“Organizar la comunidad en defensa de la vida es prevenir”, sostiene Matías Dalla Fontana. Hace más de veinte años, junto a su hermano Emiliano, motivados por el desafío que representaba el ejemplo del sacerdote Atilio Rosso, llevaron el rugby a Villa Oculta, un barrio del oeste de la ciudad de Santa Fe. Luego lo llevarían también a la cárcel, como propuesta de integración y reinserción, hecho que fue la piedra angular de la organización Proyecto Deporte Solidario (PDS) para canalizar diferentes acciones de promoción social y comunitaria.
A la perspectiva que les brindó el deporte de alta competencia -ambos hermanos integraron el seleccionado nacional de rugby– le prevención de adicciones y, más en general, la salud mental y la justicia social como principio tomado de la Doctrina Social de la Iglesia. En palabras del propio Matías Dalla Fontana, “el proyecto nació como un encuentro entre una mirada realista de la sociedad y sus necesidades, no es ideológico; es una mirada a nuestro interior, vinculada al humanismo y a la justicia social”.
Con 20 años de trabajo en prevención de adicciones, desde que nació el proyecto de llevar el rugby a las cárceles, Dalla Fontana cuestiona la “híper especialización de los servicios del Estado” que tiene por efecto contribuir a la fragmentación social. La solución, explica, pasa por “poner la integralidad de la persona humana en el centro del sistema”, con un enfoque inspirado en una perspectiva que “abraza la vida de manera simple, práctica, humanista y cristiana”.
Más allá de la fragmentación, si hay un aspecto dejado de lado por el Estado, es precisamente la prevención de adicciones, una política que se destaca por su ausencia. En contraste con el énfasis puesto, por ejemplo, en prevenir -léase evitar- los nacimientos, bajo el eufemismo de la “salud sexual y reproductiva”.
Un contraste absoluto con la tarea que lleva adelante PDS en Santa Fe desde hace dos décadas y que ahora se extiende a otras provincias a través de la formación de preventores, entre otras iniciativas.
A Dalla Fontana no le gusta llamar organización no gubernamental a su proyecto. “El oenegeismo es un síntoma más de la crisis de participación -afirma-. Para nosotros lo que cuenta es la comunidad, las familias organizadas libremente, sin grietas, a través de sus instituciones, y con un Estado prudentemente descentralizado, así es como el pueblo gobierna, ejerce su soberanía”
Desde aquella chispa germinal que encendió el cura Rosso, referente ya fallecido del santafesino Movimiento Los Sin Techo, hasta la actualidad, PDS llevó su mensaje de prevención a lugares como la ciudad de Buenos Aires, la localidad bonaerense de San Miguel, Tierra del Fuego, Formosa, Chaco, Mendoza, Corrientes, Entre Ríos y Santiago del Estero. Este mensaje se resume en la doctrina de las “3C” del Padre Pepe Di Paola: capilla, colegio y club.
Hay en los animadores de PDS un vínculo de amistad y admiración por este religioso que actualmente desarrolla su ministerio en La Banda, Santiago del Estero. En mayo de este año, por ejemplo, Matías Dalla Fontana y José María Di Paola expusieron ante más de 1000 referentes de instituciones en el auditorio Fórum de la capital santiagueña. “El encuentro con el testimonio del Padre Pepe nos hizo evolucionar en nuestra perspectiva, porque nos dio una dimensión de lo nacional, haciendo evidente que el método de formación integral de la comunidad, que ya llevábamos adelante en Santa Fe de la Vera Cruz, podía ser replicado en cada rincón del país. Hay que idear acciones que tengan en cuenta que el desarrollo pleno de la vida de una persona pasa por la armonía de cuerpo, mente y espíritu, y por unir lo que el régimen global ha venido agrediendo: la unidad de la comunidad”.
La organización define a la misma cultura como el objeto de su accionar. El desafío es reconstruir desde una antropología propia lo que la crisis posmoderna ha deconstruido, licuado, explican. El mensaje y las acciones de la organización buscan combatir lo que identifican como los principales vectores de los males actuales: el sedentarismo y la soledad, a lo que el globalismo agrega el componente de la aceleración, del aturdimiento por la vía del consumismo, para quienes tienen los medios, y los subsidios para los que están fuera del sistema. Y para todos, la droga y el identitarismo como respuestas al vacío existencial que deja este materialismo.
Este es la dura realidad que inspiró iniciativas como la de PDS que busca fortalecer los lazos comunitarios y las formas organizativas naturales en los barrios. En este sentido, brindan especial atención a las organizaciones de la comunidad como los clubes, las asociaciones vecinales, las parroquias, ya que las consideran capaces de revertir la fragmentación impuesta tanto a nivel social como de la persona, y ante problemas para los cuales la escala del Estado no es acorde.
Matías Dalla Fontana es psicólogo y la salud mental es una de las áreas en las que desarrolla su trabajo solidario. “Las cifras de la prevalencia de trastornos ya eran de 1 cada tres argentinos con algún trastorno en 2017. Post pandemia, hablamos de más de la mitad de los argentinos en riesgo: es obvio que por más que la imaginación inspire al poder, es imposible meter a millones adentro de dispositivos estatales: el plan es reconstruir el sentido de la vida y el hábito sano para los cuerpos, en los barrios, en clave de Integralidad y en un orden justo: una restauración para tener futuro.”
El Proyecto apuesta a formar las instituciones para un problema “de escala epidémica”. La salida es imposible por arriba, requiere de una recuperación de la autoestima para producir pequeñas transformaciones. “Lo único real sobre lo que podemos intervenir es cuerpo, mente y sentido. Ya la pandemia nos mostró la inexorabilidad de la biología y la necesidad de estar activos y vinculados. La hibridación que se está proponiendo con la tecnología no se puede negar siendo tecnófobos -dice Dalla Fontana-. Pero frente al riesgo y daño creado por cambios que no son progreso, aplicar sustancialmente el principio precautorio. Ordenar lo local, el pago chico, es el planteo de Francisco.”
El pasado viernes 8 de noviembre, Matías Dalla Fontana dio la clase inaugural de la Diplomatura en Prevención Comunitaria de Adicciones y Salud Mental, organizada en conjunto con la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA) en San Miguel de Tucumán. Lo escucharon más de un centenar de alumnos -en general, dirigentes de instituciones tucumanas de la capital provincial y alrededores- que se postularon e inscribieron previamente para cursar el diplomado.
“Primero hay que decir que lo que transitamos fue descrito agudamente en el Congreso de Filosofía de 1949 como insectificación -dijo Dalla Fontana en la apertura de la Diplomatura-. La epidemia de adicciones y trastornos de salud mental están enmarcadas exactamente en ese mismo proceso, implican una dimensión sanitaria, pero configuran objetivamente el problema político de nuestro tiempo: no es ya pensable el mismo orden social si no se compone una estrategia de escala. No sólo integral, sino de escala con la proporción adecuada. Y el esfuerzo de formar a las instituciones de base de la comunidad es un eslabón esencial en esta guerra cultural”.
La diplomatura es la segunda propuesta de este tipo en lo que va del año que protagoniza PDS que ya desarrolló una anterior en la ciudad de Rosario en colaboración con la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF). Y tiene antecedentes en la realizada en la Capital Federal, en la sede de Puerto Madero de la Universidad Católica Argentina (UCA) el año pasado.
Mientras en Tucumán se desarrollaba el segundo encuentro de la diplomatura, en la mañana del sábado 9 de noviembre, la sede de PDS en la capital santafesina recibía a cien personas de distintos lugares de la provincia de Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos para la jornada de formación “Hacia Comunidades Protagonistas”, también vinculada a la prevención. Este encuentro fue el corolario de un peregrinaje constante de Matías Dalla Fontana por la provincia para brindar formaciones en pueblos, comunas y ciudades.
Ese día, mediante una programación intensa de ocho horas de duración, se buscó profundizar en el tema y, a través del encuentro, conectar a personas que están abocadas al mismo objetivo desde diversas posiciones comunitarias e institucionales: credos, clubes, escuelas, empresas, sindicatos, centros de atención primaria de salud, medios de comunicación. Hubo exposiciones de representantes de la SEDRONAR, del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, del de la Provincia de Entre Ríos, de profesionales de distintas áreas y equipos de PDS y Cáritas Santa Fe.
En la apertura se recibieron mensajes del Padre Pepe y de Roberto Moro, titular de Sedronar, ambos instando a los presentes a seguir fortaleciendo el trabajo.
“No somos solamente una red, que es algo plano o puramente táctico; una comunidad supera a la red porque tiene tiempos, costumbres, ritos, memoria, es una unidad de destino”, destacó Dalla Fontana.”
Desde PDS fundamentan también su trabajo hacia las mujeres y la niñez desde un enfoque estratégico. Los países desarrollados, sin distinción de regímenes, China, Japón, Inglaterra, explican en la organización, están ocupándose de la disminución de su fertilidad y de las externalidades negativas que comporta para sus sistemas que los niños se críen solos. “Para nosotros no deberían existir madres solas sin hogar propio, porque configura una especie de multiplicador del gasto -afirman-. Su abandono deviene en ingentes costes por fracasos educativos, deudas neurológicas y cognitivas tempranas, trastornos por mala alimentación, menor productividad empresaria, violencias ulteriores e incluso crisis securitarias. No importa si se es más o menos liberal o estatista: alguien paga los fracasos nacionales siempre. En salud, lo más caro es desordenar las instituciones vitales. Por esto la defensa de la vida devuelve una objetividad a la defensa de los débiles.”
A días de concluir el 2024, la agenda de la organización no se detiene. Al habitual y cotidiano trabajo que desempeñan en sus Centros de Salud Mental, sus Clubes Preventivos Deportivos, le han sumado la puesta en marcha de casas asistidas para mujeres con problemáticas de adicciones, a lo que se suman más propuestas de formación, como la Academia de Verano para Mujeres Cuidadoras, que comenzará a mediados de diciembre y se extenderá por todo el período estival. Un trabajo paciente y continuo para la expansión federal de una respuesta, desde la comunidad organizada, en acciones pequeñas pero sostenidas para los grandes males de la época.