Un bebé recién nacido (Shutterstock)

Las primeras horas de vida de un recién nacido son cruciales para garantizar su salud y bienestar a corto y largo plazo. Es por ello que en este período se llevan a cabo una serie de evaluaciones y procedimientos médicos esenciales que tienen como objetivo detectar posibles anomalías, prevenir complicaciones y garantizar un inicio saludable.

Nazareth Olivera Belart es matrona asistencial en paritorio desde 2017 y, en su último libro Ser bebé. Guía de cuidados del bebé con evidencia y mucha emoción (Grijalbo, 2024), detalla cuáles son las pruebas que se les hacen a los recién nacidos, que deben realizarse al menos dos horas después del alumbramiento. Además, de los restos de sangre de la placenta se envía una muestra a los laboratorios para que determinen el grupo sanguíneo del bebé.

Profilaxis oftálmica

La profilaxis oftálmica es un procedimiento preventivo realizado poco después del nacimiento para evitar infecciones oculares en el recién nacido. Consiste en la aplicación de un antibiótico, generalmente en forma de pomada, en los ojos del bebé. Este procedimiento es esencial para prevenir una condición conocida como oftalmía neonatal, que es una infección ocular grave que puede causar ceguera si no se trata adecuadamente.

La conjuntivitis neonatal suele ser causada por bacterias presentes en el canal de parto, como la gonorrea o la clamidia (si la madre la tiene), aunque también puede deberse a otros microorganismos. La profilaxis, en la mayoría de los casos, incluye la aplicación de eritromicina o nitrato de plata en los ojos del bebé, una medida es sencilla, rápida y eficaz para reducir significativamente el riesgo de infecciones.

Administración de vitamina K

La administración de vitamina K es otro paso importante en el cuidado inicial de los recién nacidos, que tienen un déficit de esta vitamina. Este procedimiento se realiza para prevenir una condición conocida como enfermedad hemorrágica del recién nacido (EHRN), que puede provocar hemorragias espontáneas en el cerebro, el tracto gastrointestinal o en otros órganos debido a la deficiencia de esta vitamina esencial para la coagulación sanguínea.

Los recién nacidos tienen unos niveles bajos de vitamina K al nacer porque esta no atraviesa eficientemente la placenta durante el embarazo y su producción por las bacterias intestinales es limitada en los primeros días de vida. Por ello, Olivera aclara que la administración de una dosis intramuscular de vitamina K dos o tres horas después del nacimiento es una práctica estándar en muchos países del mundo, entre los que se incluye España.

Medición de talla, peso y perímetro cefálico

El peso al nacer es un indicador clave del desarrollo intrauterino. Un peso dentro del rango normal (aproximadamente entre 2.5 y 4 kg) sugiere un desarrollo adecuado durante el embarazo. Los bebés con bajo peso al nacer (menos de 2.5 kg) o con macrosomía (más de 4 kg) pueden necesitar una monitorización más cercana por sus riesgos asociados, como hipoglucemia, problemas respiratorios o infecciones.

La longitud del bebé, medida desde la cabeza hasta los pies, proporciona información adicional sobre su crecimiento intrauterino. La talla promedio de los recién nacidos a término suele oscilar entre 48 y 52 cm. Las desviaciones significativas de este rango pueden ser un indicativo de condiciones genéticas o problemas de crecimiento.

La medición del perímetro de la cabeza permite evaluar el desarrollo cerebral y craneal, cuyo rango típico en recién nacidos a término está entre 32 y 36 cm. Un tamaño anormalmente grande o pequeño puede requerir estudios adicionales para descartar hidrocefalia, microcefalia u otros trastornos.

Estas mediciones son fundamentales no solo en el momento del nacimiento, sino también en las semanas y meses siguientes, ya que permiten monitorear el crecimiento y detectar posibles problemas de manera temprana.

Primera revisión general

La primera revisión médica del recién nacido se realiza habitualmente dentro de las primeras horas de vida y es un examen exhaustivo que evalúa la función de los principales sistemas del cuerpo. Este chequeo general incluye:

  • Apariencia general: se evalúa el color de la piel, el tono muscular, la respuesta al estímulo y el llanto.
  • Sistema respiratorio: se asegura que el bebé esté respirando adecuadamente y se descarta la presencia de sonidos anómalos como estertores.
  • Sistema cardiovascular: se revisa la frecuencia cardíaca, los pulsos periféricos y la posible presencia de soplos cardíacos.
  • Abdomen y cordón umbilical: se evalúa la forma, la presencia de hernias y el estado del cordón umbilical.
  • Sistema neurológico: se observan reflejos primitivos, como el de Moro, succión y prensión.
  • Genitales y extremidades: se inspecciona la anatomía general para detectar anomalías.

En muchos casos, esta primera revisión también incluye la aplicación del test de Apgar, una puntuación rápida que evalúa la vitalidad del bebé a los 1 y 5 minutos de nacido.