La causa que investiga el crimen de Santiago Aguilera Allende, el joven de 18 años que fue secuestrado y asesinado en agosto de 2022, sumó un avance significativo luego de que un vecino de la zona rural de Villa Dolores, Córdoba, reportara haber encontrado el documento nacional de identidad (DNI) a pocos kilómetros del lugar en el que hallaron el cuerpo sin vida.
Todo ocurrió cuando el hombre buscaba animales en barrio San Martín, por lo que dio aviso a la Policía apenas encontró el carnet del joven. Si bien el hallazgo motivó nuevos procedimientos en el área, se conoció que la familia de la víctima presentará una denuncia penal al fiscal federal Enrique Senestrari a raíz de los mínimos avances que se obtuvieron en el proceso de instrucción.
“Tanto este hallazgo, como el del cuerpo de mi hijo, fueron por casualidad y en manos de terceros, lo cual destaca la impericia de Senestrari y de su equipo; nada han logrado en más de dos años”, acusó el padre de Santiago, Carlos Aguilera, al señalar que “en este caso ha habido una suerte de mala praxis con mi hijo”.
En línea con las críticas que realizó al equipo investigativo, durante una entrevista para Radio Power Aguilera denunció que “a Santiago se lo abandonó, se rastrilló solamente alrededor de mi casa, se creyó que era una travesura de chicos, y en dos años no se ha avanzado casi nada”. Y sentenció: “Cuando mi hijo aún estaba con vida no se buscó con la intensidad necesaria”.
A raíz del descontento, los padres de Santiago solicitaron que la causa fuera trasladada hacia la órbita de la Justicia de Córdoba. De acuerdo con la información publicada por ElDoce.tv, el juez federal Alejandro Sánchez Freytes declaró la incompetencia y ordenó que el caso sea trasladado hacia su jurisdicción. No obstante, la resolución no quedó firme, debido a que el fiscal y la defensa apeló a la Cámara Federal de Apelaciones, por lo que resta que se emita un veredicto al respecto.
Por el momento, hay dos detenidos por el crimen de Santiago. Se trata de Walter Gil, acusado de haber engañado al joven tras haberse ganado su confianza mientras trabajaba en el corralón de su familia, y Julio César “Cury” Ramírez, que fue arrestado el 21 de abril de este año. Ambos fueron procesados con prisión preventiva por el delito de secuestro extorsivo seguido de muerte, pero no se descartó la posibilidad de que hubieran participado más personas.
Según informaron los investigadores, Gil sería el más comprometido de los dos, debido a que habría mayor cantidad de pruebas en su contra. De hecho, el acusado fue señalado como el presunto responsable de haber hecho salir a la víctima de su casa, subirlo a un automóvil Peugeot 405 junto a otras personas y dirigirse hacia el lugar en el que lo habrían mantenido cautivo.
“Trabajó dos meses con nosotros y el 16 de agosto es el día que salió Santiago”, recordó Carlos al apuntar que ese fue “el día de la traición, de un acto asqueroso y horripilante de haberlo sacado a Santiago ganándose su amistad para hacer este macabro plan que tenía en su cabeza”.
La noche de la desaparición, el detenido había invitado a salir al joven, quien se había negado porque al otro día tenía que ir a la escuela. A pesar de esto, fue a su domicilio a esperarlo y le pidió que no dijera nada de los mensajes, bajo la excusa de que no se enterara su novia. Por este motivo, la víctima les había dicho a sus padres que se iba a juntar con otro amigo y, con este respaldo, el acusado borró los registros que fueron descubiertos por medio de pericias técnicas.
Al momento de la detención de Gil, el juez federal consideró que “Gil habría coordinado un plan común con otro/s autor/es con el objeto de concretar las distintas fases del secuestro”. Asimismo, los ex compañeros de trabajo apuntaron que el acusado habría mostrado cierto interés en averiguar sobre los bienes y los ingresos que generaba el corralón.
En cuanto a la participación de Ramírez, las declaraciones testimoniales, los análisis de los mensajes, las llamadas y las filmaciones fueron considerados claves para determinar que el joven habría permanecido secuestrado en una vivienda en la que habría vivido el detenido. Incluso, fue en ese punto que los peritos detectaron movimiento en la cuenta de Gmail de la víctima durante su desaparición y después de haber sido encontrado, pero su teléfono celular no fue hallado.