La historia de Roberto Gómez Bolaños y Florinda Meza es de esas que trascienden tiempo, distancia y hasta la muerte. Aunque ya pasaron más de diez años del fallecimiento de Chespirito, su legado, y la polémica en torno a su relación con la mujer que encarnó a Doña Florinda, sigue haciendo ruido en la televisión latinoamericana y el mundo entero. La reciente llegada de Chespirito: sin querer queriendo a la pantalla volvió a instalar la curiosidad y la controversia sobre la vida del icónico actor mexicano. Pero, lejos del revuelo mediático que trajo la bioserie, Florinda eligió la calma y el recuerdo. En un mano a mano con Moria Casán en La Mañana con Moria (El Trece), la actriz decidió rememorar los años compartidos y abrió el corazón como pocas veces.

En la charla, Florinda dejó en claro que el amor entre ambos fue real. “Sí, y él era romántico. Me fui enamorando de él, punto”, resumió, desmontando la idea de que su relación respondió solo a caprichos de la vida en el set. Moria la invitó a profundizar en los sentimientos de aquellos años, y sin dudar Florinda ratificó que la personalidad de Bolaños fue determinante. “Si no lo hubiera hablado…”, reflexionó sobre los momentos en que pudieron decirse todo con honestidad.

Fue Moria quien le propuso el ejercicio más emotivo de la entrevista: mirar a cámara y hablarle a Chespirito como si él aún la estuviera observando. Meza, con la voz baja y la emoción a flor de piel, no dudó en hacerlo. “Ojalá volviera de la muerte, pero le diría que gracias”, expresó. Al indagar sobre qué cosa quedó pendiente entre ambos, Florinda fue más allá de cualquier desdicha: “No. Simple y sencillamente, le diría: Gracias por todo lo que aprendí de ti. Gracias por amarme. Gracias por permitir que yo te amara. Pero sobre todo, gracias por hacer mi vida interesante”.

El momento más delicado de la charla tuvo que ver con la despedida final. “¿Y qué te dijo él antes de morir?”, preguntó Moria. Florinda, conmovida, respondió: “No hablaba ya. Su mirada era linda, linda y una sonrisa. Él no tuvo estertores ni nada. Tuvo una muerte tranquila. Exhaló”. Más allá de todo mito, la actriz desnudó la verdad más íntima de los últimos días de Chespirito.

Al preguntarle si el fallecimiento ocurrió en su casa o en una clínica, Florinda no dudó en aclarar: “Sí, murió en mis brazos. Yo estaba ahí, ya casi no se movía. Yo veía su cara y veía cierta… Mi hermana dice que desde el día anterior lo vio sin luz en los ojos y le dijo a su marido: ‘Roberto no va a vivir. No creo que llegue a mañana’. Porque ella sí es muy sensible a esas cosas”, relató, haciendo énfasis en lo inminente y en el acompañamiento familiar.

Los recuerdos del hogar tampoco quedarán nunca atrás. Meza confesó que su habitación debió transformarse por completo para poder cuidar a su marido. “Mi habitación tuve que quitar la cama king size para poner otra más pequeña, porque cuando era incómodo para él moverlo.Yo compré la mejor cama de hospital, me la llevaron de Estados Unidos en aquel entonces para enderezarlo, moverlo, voltearlo, todo”, relató. Lejos de los escenarios, la actriz asumió el rol de cuidadora y compañera inseparable hasta el final. “Pero yo jamás salía de la habitación. Tampoco cuando lo operaban por algo, porque tenía los cornetes chuecos…”, recordó. Y Moria lo sintetizó con cariño: “Fuiste su cuidadora, su amor, su mujer, fuiste todo”. Florinda, serenamente, aceptó: “Yo le resolvía la vida”.

A raíz del Parkinson, Florinda se dedicó a pleno a cuidar de su pareja hasta sus últimos días (Archivo)

La charla fue más allá del drama. Meza aclaró de frente que no tiene resentimiento por esos años de entrega. “¿Cómo voy a estar arrepentida si te digo que le agradezco que me permitiera quererlo, que me quisiera y que hubiera hecho mi vida interesante?”. Y ante la sugerencia de haber sido “una virgen para él”, Florinda respondió pícara: “¿Vos crees que si yo estuviera resentida yo no habría tenido otro galán? Ah, perdón, querido, ya no tengo 53 de cintura. ¡Tengo 60 de cintura! ¡Soy una mina, mi vida!”.

Sin perder nunca la autodefinición ni el humor, la actriz dejó una última reflexión sobre lo que significa amar, cuidar y sostener a un gran hombre hasta el final. “Es mi verdad”, concluyó la actriz, dejando clara su integridad y su capacidad de defender su historia más allá de cualquier polémica. Y así, una vez más, su figura se vuelve central para entender la verdadera historia de amor, leyenda y humanidad detrás de Chespirito.