Por primera vez desde 2016, Boca concluirá el año calendario sin trofeos en sus vitrinas, con la diferencia de que aquella vez el equipo alcanzó las semifinales de la Copa Libertadores -ante Independiente del Valle- y la final de la Copa Argentina -frente a Rosario Central-. El 2024 que comenzó con la insólita presen­ta­ción de Diego Martínez como entrenador, con una foto toma­da con ce­lular y publicada minutos antes de la medianoche, ter­minará, en el mejor de los casos, con el Xeneize clasifi­cado a la próxima edición del máximo torneo continental.

La dura elimi­na­ción ante Vélez en semis de la Copa Argentina, tras re­vertir un 0-2 en el segundo tiempo y recibir dos goles en los minutos fi­nales del partido, sacudió los cimientos del Mundo Boca y dejó una larga lista de responsables de uno de los peores momentos del equipo en mucho tiempo: jugadores, cuerpo técnico y hasta Juan Román Riquelme, quien relativizó la de­rrota con el Fortín, calificó el partido como “divertido” y, lejos de trazar una auto­crítica sensata, valoró haber “competido” en semifinales de una Copa Argentina. Si “los buenos” ganan Li­bertadores y diez tor­neos locales equivalen a una Copa, ¿cómo calificaría Riquel­me este primer año al frente de su club?

Miramón, Blanco, Figal, Belmonte y Rojo, en el entrenamiento de Boca

La única realidad es que Boca cerrará 2024 con la calculadora en la mano mientras Vélez y Racing buscan el bicampeonato y Cen­tral Córdoba de Santiago del Estero sueña con bordarse su primera estrella profesional. “Y decí que River quedó afue­ra…”, reflexionó un allegado al plantel, minutos después de la derrota frente a Vélez. Este sábado, Botafogo y Atlético Mineiro defini­rán la Libertadores en el estadio Monumental, donde el conjun­to de Marcelo Gallardo estuvo muy cerca de jugar, ante su pú­bli­co, una nueva final internacional. Boca lleva un año y nueve meses sin vueltas olímpicas. La última fue en la Supercopa 2022 ante el descendido Patronato, dis­putada en mar­zo de 2023, con Hugo Ibarra como DT y ju­ga­dores como Darío Benedetto, Os­car Romero, Alan Varela, Oscar Romero y Se­bastián Villa, hoy todos fuera del club.

“Teníamos ilusión de llegar a la final y no pudimos. Ahora tene­mos que pensar en los partidos que nos quedan, tratar de ha­cerlo bien, pedirle a la gente que nos acompañe. Sabemos que en el año tuvimos cosas buenas y otras no tanto. No vivo de la manera que quieren instalarle a la gente. Hemos sido semifina­lis­tas de la Copa Argentina, que no es fácil, y hemos sido semifi­na­listas del tor­neo pasado (por la Copa de la Liga), en el que el equipo compitió bien”, analizó un Ri­quel­me inmutable y cada vez más cuestionado. “Soy el primero que ten­go au­to­crítica, el primero que se hace cargo de que en el torneo largo Boca no lo ha hecho bien”, sostuvo Román, sin asumir errores. Y en medio de la bronca de los hinchas, tuvo palabras contemplativas hacia Luis Ad­vín­cula, quien dejó a su equipo con diez hombres a los dos minutos del segundo tiempo, con el resultado 0-2. “Nadie se hace expulsar porque quiere. Advíncula nos dio muchas ale­grías, ahora le tocó ser expulsado por doble amarilla. ¿Qué va a ser? Son cosas que pasan…”.

La de Advíncula en Córdoba fue la primera roja de Boca en el ciclo de Fernando Gago, quien deberá definir si respeta la titula­ridad del pe­ruano en el partido frente a Gimnasia (las sanciones de la Copa Argentina se cumplen en esa competencia) o si le da la chance a Juan Barinaga. Advíncula tiene contrato con Bo­ca hasta diciem­bre de 2026 (renovó en mayo de este año) y su intención es seguir en el club. La postura de la gente será otro punto a tener en cuenta. El último antecedente no le juega tan a favor: desde su roja en la final con Fluminense, Frank Fabra casi no volvió a pisar la Bombonera…

El momento de la expulsión de Luis Advíncula en Boca-Vélez, por la Copa Argentina

Las horas posteriores a la derrota con Vélez fueron una verda­dera “carnicería” en las redes sociales, con mensajes fuertes con­tra los ju­gadores y el presidente y algunas críticas hacia el técni­co por sus cambios en el cierre del partido. Con nueve partidos en el banco, Gago pagó los platos rotos de un 2024 con números en rojo, en el que Boca quedó afuera en octavos de la Sudameri­cana, en semifinales de la Copa de la Liga y la Copa Argentina, y el empate sin goles ante Huracán lo dejó sin posi­bilidades ma­temáticas de pelear el título en la Liga Profesional, aunque ja­más subió del octavo lugar. Cambió de entrenador a mitad de la temporada, pero los resultados no variaron: tres victorias, tres triunfos, tres derrotas. La última de ellas, en el partido más im­portan­te.

El objetivo de clasificarse a la Libertadores ya ni siquie­ra depende de Boca. Si Huracán es campeón de la Liga Profesional y Cen­tral Córdoba, de la Copa Argentina, al Xenei­ze no le al­can­zaría con ganar lo que resta para cumplir el objetivo. El do­mingo, contra el Lobo, jugará su primera final. Luego visi­tará a Newell’s y cerrará de local con Independiente, que tam­bién pe­lea por ingresar a las copas.

Fernando Gago y un mal arranque de su ciclo en Boca; deberá redoblar esfuerzos para que el equipo se clasifique a la Copa Libertadores

Mientras tanto, Boca quedó a un paso de concretar la compra del delantero chileno Carlos Palacios (alrededor de 4,8 millones de dólares por el 100% de la ficha) y Gago confeccionó una lista de pedidos con vistas al mercado de pases de 2025: un central, un volante ofensivo y un delantero como prioridades y reem­plazantes del mismo calibre en caso de ser transferidos Cristian Medina, Exequiel Zeballos o Kevin Zenón.

El plantel volvió a entrenarse este jueves en Ezeiza y entre vier­nes y sábado quedará definido el equipo para enfrentar a Gim­nasia. Tras la eliminación ante Vélez, casi no hay jugadores en Boca que puedan sentirse titulares. El mismo Leandro Brey, de floja actuación contra el Fortín, podría perder el puesto a manos de Sergio Romero.

“Vamos a seguir trabajando y tratando de buscar lo que quiero, que es un equipo que tenga una identidad de juego. Obvia­mente que el golpe es fuerte, pero ahora tenemos revancha y buscaremos un resultado positivo. Es un momento para enfo­carse el cuerpo técnico, los jugadores y el club y ver lo que que­remos para estos partidos”, explicó Gago.

El 2025 aún queda demasiado lejos para un Boca agotado física y mentalmente que llega con lo puesto al final del año y, mien­tras otros festejan, pasará la Navidad sin un solo regalo en el ar­bolito.