En el barrio de San Telmo, muy cerca del límite con La Boca y junto al Parque Lezama, se alza el edificio más largo de Buenos Aires. Con una imponente fachada de 120 metros sobre la Avenida Caseros (entre Bolívar y Defensa), esta construcción icónica es conocida como el “Edificio Schindler” y también como el “Edificio de los Ingleses” (o “Conventillo de los Ingleses”).
En la actualidad, la propiedad combina viviendas en venta y alquiler con un zócalo comercial en planta baja que alberga un pujante polo gastronómico.
Este edificio fue diseñado entre 1910 y 1912 por el arquitecto suizo Christian Schindler, a pedido de Alberto Anchorena, dueño del terreno. Pensado como una residencia para los directivos ingleses del Ferrocarril del Sud, su diseño refleja la influencia europea característica de principios del siglo XX.
Román Paikin, de San Román Propiedades y experto en patrimonio urbano, la señaló a Infobae como “una de las construcciones más relevantes de la arquitectura de renta de su época, ubicada en un entorno privilegiado, junto al Parque Lezama y en una avenida que ahora recuperó protagonismo”.
Distribuido en cinco bloques simétricos con entradas independientes entre los números 410 y 490 de la Avenida Caseros, el edificio destaca por su estilo único.
Cada entrada conecta con departamentos espaciosos, diseñados originalmente para familias de profesionales y jerárquicos ferroviarios. En el interior, los detalles de lujo incluyen escaleras de mármol, suelos de madera y ascensores de jaula.
Además, las ventanas bow-windows, características de su frente, son de un tipo que sobresale del plano de la fachada de un edificio y crea un espacio semicircular o poligonal.
Este diseño permite ampliar visualmente el interior, proporciona mayor entrada de luz natural y una vista privilegiada al exterior, elementos que según Paikin “otorgan un atractivo visual único, elevando su valor arquitectónico”.
El nombre “Conventillo de los Ingleses” deriva de sus primeros ocupantes, directivos británicos del Ferrocarril del Sud. Estas referencias se vinculan al origen inglés de muchos habitantes históricos de la zona y al apodo que recibió el Parque Lezama en el siglo XIX como “la Quinta de los ingleses”.
Los espacios de la planta baja, destinados hoy para comercios, en los primeros años se utilizaron como talleres mecánicos. Con la sanción de la ley de propiedad horizontal en 1948, los departamentos comenzaron a venderse a propietarios individuales.
La Avenida Caseros, ahora un bulevar, revitalizó la zona con locales que hicieron de su zócalo un polo gastronómico. Los cambios comenzaron a partir de 2006 en adelante
En las décadas siguientes, el edificio se convirtió en un espacio residencial atractivo para artistas como Roberto Aizenberg, Josefina Robirosa y Cecilio Madanes, quienes marcaron una etapa de esplendor cultural en la zona.
La obra de Schindler no solo destaca por su diseño arquitectónico, sino también por su impacto en la transformación urbana. Paikin señaló que “este edificio es una joya histórica que mantiene su esencia, adaptándose al tiempo presente con el esplendor de su origen”.
Las remodelaciones recientes en sus departamentos preservaron su estilo original mientras lo actualizan a las necesidades contemporáneas.
El desafío de restaurar un ícono patrimonial
El edificio plantea retos particulares debido a su antigüedad y su relevancia arquitectónica. Intervenir en este tipo de patrimonio requiere un enfoque integral que contemple su estilo, funcionalidad original e inserción urbanística.
Según Fernando Lorenzi, del estudio de arquitectura INFILL y experto en refacciones generales y de cúpulas, “estas obras exigen observar, analizar y revalorizar cada elemento sin vulnerar su esencia, con intervenciones que permitan resignificar su arquitectura y adaptarla a nuevos usos”.
Modernizar un edificio como este requiere adaptarlo a las necesidades contemporáneas. “Dotar de nuevos usos a espacios que ya no cumplen su función original, como un fumoir (espacio para fumar) y una sala de costura debe hacerse respetando el valor histórico para armonizar con las nuevas demandas”, explicó Lorenzi.
Según especialistas, el estilo del Edificio Schindler evoca la arquitectura victoriana de mediados del siglo XIX, combinada con detalles afrancesados visibles, especialmente en el diseño de las mansardas de pizarra y el remate de las esquinas.
La construcción presenta detalles únicos que resaltan su valor patrimonial, como las puertas de roble con herrajes negros y los variados diseños de las rejas de sus balcones, que aportan un carácter distintivo a esta joya arquitectónica.
“Los ascensores de jaula y otros detalles de época son esenciales en proyectos de restauración. Su reemplazo no es una opción sin comprometer la autenticidad del espacio. Estos elementos son parte de la narrativa histórica del edificio y contribuyen a mantener su carácter único, tanto para sus habitantes como para quienes lo visitan”, amplió Lorenzi.
Lo inmobiliario
En el icónico inmueble, actualmente se encuentra a la venta un semipiso de 125 metros cuadrados cubiertos, con un valor de USD 300.000, según informaron desde una oficina adherida a la red de Re/Max Argentina y Uruguay.
Este departamento, ubicado al frente del tercer piso, ofrece vistas abiertas desde su balcón y un diseño que destaca por su amplitud y flexibilidad de uso de sus espacios.
La propiedad cuenta con un hall de recepción que conecta al estar, el living-comedor y las habitaciones, además de una suite con vestidor y baño completo.
En el área de servicio, dispone de una cocina espaciosa, comedor diario y lavadero. Los pisos de madera en las áreas principales y de cerámicos en los ambientes de servicio resaltan tanto la durabilidad como la estética del lugar.
Este tipo de propiedades históricas atraen a familias y compradores que buscan inmuebles únicos con un fuerte valor arquitectónico y cultural.
Además, hay otros inmuebles en alquiler que oscilan entre $600.000 y $700.000 mensuales, por tratarse de unidades amplias.
Varios de los departamentos combinan el estilo de vida contemporáneo con el encanto de una construcción patrimonial. “Vivir en un lugar con historia, diseño único y una ubicación estratégica —en una zona revalorizada también próxima con Barracas— lo convierte en una inversión atractiva para quienes buscan algo más que una vivienda convencional”, concluyeron desde la comercializadora.