Forest and Global Change y fue realizada por 13 investigadores de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt) y la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).
En el estudio lanzaron su propuesta sobre migración asistida, una técnica que busca establecer poblaciones de especies vegetales fuera de su rango de distribución natural, anticipándose a los cambios climáticos que podrían hacer inviable su supervivencia en su hábitat original. Este método fue adoptado por el equipo multidisciplinario liderado por Roberto Lindig Cisneros, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM, como parte de un esfuerzo para salvar los bosques de oyamel, esenciales para las mariposas monarcas.
En el Nevado de Toluca, los investigadores han plantado plántulas de oyamel a diferentes altitudes, incluyendo alturas superiores al límite natural de estas coníferas. Los ensayos han mostrado resultados preliminares prometedores: las plántulas plantadas entre 3 mil 600 y 3 mil 800 metros sobre el nivel del mar han mostrado una buena tasa de supervivencia en comparación con las plantadas a menor altitud. Aunque su crecimiento es más lento en estas nuevas condiciones, se espera que, con el tiempo, las plántulas puedan establecerse como bosques funcionales capaces de albergar a las monarcas.
A pesar de los avances, la migración asistida también presenta riesgos. Uno de ellos es el genético, ya que mover especies a nuevas ubicaciones podría introducir genotipos no adaptados al ecosistema. En ese sentido, los científicos comentaron que en el caso de los oyameles es un riesgo limitado debido a su modo de reproducción por dispersión de polen. Otro riesgo es la posibilidad de que las especies trasladadas se comporten como invasoras; sin embargo, en el caso del Nevado de Toluca, los oyameles ya son parte natural del ecosistema, lo que minimiza esta preocupación.
En el análisis se destacó que, para el éxito de estos proyectos, es clave colaborar con comunidades locales. Desde la selección de los sitios de plantación hasta el monitoreo continuo, las comunidades indígenas como Nuevo San Juan Parangaricutiro y Calimaya han desempeñado un papel fundamental. Además de aportar conocimiento local, las personas de la zona participan activamente en las labores de restauración, asegurando la sostenibilidad de los proyectos a largo plazo.
Un esfuerzo conjunto para garantizar el futuro
Los expertos aún están evaluando cuáles son las mejores estrategias para garantizar la supervivencia tanto de los oyameles y de las mariposas monarcas. En el artículo se recalcó que se trata de un camino desafiante y con recursos son limitados, pero que a través de la colaboración interdisciplinaria y comunitaria hay “luz de esperanza” para preservar este fenómeno natural extraordinario para las futuras generaciones.
El estudio también subrayó la importancia de abordar el cambio climático desde múltiples frentes. Además de la migración asistida, se están llevando a cabo campañas de reforestación, protección de áreas naturales y concientización pública para reducir las emisiones de carbono y mitigar los efectos del calentamiento global.
En paralelo, que exista educación ambiental y talleres comunitarios sobre la importancia de las monarcas y los ecosistemas que habitan son indispensables para fomentar un sentido de responsabilidad colectiva. La lucha por preservar la migración de las mariposas monarca no solo es un esfuerzo por conservar una especie, sino también por proteger la rica biodiversidad que representa a América del Norte.