“En vela por el Garrahan”. Ese fue el lema de la concentración convocada para este viernes, a las 19 , en la intersección de las avenidas Callao y Corrientes. La actividad buscó visibilizar la problemática que enfrenta el hospital pediátrico nacional debido a la pérdida de personal especializado, un hecho que los empleados atribuyen a los bajos salarios.
En los últimos meses, médicos y otros profesionales han dejado la institución en busca de mejores condiciones laborales, lo que afecta el funcionamiento de este centro, reconocido por su atención pediátrica de alta complejidad y su rol en la formación de especialistas.
La convocatoria estuvo dirigida a trabajadores del hospital y a la sociedad en general, con la consigna de asistir sin banderas partidarias ni gremiales, solo portando velas, linternas y prendas blancas.
Poco después de las 19, empezaron a aparecer los manifestantes con carteles en los que se leían: “El Garrahan no se toca”. Llevaron camisas blancas, linternas y velas en mano. “Estamos haciendo esta marcha después de nueve situaciones de paro que realizamos a lo largo de los últimos nueve meses. No tuvimos ninguna respuesta en relación a la recomposición salarial”, expresó Cecilia Zunana, ginecóloga del hospital, en diálogo con LA NACIÓN.
Zunana explicó que muchos empleados del Garrahan perciben un salario por debajo de la canasta básica familiar. “Las paritarias no están en relación con el aumento de la inflación, que este año llegó al 120%. Por eso decidimos esta forma pacífica de manifestarnos”, señaló. Además, mencionó que varios profesionales se vieron obligados a renunciar debido a las dificultades económicas.
Durante la manifestación, los trabajadores entregaron panfletos a los peatones, en los que explicaron las posibles consecuencias de la crisis que enfrenta el hospital. Los volantes plantearon interrogantes contundentes: “¿Qué pasaría si el Garrahan dejara de funcionar?”. Entre las respuestas, destacaron que muchos niños y adolescentes que esperan por trasplantes no tendrían dónde ir, los diagnósticos de enfermedades poco frecuentes llegarían tarde y cientos de cirugías de alta complejidad quedarían sin efecto.
Los folletos también remarcan que no existe otra institución pública o privada que pueda brindar las mismas respuestas que ofrece el Garrahan. “Cada familia que llega al hospital tiene una historia, no permitamos que esas historias se apaguen”, concluyó el mensaje firmado por los trabajadores de la institución.
RCP
Los cánticos acompañaron la marcha, reflejando el reclamo: “Nuestro trabajo es esencial”, corearon, seguidos de una consigna dirigida a las autoridades: “¡Llamen al ministro y a Milei, para que vea que este equipo no cambia de idea, pelea y pelea por el hospital!”. Otro grupo entonaba, mientras marchaba al Obelisco: “Señor, señora, no sea indiferente, cierran hospitales en la cara de la gente”.
Frente al Obelisco, una médica tomó el micrófono para dirigirse a sus compañeros: “El Garrahan decidió venir un viernes a manifestarse por un modelo de calidad excepcional que están queriendo romper. La verdad, estar acá es un orgullo, pero también es una tristeza porque no deberíamos estar haciendo esto”.
En el marco de la concentración, los profesionales realizaron una demostración de reanimación cardiopulmonar (RCP) como un gesto simbólico. “Vamos a reanimar el modelo de excelencia que tenemos. Este es un paralelismo entre el RCP de una víctima y el del sistema que estamos defendiendo”, señaló la médica, mientras un grupo de trabajadores simulaba una reanimación con almohadones.
Residentes
Un grupo de residentes del hospital dialogó con LA NACIÓN y expuso las razones que los llevaron a sumarse al reclamo. “La situación es insostenible”, expresó uno de ellos. “Estamos trabajando muchas horas, en condiciones de extrema presión, y nuestros salarios no alcanzan para cubrir la canasta básica. Esto no solo afecta nuestra calidad de vida, sino también el servicio que podemos ofrecer”, completó.
Otro residente destacó el impacto de la falta de personal en la atención médica: “Hay compañeros que han renunciado porque no pueden sostener económicamente este trabajo. Si no se toman medidas urgentes, este modelo de excelencia que representa el Garrahan se va a perder”.
Entre los manifestantes, se encontraba Laura Fant, una docente jubilada que decidió unirse a la marcha. “Siempre he defendido la educación pública, y sé que la salud es otro pilar fundamental de nuestra sociedad. Cuando me enteré de lo que estaba pasando en el Garrahan, no dudé en venir”, comentó.
Para ella, la defensa del hospital es una causa que trasciende a los trabajadores: “Esto no es solo un problema de los médicos, es algo que nos afecta a todos. Si permitimos que un hospital de esta importancia caiga, estamos permitiendo que la salud pública pierda uno de sus mayores referentes. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos apoyar esta lucha”.
Visibilidad
La protesta de este viernes se dio en un contexto de fuertes reclamos por los salarios y la pérdida de varios empleados, que empezaron a migrar al sector privado, donde hoy duplican sus ingresos. Por ejemplo, en enfermería, medicina y farmacia los sueldos promedios que informaron en su momento rondan entre los $700.000 y $900.000. A esto se suma la decisión del ministro de Salud nacional, Mario Lugones, de relevar a los integrantes del Consejo de Administración del hospital luego de que estos otorgaran un bono complementario de $500.000 a todo el personal. Se trata de una suma no remunerativa proveniente de los recursos propios del establecimiento, según contaron. El centro de salud pediátrico, donde se desempeñan casi 4800 profesionales, depende en un 80% de la Nación y en un 20% de la Ciudad.
El domingo 10 pasado, en la previa al partido de River contra Barracas Central en el estadio Monumental, que tiene capacidad para más de 84.000 espectadores, el club de fútbol realizó un reconocimiento al Garrahan. El evento se convirtió en otra oportunidad para que 150 trabajadores de la institución, entre médicos, técnicos, asistentes sociales y más, fortalecieran la visibilización del reclamo por la recomposición de los ingresos que vienen impulsando hace varios meses ante el fuerte atraso salarial.