David Zuker afirma que no es muralista, algo que, en un primer momento, sorprende. “No desprecio ni reniego de eso, en absoluto: desde lo artístico me identifico, pero hice un recorrido, sobre todo en estos últimos siete años trabajando para la cadena Nhow, que me llevó más allá. Siento que mi trabajo se diferencia en la voluntad experiencial: es un arte envolvente, sin distancia. Sí que ha habido gente muy poderosa a lo largo de la historia que hacía pintar sus aposentos con escenas artísticas que les hablaran de sus afinidades y rango, claro. Pero, bueno, era gente que podía experimentar no sólo eso, sino muchas otras cosas que al resto les estaban vedadas”, sonríe Zuker.
Aquí estás viviendo 24, 48 horas dentro de una obra de arte. En ese sentido, el muralista tiene un límite que yo no tengo.
David Zuker, autor de las obras que les dan identidad a los Nhow de Ámsterdam, Frankfurt y pronto, Roma.
“Mi arte se mimetiza con el interiorismo y la arquitectura, no queda aislado. Es una identidad que he ido construyendo y que hoy defino como ser un ‘artista experiencial”.
Impacto asegurado en el Circo del Dinero
“Esta propuesta puede gustar o rechazar: lo que es seguro es que no te deja indiferente”, dice David Zuker, nacido en Madrid, hijo de padre argentino y formado en Londres en un arte “más tradicional”, como lo describe. “En los 90 descubro Internet y las herramientas digitales aplicadas al mundo del diseño gráfico y la publicidad, donde hice todos los escalones. Y en el momento en que Nhow me ofrece la oportunidad de intervenir sus hoteles es donde unifico ambas vertientes, la artística clásica y la digital”.
“Esta es una de las habitaciones del Nhow Frankfurt en las que me alejé de la temática central de ‘El Arte del dinero’ para abordar la de ‘El Circo del Dinero’, quise apartarme de lo simplemente estético para hacer una crítica irónica. Elegí representarla con tres monedas fuertes: el dólar, el euro y la libra esterlina, en su juego de dominación”.
Cada habitación, cada espacio, invita a detener el paso para descubir mil detalles que divierten e interpelan.
Una identidad muy singular
“Los Nhow tienen un ADN muy atrevido, con una participación de arte (pop) nunca antes visto en hoteles. Cada uno tiene una personalidad propia según la ciudad donde se encuentre, pero todos tienen la disrupción en común”.
Creo que los que vivimos en las ciudades nos alimentamos mucho de la estética de las cosas, los lugares de las demás personas con las que nos cruzamos: nos influye y va modificando nuestros gustos, algo notable en las dos últimas décadas.
“‘Si te voy a dar libertad total, a cambio quiero algo único: más allá de estética, un significado; que construyas algo con personalidad’. Así podría resumir el desafío que me presentaron y que acepté con muchísimo gusto”.
El proyecto va escalando por las plantas del hotel, desde las monedas del lobby, las cajas fuertes y las tarjetas de crédito, hasta culminar en el NFT Bar, en lo más alto de Frankfurt. “El futuro del dinero es digital, y trato de mostrar cómo se está llevando a cabo esa transición”, dice Zuker convencido.
Encuentro de culturas en Ámsterdam
“En el Nhow de Ámsterdam, ciudad cosmopolita si las hay, lógicamente nos inclinamos por la temática del encuentro de culturas, y me apoyé más en símbolos que en relatos alegóricos para intervenirlo”, explica Zuker.
La atención al detalle es tal que dependiendo del punto cardinal al que apuntan, las habitaciones tienen su temática. En las que dan al norte, podemos encontrarnos con este escocés hipster, por ejemplo.
“Si cada cuarto tiene una identidad cerrada y particula, para hacer la entrada buscamos tres culturas visualmente muy distintas (la japonesa, la mexicana y la africana) y las mezclamos. Después de todo, ¿no es eso lo que ocurre en la calle? Porque, en el fondo, somos todos iguales, somos todos humanos y, por muy lejos que viajemos, siempre encontramos algo en común con la gente del lugar”, revela el artista sobre la inspiración para el espacio encargado de dar la primera gran impresión del hotel y transmitir su mensaje.