El estrés en pequeñas dosis es útil, pero cuando se vuelve crónico puede afectar la salud física, el ánimo y el equilibrio emocional (Freepik)

El estrés forma parte de nuestra vida cotidiana. Puede activarse por un problema, un examen, una conversación difícil. En pequeñas dosis, cumple una función útil al mantenernos alertas. Sin embargo, cuando se vuelve crónico, puede afectar significativamente la salud, nuestros nervios y el equilibrio emocional.

El sistema nervioso no solo interviene en la respuesta al estrés, también regula estados como la calma, el bienestar y la sensación de seguridad. Cuando opera de forma adecuada, contribuye a la estabilidad. Si está alterado, se desregula y pueden aparecer estados de ansiedad, agotamiento o burnout.

Muchas personas tienen síntomas de desregulación del sistema nervioso sin advertirlo. Pero ¿qué significa este concepto y por qué resulta tan relevante para la salud física y mental?

La doctora Gabriela González Alemán, doctora en Genética del Comportamiento y neurocientífica, explicó a Infobae que el estrés puede alterar el sistema nervioso de múltiples formas, tanto a nivel estructural como funcional.

La desregulación del sistema nervioso puede causar ansiedad, agotamiento, trastornos del sueño y fallas cognitivas como falta de atención (Imagen Ilustrativa Infobae)

“Existen dos tipos principales de estrés. El estrés agudo surge ante una situación puntual que desborda nuestros recursos habituales para afrontarla. No se trata de estar cansado o de mal humor: implica sentirse sobrepasado. Es decir, cuando los desafíos cotidianos dejan de poder manejarse con las herramientas mentales y emocionales disponibles. En este contexto, el cuerpo reacciona liberando cortisol, una hormona que activa de inmediato el modo de ‘lucha o huida’”, indicó la experta.

Y explicó que el cerebro interpreta que hay un peligro real para nuestra integridad y pone en marcha el sistema nervioso simpático, responsable de movilizar al organismo ante amenazas. “Lejos de su nombre, este sistema simpático no tiene nada de simpático: es el que entra en acción cuando el cuerpo se encuentra bajo presión extrema”.

Por su parte, el doctor Ignacio Saguier Padilla, médico especialista en Medicina Interna y Neurología del Hospital de Clínicas, MN 157.451, explicó a Infobae:

La actividad del sistema simpático acelera el ritmo cardíaco, mientras que el parasimpático favorece la relajación y la digestión (Imagen Ilustrativa Infobae)

El estrés desregula el sistema nervioso tanto en forma aguda como en forma crónica. En forma aguda, se pueden observar distintos mecanismos que actúan principalmente en la liberación de neurotransmisores como la noradrenalina y la dopamina, que interactúan y alteran las funciones tanto cognitivas como ejecutivas. Y el estrés crónico produce cambios neuroplásticos a nivel de la corteza prefrontal y de la amígdala. Esto puede llevar a alteraciones en la plasticidad neuronal, la conformación de nuevas conexiones, la alteración entre las neuronas que inhiben y las neuronas que excitan, y de esta forma llevar a una afectación tanto a nivel neurológico como neurovascular y también del sistema neuroinmune”.

Los síntomas de un sistema nervioso desregulado

Este estado significa que el cuerpo se halla en desequilibrio, ya sea en alerta máxima constante (predominio simpático) o apático (sobreestimulación parasimpática). Una desregulación prolongada podría contribuir a enfermedades crónicas relacionadas con el estrés.

La desregulación del sistema nervioso se puede manifestar de diversas maneras.

El estrés crónico puede causar problemas digestivos, dolores musculares persistentes y dificultades para conciliar el sueño (Imagen Ilustrativa Infobae)

“Los síntomas más comunes o signos clínicos son taquicardia, sudoración, trastornos del sueño, dolor, fatiga, cefalea, irritabilidad, dificultad para modular respuestas ante situaciones de estrés o también distintas alteraciones a nivel cognitivo como de atención, de memoria o control inhibitorio”, explicó el doctor Saguier Padilla.

Y añadió que el sistema nervioso autónomo se puede ver afectado tanto por situaciones orgánicas como enfermedades que afectan directamente al sistema nervioso: “Por ejemplo, la esclerosis múltiple o neuropatías autonómicas, donde hay una lesión orgánica, y también situaciones no orgánicas. Y también el estrés crónico o traumas en la infancia que llevan a una disfunción de este sistema y todas las manifestaciones antes mencionadas”.

Síntomas frecuentes de un sistema nervioso desregulado:

  • Ansiedad
  • Ataques de pánico
  • Problemas digestivos
  • Dificultades para dormir
  • Cansancio constante
  • Dolor muscular persistente

La exposición prolongada al estrés puede alterar la corteza prefrontal y la amígdala, afectando la toma de decisiones y las emociones (Imagen Ilustrativa Infobae)

Factores estresantes que pueden alterar el equilibrio:

  • Estrés crónico
  • Agotamiento
  • Eventos traumáticos
  • Malos hábitos de sueño
  • Dieta poco saludable
  • No tomarse tiempo para relajarse

Cómo funciona el sistema nervioso autónomo

El sistema nervioso autónomo está conformado por el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático, explicó el doctor Saguier Padilla: “La función de este sistema es responder a las distintas demandas que aparecen en el organismo y mantener un equilibrio. El sistema nervioso simpático se encarga de preparar el organismo para situaciones de lucha o huida a través de las liberaciones de noradrenalina o adrenalina, aumentando, por ejemplo, la frecuencia cardíaca, la contractilidad muscular y la movilización de energía. El sistema parasimpático, en caso contrario, lo que busca es un estadio más bien de tranquilidad, de reposo y favorece la digestión”.

El equilibrio es clave. Cuando el sistema simpático se activa en exceso, libera una cantidad elevada de hormonas vinculadas al estrés. Por el contrario, si domina el sistema parasimpático, pueden aparecer síntomas como apatía o falta de energía.

El estrés agudo activa el modo lucha o huida, una reacción del cuerpo cuando se siente sobrepasado por una amenaza o situación difícil (Imagen ilustrativa Infobae)

El sistema nervioso central regula funciones clave del cuerpo, pero es el sistema nervioso autónomo —compuesto por las ramas simpática y parasimpática— el que desempeña un papel central en la salud emocional. Mantener un equilibrio dinámico permite que el cuerpo responda mejor a los desafíos cotidianos.

“El sistema nervioso, tanto el simpático como el parasimpático, las estructuras del cerebro, del tronco encefálico y de la médula espinal actúan sobre los distintos órganos del cuerpo. Los órganos también envían señales de retroalimentación hacia el cerebro, con lo cual se establece un juego de intercambios. En esta interrelación, alteraciones del cerebro pueden influir sobre los órganos y las patologías o enfermedades propias de los órganos pueden influir en el sistema nervioso central”, detalló el médico.

Las consecuencias del estrés crónico

La exposición prolongada al estrés deteriora los recursos mentales y emocionales de la persona, afectando la memoria, la atención, el estado de ánimo y los vínculos.

Muchas personas presentan síntomas de desregulación del sistema nervioso sin saber que eso impacta en su salud física y emocional (Imagen Ilustrativa Infobae)

La doctora González Alemán describió sus efectos: “Cuando estos recursos empiezan a verse minados, es cuando la persona empieza a sentirse mal, a perder el nivel atencional, a no acordarse de las cosas, a no tener el nivel de funcionamiento de siempre, a veces incluso a no reconocerse a uno mismo. Hay quienes pueden empezar a tener ataques de pánico, por ejemplo. Pueden llegar a ser síntomas reales de una enfermedad de orden mental o comportamental: mayor irritabilidad, dificultad en los vínculos afectivos. Y todo esto es, en realidad, por la gran influencia que tiene el estrés sobre las hormonas”, explicó la doctora.

Y añadió: “Se va a ver afectada también lo que es la función ejecutiva, que está por detrás de la resolución de problemas, de la toma de decisiones. Esto va a ir haciendo de las facultades inhibitorias, de inhibir aquellos comportamientos que no son adecuados. Entonces, nuestro desempeño en general va a empezar a ser peor y nos va a ir bajando la autoestima. Esto va a empezar a ser un loop, en el cual vamos a estar más deprimidos, más ansiosos, con baja autoestima y con mayor predisposición a enfermedades físicas”.

Además, el estrés crónico interfiere con el funcionamiento del sistema parasimpático, que es el encargado de restaurar el equilibrio y la calma. Cuando este sistema pierde eficacia, se agrava el desequilibrio general del organismo.

Cómo regular el sistema nervioso y recuperar la calma

Mantener hábitos de sueño saludables favorece la relajación nocturna (Imagen Ilustrativa Infobae)

Restablecer el sistema nervioso significa abandonar el estado de alerta y pasar a la relajación, donde el cuerpo puede descansar y funcionar correctamente. Este proceso implica la activación del sistema nervioso parasimpático, que contrarresta el estrés y favorece el equilibrio físico y mental.

El doctor Ignacio Saguier Padilla explicó que el abordaje para equilibrar un sistema nervioso desregulado debe ser multimodal y adaptado tanto a la etiología como a las manifestaciones clínicas de cada persona.

“En general se recomiendan las intervenciones psicoeducativas y de regulación emocional, las técnicas de relajación y mindfulness, la respiración diafragmática, yoga, intervenciones conductuales y refuerzo positivo y estrategias de distracción y de contención emocional. Todas estas son terapias que pueden ayudar en caso de que la causa no sea orgánica como para descubrir y tratar estrés crónico o traumas en la infancia. Cuando se encuentra durante su estudio una causa orgánica como alguna enfermedad, se recomiendan terapias dirigidas hacia esta patología que genera disfunción”, describió el médico.

Por su parte, la doctora Gabriela González Alemán brindó una serie de recomendaciones para contribuir a la regulación del sistema nervioso:

Técnicas como la respiración profunda y el mindfulness estimulan la calma y contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso (Imagen Ilustrativa Infobae)

1. Practicar respiración controlada. “Una manera de frenar la hiperventilación, que aparece cuando uno está muy estresado y con el sistema nervioso funcionando de manera muy activa, es hacer respiraciones muy largas en las que uno exhala más aire del que ingresa”, dijo la doctora y recomendó técnica de inhalar en 4 tiempos y exhalar en 8.

2. Practicar meditación o mindfulness. “Estimulan la conciencia puesta en el aquí y el ahora y la atención plena. Ayudan a retornar el organismo y el sistema nervioso a la calma y al equilibrio”, afirmó la experta.

3. Caminar en forma lenta todos los días. “Tan solo 15 minutos ayudan a mantener un funcionamiento del parasimpático de forma adecuada y a contrarrestar los efectos de estresores de la vida cotidiana”.

4. Realizar actividad física de ritmo lento, como yoga o tai chi chuan. “Los movimientos lentos son aquellos que estimulan la activación del sistema parasimpático que nos retorna al equilibrio”, señaló.

Caminar despacio al menos 15 minutos por día puede ayudar a contrarrestar el impacto del estrés sobre el sistema nervioso (Imagen Ilustrativa Infobae)

5. Buscar espacios verdes o azules. “Los espacios verdes y los espacios azules estimulan la liberación de serotonina, que brinda bienestar a largo plazo”.

6. Fomentar vínculos afectivos saludables. “El contacto con amigos, con familiares, con gente que uno quiere y que lo quieren a uno, también ayuda a relajar y a activar al sistema parasimpático”.

7. Evitar pantallas al menos una hora antes de dormir. “Es importante no utilizar las pantallas azules de teléfonos, computadoras o tabletas durante la hora previa a dormir”, señaló la especialista, y agregó que también conviene evitar mirar televisión en el dormitorio.

Tener mantas pesadas es algo que reconforta y que ayuda a relajar, explicó la doctora Gabriela González Alemán (Imagen Ilustrativa Infobae)

8. Cenar temprano y dormir antes de las 23. La doctora explicó que durante la noche el cerebro activa procesos de limpieza y restauración que no funcionan igual si nos dormimos muy tarde. Acostarse después de medianoche o usar pantallas hasta altas horas interfiere con estas funciones y evita que el cerebro se recupere por completo, advirtió la experta.

9. Usar frazadas pesadas durante el invierno. “Tener mantas pesaditas es algo que reconforta y que ayuda mucho más a relajar que cuando estamos con la cama liviana”, afirmó la doctora.

10. Evitar la calefacción excesiva durante la noche. “No la tengamos a 28 grados, así contribuimos al medio ambiente, que también es algo que nos puede hacer muy felices”, concluyó González Alemán.