En la zona oeste de la provincia de Santa Cruz, los alambrados se han convertido en una trampa para los guanacos. Estos animales, conocidos por su velocidad y capacidad para saltar, a menudo no logran superar los obstáculos que representan los cercos y quedan atrapados en las filas superiores. Según datos de la fundación Rewilding, se estima que cada año mueren 27.000 guanacos atrapados en alambrados en la Patagonia. Para Emiliano Donadío, director científico de la fundación que trabaja en el Parque Patagonia -ubicado en el noroeste de la provincia de Santa Cruz-, los guanacos de la zona enfrentan actualmente tres grandes peligros: “El primero es sobrevivir a los pumas, el segundo, a las personas, y el tercero, a los alambrados”.
Los alambrados son la barrera más utilizada para contener el ganado, pero tienen un impacto significativo en la fauna silvestre. Millones de kilómetros de cercas crean obstáculos que interrumpen los patrones naturales de movimiento de los animales, dificultando e incluso impidiendo sus desplazamientos y acceso al agua, además de provocar accidentes. Aunque se trata de un fenómeno global, sus efectos varían según las particularidades de cada área geográfica.
Los guanacos, a diferencia de otras especies herbívoras, en lugar de tratar de pasar entre los alambrados, o por debajo de ellos, los saltan y, al hacerlo, a veces quedan enganchados. Las lesiones que sufren son fatales y terminan desencadenando en su muerte. Las imágenes de guanacos muertos colgando de los alambrados se han convertido en un paisaje habitual en la zona. Este problema afecta tanto a los guanacos adultos como a las crías.
En su tesis doctoral “Efectos del manejo sobre la dinámica de poblaciones de guanacos silvestres y mortalidad por enganches en alambrados en campos ganaderos de Patagonia Norte, Argentina”, Andrés Rey estudió este problema en la provincia de Río Negro. Su trabajo concluyó que el riesgo de muerte por enganches en alambrados es mayor en las crías que en los adultos y que la altura máxima del alambrado es el principal factor de riesgo de enganche, aunque los alambrados de menor altura provocan una mayor mortalidad en las crías. “Hay un estudio que hizo un colega del Conicet hace unos años, en Chubut. Él calculó que un 6% de la población que estaba estudiando moría anualmente en los alambrados. Es un montón”, señala Donadío.
Para poder resolver este problema, Donadío está implementando en el Parque Patagonia dos medidas experimentales: “Hay dos tipos de manejo que se pueden aplicar y que, de hecho, estamos llevando a cabo aquí. El primero es eliminar la hebra superior, hacerlo más bajo, porque allí es donde se enganchan. Nosotros hemos eliminado la hebra superior en unos 25 kilómetros de alambrado en los campos que manejamos”. El segundo manejo se enfoca en proteger a las crías. Para ello, están separando más las hebras para crear “ventanas” por las cuales las crías puedan pasar sin lastimarse.
Si las medidas que están implementando en Parque Patagonia resultan efectivas, la fundación Rewilding planea recomendar esta estrategia a quienes trabajan en otras áreas protegidas. Además, si se comprueba que estos manejos de los alambrados reducen las muertes por enganche de los guanacos, esperan que las autoridades locales promuevan estas técnicas en las propiedades privadas con el fin de preservar la fauna de la región.